Recreando recuerdos (Maria Paula, tarde nublada)

Recuerdo perfectamente esa noche como si fuera ayer, era 31 de Diciembre del año 1969, mi padre había invitado a todos sus socios a casa a festejar el año nuevo.

Todos desde muy temprano llegaban para hospedarse en la enorme casa, yo a mis escasos 17 años, me la pase mostrando las enormes instalaciones de mi "casa" y coqueteando con las hijas de los socios de mi padre, todo un Don Juan, y todas ella felices de que alguien como yo las notara.

Rápidamente se fue haciendo de noche y el gran salón se fue llenando de mesas para los muchos invitados y para colocar la comida, la orquesta comenzó a ensayar por ahí de las 6.30 para iniciar a tocar a las 8 que era cuando se abrirían las puertas para que los invitados entraran.

A las ocho de la noche las enormes puertas de cedro se abrieron para dar paso a miles de invitados, muchos solo con su "pareja" temporal, como llamaban a sus amantes, otros con la familia completa. Todos con trajes muy elegantes y abrigadores. Unos tomaban sus asientos, otros andaban saludando a medio mundo, algunos niños corrían por ahí o salían al patio.

Todos menos Rodrigo Rivera, el socio mas importante de mi padre, se podía decir que era como un segundo hijo para mi padre, ya que era el hijo de su mejor amigo, casi su hermano. Era un mexicano, que realmente me agradaba, simpático, trabajador, el hombre mas rico de México. Nunca lo tome como un modelo a seguir, según me pedía mi padre, yo también era un tipo rico y muy inteligente, pero eso era lo único que el tenia, yo ademas de eso deseaba tener a todas las hermosas mujeres del mundo, todas.

Por ahí de las diez de la noche, ya habíamos algunos bailando, yo tenia entre mis brazos a la hermosa Helena Rubin, con un cabello que parecía de oro de 24 kilates, unos ojos de rubí, un cuerpo de diosa, y unos labios que deseaban ser arrancados a mordidas a sus solo 15 años. Parecía una muñeca.

Fue entonces que al dar una vuelta mis ojos miraron directo a la mesa de mis padres donde Rodrigo estaba saludando a la familia. Como siempre, totalmente perfecto. Se movió ligeramente y fue cuando vi lo que lo convertía en aun el hombre mas perfecto, una mujer como ninguna otra, lucia un poco mas joven que el, toda una dama, ojos grandes y muy oscuros, cabello negro azabache amarrado en un chongo, su piel morena reflejaba el calor que traía dentro, y para cubrir su escultural cuerpo, un vestido negro entallado con un escote que dejaba poco a la imaginación, demasiado buena para Rodrigo.

Volví a la realidad cuando Helena movió ligeramente mi hombro obligándome a regresar la mirada ella.
-Oh, Helena, hermosa, me disculparías un segundo?, es que ya llego mi "hermanastro" - le di un ligero beso en su suave mejilla y fui a presentarme. Por que me conformaría con una niña que parecía muñeca, si podía tener a una hermosa mujer con clase.

Llegue directo a donde estaba Rodrigo y le di tres palmadas en la espalda, mirando un poco a su acompañante, quien lo agarraba fuertemente de un brazo, y apenas se alcanzaba a ver su manita izquierda donde portaba un fino y hermoso, tanto como ella, anillo de matrimonio, pero seguía sin ser un impedimento.
Hasta mi llegaba su embriagante aroma tan exquisito como único.

-Hola Rod, cuanto tiempo sin verte - le sonreí fríamente mientras volteaba a ver a su mujer - veo que por fin nos das el placer de conocer a una mujer que te acompañe - el hombre enserio tenia un muy buen gusto, incluso con las mujeres, y se había encontrado con una joya verdaderamente preciosa.

-Antonio Laurel - estire mi mano derecha para tener la dicha de tocar unos segundos su piel de terciopelo.

Hermosisima, con un carácter que te hacia temblar, esa mirada que traspasaba el alma y con ese acento tan excitante como era el español, uy me volvió loco de inmediato, enmarcando todo aquello ese nombre tan fuerte, lo único que sobraba ahí era el apellido incluido, por supuesto, el tipo que tenia del brazo.

Había escuchado hablar de mi, y de mis malas mañas, ya sabia que iba por todo con ella, por ello no le sorprendió que fuera como un león hambriento a saludarle, y ahora tenia tanta hambre de ella, solo esperaba que no se notara que ya la estaba viendo desnuda.

Mire hacia atrás para verificar lo que decía sobre Helena, que ahora lucia tan pequeña comparada con la mujer escultural que tenia frente a mi.

Volví a mirar a Paula, quien levantaba una ceja en forma de burla y reto, - ya hemos bailado mucho, ademas tengo bien acostumbrado venir a saludar a cada invitado, ella disculpara, ninguna se resistiria a mi - dije en tono burlón, a partir de hoy bailar con cualquier mujer seria aburrido si no se trataba de Paula.

De pronto la música cambio, ni siquiera supe de que canción se trataba pero fingí saberlo - oh, Rodrigo, me permitirías bailar esa pieza con tu esposa? - dije aquella palabra tan horrible para darle un poco de confianza al tipo - después, si ella quiere te la devolveré con todo gusto. No planeo robármela, te lo aseguro, hasta ahora no me he robado a ninguna. - pero debia notar la advertencia entre lineas, hasta ahora .

Ya me estaba imaginando que pasos usaría, y como le haría para tocar la mayoría de su cuerpo sin que se notara, y sin que ella lo tomara a mal, como se notaba que era, no pensaría dos veces en voltearme una bofetada, y eso si que no lo quería, arruinar nuestra relación a la primera no estaba bien, necesitaba mucho de ella.

Paula Rivera era un verdadero reto para mi, tan seductora, estaba completamente fascinado con cada gesto, cada palabra que salia de esa dulce boca y así mover esos labios que deseaba mas que a nada en este mundo.

Al oír lo que dijo cuando pedí a Rodrigo me permitiera bailar con ella me sentí un completo idiota, aun así accedió, presentándome el primer reto, mostrarle que tan bien podía bailar yo, y bueno no me gusta presumir pero no soy nada malo en eso,bailo tan bien como un cubano.

La tome por la cintura, tan delgada, ella ya tenia su rostro cerca de mi, así que el ligero jalón que le di para pegarla por completo a mi cuerpo, no fue nada y espero no lo haya sentido como una ofensa o maltrato.

-Tienes razón Paula, me disculpo por pedirle a Rodrigo y no a ti el que bailáramos, ha sido una verdadera descortesía de mi parte - dije cuando ya la tenia muy cerca de mi para poder susurrar y que me escuchara con total precisión.

Lo que hacia aun mas perfecto el momento, es que casi todos los invitados estaban bailando, y yo la pude llevar bastante lejos para que Rodrigo no fastidiara.

Después de algunas piezas, y de haber dicho solo una ocasión - ya ves que no parezco un ingles cuando bailo?- decidí hablar con ella con total confianza.

-Sabes Paula- me hubiera gustado decirle preciosa o algún adjetivo pero sonaría como si le estuviera hablando a una sexo servidora a la cual no me hubiera importado conocer su nombre, pero yo no quería a Paula solo para sexo - no me gusta darle vueltas a las cosas, soy muy directo, y cuando me gusta algo, lo obtengo, cueste lo que me cueste, y tu no me gustas Paula, no no nada de eso - me acerque a uno de sus oídos y dije - yo te deseo Paula, lamentablemente hay muchos espectadores como para hacerte el amor ahora mismo, y no te quiero un día, ni dos, no se cuanto te voy a querer conmigo, pero ahora te quiero, y en mi alcoba no hay gente. Se lo dije, sin mas ni mas, como iba, y como lo sentía, solo quería su aprobación, y en segundos ya estaríamos los dos en mi cuarto.