Volverte a ver(Anya, Roberto, libre. Tarde)

Corria con el viento golpeando mi rostro con una fuerza descomunal a causa de la velocidad a la que corria por el bosque, los arboles pasaban a mi lado con suma velocidad que se perdian haciendose un borron verdoso y sin forma. Regresaba al pueblo donde residia Anya, mi gran y unico amor en este mundo devastadoramente solitario. Franco y yo teniamos asuntos pendientes, al igual que los tenia Con Maximiliano y otros mas con Matt, todos y cada uno de ellos eran diferentes en su totalidad, pero la similaridad que tenian era que terminaria a un fin comun, desaparecer al estupido neofito de la faz de la tierra.
Comenze a conocer el lugar, unas cauntas cosas que recordaba por mis pocos frecuentes recorridos por ese sitio, despues de estar tanto tiempo alejado de ese lugar, haciando planes y trazando lo mejor para mi, regresaba a ver a mi Anya, la unica que ocupaba mi corazon y mi cabeza. Recorri el bosque indeterminadas veces para ver, si por casualidades del destino, me encontraba con anya o mejro aun con Franco y desaparecerlo de una buena vez. En una de mis pasada un aroma dulzon y memorizado para mi me atropo por completo. Anya estaba cerca y eso me llenaba de alegria. Corrie en direccion del aroma y pronto la vi, tan hermosa y pura como era ella, con ese halo de paz rodeandola constantemente, epro no estaba sola, un tipo de cabellos negros la acompañaba, por lo menos no era su bestia que ella misma llamaba novio. Me acerque dejando que una sonrisa iluminara mi rostro, sentia una extraña sensacion fluir por mis celulas.-Anya...No sabes cuanto te he extrañodo. Tanto tiempo sin verte me hace un daño irreparable.- Dije mientras me acercaba lo suficiente a ella y abrazandola por detras, besando sus cabellos color caramelos.

Era totalmente increíble que una vez más estuviera alimentándome de animales, ahora sentía menos vergüenza que con Luna, Roberto era diferente, más comprensivo. Caminaba de regreso a casa en silencio mirando las nubes correr con calma, el suave viento jugaba con mis cabellos y no existía sonido que no fuera el de un bosque "normal". Toda la mañana me la había pasado acompañan de Roberto, inusual que saliera con él a cazar, normalmente lo hacía solo, la cosa estaba en que no me gustaba estar encerrada en casa acompañada de un vampiro al que no le dirigía la palabra. El sol estaba poniéndose en el cielo, escondiendo sus rayos abriendo así el paso a las penumbras de la noche. Me sentía ansiosa de ver a Franco, quería que me contara todo sobre su primer día en la escuela, esperando que no matara a nadie, que todo estuviera bien. -Esto es algo totalmente extraño, sabes.-Dije riendo a Roberto, en verdad era extraño que no estuviéramos cerca de nuestras parejas, o por lo menos mi pareja.
Algo me saco de orbita, unas manos frías rodearon mi cintura sin previo aviso, acompañados de unos labios, igualmente fríos, posándose en mi cabeza. Creí que eran Franco o tal vez Maximiliano, pero no esperaba encontrarme con él, no ahora que todo parecía ir en el rumbo correcto. No ahora que me había olvidado de él. Las palabras de Yaeel me desconcertaron completamente, aún seguía sin entender que no lo quería.- Yaeel...-Dije buscando a Roberto con la mirada, en búsqueda de su ayuda, mientras me quedaba paralizada en el mismo lugar.

El hambre ya se había apaciguado, aun así seguía la ansiedad, sabia perfectamente que la causaba, pero trataba de ignorar esa sensación cuidando de que Anya no sufriera ningún rasguño, tal ves ella tenia experiencia en esto, o tal ves no, no lo sabia, aun así me alimentaba en un lugar donde pudiera auxiliarle en caso de que lo necesitara.
Había sido fácil, de vez en vez nos dirigíamos una o dos palabras, nada formal.
-Claro, siento la misma ilusión que tu de volver a casa, como mariposas en el "estomago"- fue ahí cuando la descuide, volví mi mirada en otra dirección, imaginando ese rostro que vería al volver a casa.
De pronto una voz masculina me anuncio que teníamos compañía, cuando mire hacia Anya nuestra compañía se encontraba pegado a ella como una sanguijuela, que asco me dio verlo, lo que empeoro cuando imagine que ese tipo era Antonio y Anya mi Luna.
Fui directo a el y lo empuje lejos de Anya - muchas veces es agradable sorprender al ser amado, siempre y cuando este te corresponda, pero en este caso no es así, incomodas a la señorita.

No existia nada que no fueramos Anya y yo atrapados en esa burbuja que tanto me encantaba y que solo con ella podia ser posible concebirla. Podia quedarme asi de por vida, ella sería mi alimento de ahora en adelante. Todo paso con suma velocidad, como suele suceder en mí caso. Ya no sentia el calor emanado de Anya en mis brazos, ahora volaba por los aires. Amortigue el golpe, callendo con gracia con ambos pies. Ahora la furia me recorria desde la punta de mis pies hasta llegar a mi cabeza, nublando todo pensamiento que tuviera que ver con la paz y alegria que me causaba ver a Anya, haciendome una bestia, tratar de arrancarle la cabeza al tipo era lo mejor que se me ocurria. Respire un par de veces para tranquilizarme, esa furia que tanto guardaba solo estaba canalizada hacia Franco, no a los amigos de la razon de mi existir. Di un par de pasos para acercarme mas al vampiro y a Anya.-Esa no es una decision que tu debes tomar.-Musite en el tono mas frio que me era posible, si se disponia a entrometerse desapareceria, pero yo no hacia el trabajo sucio, Matt con gusto lo haría.-Anya, mi amor, lamento tanto haberte asustado de esta manera.-Dije mientras la ternura regresaba a mi voz.

Imposible tener toda la felicidad en este mundo, siempre existiría alguien que deseara tu muerte o tu infelicidad, nunca conseguirías esa paz y alegría que tanto deseabas, justamente eso me pasaba frecuentemente. Siempre que creía que todo estaba corriendo de la manera correcta, sin declives algunos, aparecían Amelia o Yaeel, haciendo de mi vida un suplicio, nunca había conocido a personas más persistentes y obsesivas que ese par de hermanos poco comunes.
Agradecía a alguna fuerza del destino, o lo que fuera que llevaba mi vida por este declive tan estúpido, que Roberto fuera quien me acompañara. Aventó a Yaeel varios metros lejos de mí, no perdí oportunidad alguna y no deje que Yaeel se volviera a aprovechar, abrace fuertemente a Roberto de la cintura, aferrándome a él con todas mis fuerzas que se necesitarían mas de dos hombres para desatar el nudo de hierro que había forjado con mis brazos alrededor de su cintura, y escondí mi rostro en su pecho. Esto era una pesadilla total. Por un momento pensé que todo acabaría en una pelea insulsa, todo porque Roberto pedía más respeto, así de simple. Trague saliva y voltee a ver a Yaeel, quien nuevamente se acercaba a nosotros, no lo permitiría. Hice explotar algunos árboles que había a su alrededor, junto con algunas rocas, y el suelo exploto haciendo volar la tierra que pronto caía bañándonos en ella. Era como si una bomba hubiera caído en ese lugar.-No quiero que te acerques ni un paso más, te advierto que no fue mala puntería lo que viste.-Musite tan fría, que ni yo misma me reconocía.

Conocía a la perfección a este tipo de "hombres", si así se le podía llamar a un animal como este, se lanzaría contra mi, golpeándome un par de veces, creyendo que así mantendría a la chica a su lado, mostrándose como todo un macho.
O tal ves no, que fue lo que realmente hizo, solo cambio el tono de voz diciendo algo como "a ti que te importa", en sus propias palabras.
Anya respondió de inmediato, su actitud decía mas que mil palabras, se amarro a mi, como si verdaderamente este tipo le diera miedo. Lo cual dio un cambio drástico, algunos arboles estallaron junto con unas cuantas rocas, al igual que la tierra, supuse que quien estaba creando todo ese desastre era el tipo, pero me equivoque.
Lo estaba haciendo Anya, la niña a quien yo estaba "protegiendo" hacia cosas realmente impresionantes, me quede con el ojo cuadrado.
-Parece que la señorita ya tomo su decisión- dije burlonamente.

Me pare en seco cuando los árboles y todo lo que exisitia a mi alrededor comenzo a estallar inesperadamente. Esperaba que yo no saliera volando en miles de mi llones de pedazos, sabia perfectamente bien quien causaba esas explociones y no la culpaba. Si Anya se ponia inestable las cosas comenzaban a volar en pedacitos irreconocibles, me tomo por sorpresa saber que lo estaba causando con el fin de elajrme o destruirme, nunca la habia visto usar su don en contra de alguien para dañarlo. Sus palabras frías atravesaron mi corazon inerte como dagas, haciendolo sangrar de manera horripilante. Las burlas del vampiro no fueron de gran ayuda. Me deje caer de rodillas al suelo, poniendo mi mano en mi pecho, si pudiera llorar lo haria ahi mismo. Me estaba desquebrajando una vez mas por culpa de ella.
No entiendo por que me haces esto. No entiendo por que me martirizas.