Cambios (Paula, Anya, libre. Tarde nevada)

La amenaza se hizo flotar en el aire. No me dañaría a mí, pero si a la adoración de Katherine y la adoración de Yaeel, osea, Paula y Anya.
Ellas no me preocupaba, Paula sabía perfectamente bien como defenderse, e inclusive vengarse si así lo deseaba.
Anya, su simple don me hacía estremecer, si deseaba en segundos las dos vampiras se podrían volver polvo, en miles de fragmentos como si se hubiese roto un cristal.

Solté una risa burlona por unos breves segundos y luego solo deje esa sonrisa llena de burla que tanto era parte de mí. Aquí ellas no venían a ponerme regalas, las reglas las hacía yo. Jugaban mi ajedrez, no el suyo. Así me torturaran no diría nada si no se me antojaba.

-Muy bien, corre ve a dañarlas. Solo que Katherine no estará muy contenta en que lastimes a su adorada "Marie", y yo no estaré nada agradecido de que dañes a mi pequeño querubín, pero hazlo si así demandan tus sentidos.- Dije con voz retadora y una mirada llena de arrogancia.

Ellas no sabían el poder que tenía yo para manipular a las personas, aquel poder llamado persuasión.
Si quería podía hacer que Katherine convenciera sus amigas a enfrentar a los Cullen, y si no me daba la gana no lo haría, así de simple era el asunto. Todo dependía de mí.

-Vienen a mí a pedírmelo, tal vez en un punto hicieron lo correcto.-Inquirí nuevamente-Amelia y yo no nos agradamos, sinceramente. Pero por otro lado, Amelia adora a Katherine y por ella podría hacer hasta lo imposible, solo por ella, no por nadie más, obviamente Kathy no se los dijo o ustedes no le preguntaron nada al respecto... Y por otro lado Kathy no estará dispuesta a pedírselo a Amelia, no si ustedes se lo ordenan, solo lo hará si yo se lo pido. Así está el asunto, mis queridas Vulturis. El control aquí lo tengo yo.- Finalice mi casi eterno diálogo.- Ustedes saben lo que piden y como lo piden, no importa que me torturen o me mantén, ya que todo está colgando de mis manos como podrán darse cuenta.

Mi enojo explotó insensato e incontrolable, lanzé miles de imágenes estruendosas de mi mente la suya, creo que era de sobra, de por sí mis muecas demostraban mi inconformidad y mi ahora impotencia.
Por un momento pensé en transmitir imágenes de mis pensamientos, pero sólo una escapó, Katherine iba a sufrir mucho, la veía doblegada ante el inmenso poder de mi presencia. No lograba consevir que Matt me controlara así de sencillo.

Un pequeño grito salió de entre mis perfectos labios, mi seño se frunció, non podía controlar mi ira, simplemente intentaba mantener un imágen oscura en la mente de Matthew, intentaba cegarle, y era una experta usando mi don, pero mi descontrol no me dejaba proyectar del todo esa inmensa y densa negrura ante ese personaje intensamente desesperante.

-Matt, veo que eres un genio en esto de las estrategias, actúas más por instinto que por compromiso, pero debes saber que no soy una chica fácil, y que no voy a negar que debería tomar en cuenta otras opciones, pero siempre viví en un ambiente así, no logro ser una chica buena...- Dí un paso hacia él, tomándolo por su hombro, ahora proyectando en su vista un paisaje reconfortante. -...aunque aveces he intentado cambiar, quisiera un día salir contigo, para hablar acerca de...- Imaginé la ilusión que plasmaría, y trataba de confesar algo muy importante, sabía que él podía ser muy útil, pero también mi ilusión ayudaría a mi persona a ser distinta y lograr mi sueño, ese sueño que Matt y yo veíamos simultaneamente: Yo, Sulpicia Vulturi, inconparable y vil mujer que su eternidad la ha vivido en ruina, horror y dolor, pero que ahora deseaba vivir de una forma distinta, que deseaba cambiar radicalmente por el bien.

No podía dejar que alguna persona viera mi mente y mis futuros propósitos: ser niña buena. Sí. Algo increíble e inimaginable, pero verdad.

No pudo contener más su enojo y exploto como supuse que lo haría. Era como una bomba que corría contra tiempo, solo era cuestión de que colmara el vaso de su paciencia, que a decir verdad no era mucha.

Yo sabía perfectamente y a conciencia que existían muchos vampiros con dones inigualables. El ejemplo lo tenía dentro de mi casa, frente a mí con Katherine y con Amelia, junto a la hibrida Anya que poseía el más horrendo don de las tres. No sabía si Paula tenía o no don, pero Yaeel y yo estábamos sin don. En escénica el 50% tenían dones.

Entonces debía esperar a que ambas vampiras, tanto Jane como Sulpicia, tuvieran un don, un truco bajo la manga. De hecho estaba consciente de que Jane si lo tenía y no era anda agradable, eso en palabras de la misma Sulpicia. Pero no me podía imaginar qué tipo de don tenía la ama de Jane.

Luego de soltar mi largo discurso sobre quien tenía le poder dentro de la casa unas imágenes devastadoras entraron en mi cabeza, no eran producto de mi propia imaginación. Simplemente yo no concebía ese tipo de imágenes atroces sobre Katherine. No me agrado para nada esa imagen que podría ser un futuro si no jugaba bien mis cartas.

Luego un chillido salió de los labios de la rubia y parpadee un par de veces, volviendo a enfocar mis ojos en ella, ya que tenía mi mirada perdida en el vacío solo contemplando la imagen de mi Katherine. Luego soltó unas palabras que debía sopesar cuidadosamente.

Comenzó a desviarse del tema original. ¿A que venía todo eso de querer ser buena con el hecho de querer destruir a los Cullen, o incluso a Katherine? No lo comprendía.

Fruncí el ceño tomando un gesto severo. Le dedique una mirada gélida, y todo rastro de amabilidad desapareció de mi angelical rostro. Yo no era su marioneta, no me utilizaría a su antojo. Yo acostumbraba a ser el titiritero, no ser el títere.

-Bien, te puedo ayudar con Amelia. Se lo pediré a Katherine, pero si ella quiere si no, no la voy a obligar a nada.- Dije con desdén.- En cuanto a tu bondad... Seamos sinceros ese sentimiento no existe en ti, y mucho menos en mí. Naciste siendo mala y siempre serás así, querida. A ti lo único que puede hacerte feliz es derrocar a los Cullen ¿No? Pues bien ya tienes mi ayuda y la de Katherine, la de Amelia no te la garantizo.- Sentencie con la misma hostilidad y luego me acerque a su oído canturreando unas palabras amables pero amenazantes al mismo tiempo.- Créeme que si me llegas a traicionar, y traicionarme me refiero a lastimar a Katherine, me las vas a pagar muy caras, Sulpicia. No me conoces del todo y por tanto no sabes de lo que soy capaz.- Me aleje y sonreí maliciosamente.

Me dispuse a confesar sólo para Matt.

Ya no había más bruma sobre mi mente, me consentré en mostrar más videos creados hace mil desdichados momentos. -Matt, querido, creeme, mi palabra nunca la rompo, de eso debes estar severamente seguro, y te digo lo que es mi verdad.-

Los ojos de Matt debían estar completamente concentrados en lo que mi mente proyectaba: Los tantos y tantos recuerdos viles y crueles en que sufrí al lado de Aro, y los precisos instantes en que planée vengarme de él. Mi primer plano de venganza fue hacerlo creer que seguiré con él mi eternidad completa, seguido encontré la oportunidad de llevar a los Cullens, todos ellos a Volterra, con el pretexto de que aro quería hablar con ella; y así fue, Aro me lo dijo, que les tendería una trampa, pero me dispuse a ir yo misma para hacer las cosas más creíbles, ninguna persona en Volterra sabe o intuye siquiera lo que tramo.
Las imágenes cesaron en el fin de aquel persona que me mantuvo en su sombra desde que me tuvo con él.

-Matt, esto es serio, y mi palabra ahora contigo es decirte la verdad, todo lo que acabas de ver es verdad, Aro nunca me tomó en cuenta como la esposa que era, le preocupó más sus ambiciones que mantener viva esa escencia de una mujer, su felicidad, lamentablemente sólo la hayé en la tristeza y el sufrimiento ajeno.- Me estremecí ante la vergüenza que me causé por tantos años.

Giré mi cuerpo, por más que quisiera...no podía mantener la vista en esos ojos que me examinaban desde mi llegada.

-Mi plan se vasa en que en cuanto Nessie esté con Aro, yo distraeré la guardia Vulturi y la mantendré alejada, es obvio que los Cullen no dejaran que Aro haga cualquier cosa con Ness, y mientras tanto me encargo de la guardia, haré una revuelta en contra de quienes siempre estuvieron conmigo, y ahí es donde entran ustedes, sólo quisiera que avalaras mi verdad, quiero acabar con Aro...Él es mi único blanco.-

-Aun no acabo de hablar, pero me inquieta saber si cuento contigo.-