Evadiendo mis problemas (libre, frió amanecer)

Al saber la noticia de que Luna había vuelto con Roberto, un extraño sentimiento me invadió, o mas bien, eran dos sentimientos, y no sabia cual me dominaba mas.
Si, estaba muy contento de que mi mejor amigo estuviera con quien amaba por fin. Pronto seria la tan esperada boda, y claro yo tenia que asistir, pues por una extraña razón quería hacerla de un modo muy humano, a y claro, para mejorar las cosas la querían en mi trasatlántico. Lo cual me emocionaba, siempre era grato tener una boda abordo, y ahora era aun mejor, pues seria de mi casi hermano Roberto Giorgio Falleti Da Silva, y su prometida, la hermosa Luna Louvier Peñalver, de quien me encontraba enamorado.
Y el otro sentimiento, o sentimientos, de los cuales me avergonzaba, estaba, como ya dije, enamorado de la prometida de mi mejor amigo, por lo cual sentía odio hacia el; lo que hizo que en cuanto Luna me pidiera que le rentara el barco para su boda lo ubico que pude decir fue "se los presto el tiempo que lo quieran", minutos después de escuchar sus agradecimientos y ver lo felices que se encontraban por mi buen acto del día, huí a una playa cerca de Seattle, donde me tire a mirar como avanzaban las estrellas, fingiendo pensar, pues por mas que me esforzaba no podía, imaginarlos casándose en mi barco me causaba calosfrios.
Comenzaba a asomarse el sol cuando decidí que debía ir y aceptar lo que estaba pasando, ellos se casarían, yo jamas pase de ser el amigo de Roberto para Luna, y tenia que aceptarlo y ya.
Era el momento de volver.

Estaba perdidamente enamorada de Andres, era un vampiro único, tan diferente a mi, trabajador, exitoso, de un gran corazón y caballeroso. Y yo era todo lo que el podría desear, una mujer hermosa, refinada, que en mis momentos difíciles olvidaba serlo, lucia bien en las revistas, sabia lucir como la esposa modelo, el único problema es que el no quería lo que yo era, el quería a la noble Luna, quien estaba enamorada de su mejor amigo y estaba por casarse.
Un día me encontraba en Seattle alimentándome plácidamente cuando un nítido aroma llego hasta mi, era el de Andres, andaba cerca, supuse que seguramente también se estaba alimentando, así que decidí hacerle compañía.
No se estaba alimentando, estaba tirado en la playa como un humano cualquiera, me quede mirándolo, tan perfecto como ninguno.
De repente se levanto, por lo que yo lo imite, me levante y sacudí la arena que se pego en mi ropa.
Deje que me miraba, sabria que lo estaba espiando, pero que mas daba.
Levante mi mano en modo de saludo y dije -hola- muy bajito.
PERO QUE SENSACIÓN TAN EXTRAORDINARIA, un sonrisa dulce se dibujo en mi cara, sin pensarlo.

Me levante con suma pesadez, no quería volver, pero debía hacerlo, no hacer tan evidente mi dolor.
Vire y me lleve una de las grandes sorpresas de mi vida.
No comprendía, se encontraba ahí, a escasos metros de mi esa mujer tan rara, y un tanto paranoica que había estado esculcando las cosas de Luna.
Tenia una cara llena de dulzura que por poco y no la reconozco.
Supuse que no era a mi a quien estaba saludando así que mire a todas direcciones pero no había nadie mas que yo en la dirección que ella miraba. Seguramente se trataba de una broma.
Entonces hice lo que un caballero tiene que hacer, quería ignorarla, seguramente estaba loca, pero no se vería bien que la dejara ahí con sus alucinaciones. Me acerque lentamente hacia ella.
-Hola, necesitas algo, o me estas confundiendo con alguien mas?

Era lógico, mi presencia le saco de onda, y pues claro, comprendía, nosotros apenas si nos conocíamos, y el que yo estuviera ahí anonadada mirándolo no era cualquier cosa.
Camine rápidamente la distancia que el aun no terminaba de recorrer, de cerca era aun mas hermoso, lo cual era casi imposible, pero nosotros eramos algo que los humanos creían imposible.
Sonreí nuevamente, y me quede un segundo contemplándolo, ¿como es que alguien como el se fijaría en una mujer como yo?, me costaría mucho trabajo llegar a su corazón de marinero. Pero de que lo lograría, lo lograría.
-Hay Andres, como te podría confundir, si eres único, un carnívoro bondadoso, ademas de caballeroso, de esos ya casi no hay.-tenia ganas de acariciar su perfecto rostro, pero eso ya pasaba la raya.- Tu si te acuerdas de mi no Andres?

Esta mujer quería algo, tal ves mas información de la que ya había conseguido acerca de Luna. Pero buscaba en la persona equivocada, yo no sabia casi nada de ella y aunque la supiera, no se la diría.
Se acerco rápidamente a mi, y claro, no estaba confundiéndome, yo era a quien buscaba.
-Pues, no se con que tipo de vampiros se haya topado, y para serle sincero, y terminar con las presentaciones, no recuerdo su nombre, - quería que fuera al grano, me aburrían las cosas lentas- pero supongo que si esta aquí buscándome, es porque necesita alguno de mis servicios. Vamos, dígame ¿que quiere?.

Su frialdad combinada con su caballerosidad nata resultaba muy hiriente, incluso para alguien como yo, que estaba acostumbrada a tratar a si a la gran mayoría de la gente, lastimaros sutilmente, apuñalarlos por la espalda, en otras palabras.
Y el quería mi sinceridad, pues la tendría, para que tanto rodeo, si me salia fácil decirle sus verdades a la gente. El problema acá es que le tomaría muy de sorpresa que yo le dijera que estaba enamorada de el.
-Me llamo Maria Paula, pero prefiero Paula, y pues para serte franca, estoy aquí - ya estaba hablando y aun no sabia que le diría, mi espontaneidad parecía estar apagada- porque vine a comprar algunas cosas, pero me cruce con tu aroma, y la verdad me pareciste alguien interesante, y me gustaría conocerte. Eso quiero Andres.
No sabia que tan directa había sido, esperaba que no mucho, o que al menos el no lo notara.

Mentía, claro que lo hacia, que le podía resultar interesante a una mujer como ella de mi persona, un vampiro que estaba enamorado del mar.
Inconcebible, yo no era lo suficientemente interesante, solo para aquellas mujeres con suficiente dinero como para pagar un peaje en mi navío y conocer a ese capitán del que todos hablaban en los puertos, siempre joven, y aun así, con la experiencia de un anciano. Siempre llegaban a mi camarote, o algún lugar donde habían planeado una excelente cita, me miraban, les sorprendía mi aspecto, un hombre de la mar blanco como la cal, de miradas distante, y pensamientos lejanos como siempre trataba de lucir ante ellas, evitando cualquier absurdo enamoramiento, que terminaría con su cuello dentro mi boca, así su fascinación por mi pararía antes de comenzar.
Aun recordaba aquella ocasión. Mi navío comenzaba a hacerse famoso, salir en periódicos, entre otras cosas. La gente de clase alta tomaba fascinación por el. Así un día, mientras paseaba por ahí saludando a la gente, una chica pidió una cita conmigo, a la cual no pude negarme, ella era verdaderamente encantadora. Todo marchaba de acuerdo al plan, cenar con ella platicarle algunas cosas sobre mi, etc. Lamentablemente este era mi primer viaje largo y llevaba días sin alimentarme para no terminarme las provisiones antes de tiempo. El destino quiso que la chica se cortase torpemente con el cuchillo mientras partía su carne. Trate de no respirar, mirar en otra dirección, pero no pude controlarme y me lance a ella. Cuando fui cociente de mis actos, la chica yacía muerta entre mis brazos. No sabia que hacer, afortunadamente solo ella y yo sabíamos de nuestra cita, así que planee perfectamente su muerte. Al siguiente día todo el barco sabia que la chica se había cortado con una navaja dentro de su camarote, y al no ver efecto decidió caminar hasta la borda de donde se lanzo. Jamas me perdone el haberlo echo, y menos mentir de ese modo para salvar mi reputación en la sociedad.
Y ahora Maria Paula decía interesarse en mi, no podía creerlo. Hasta que descubriera que era lo que realmente quería, o me demostrara que en efecto solo quería conocerme, diría el dialogo que siempre uso con las jovencitas que se interesan en mi.
-Bien Señorita Maria Paula, me sorprende con eso que me dice, usted, interesada en conocer a un simple vampiro como yo, que halagador. -me senté en la arena- Tome asiento, dígame, que quiere saber de mi.

Su tono de voz tan dulce diciendo esas palabras tan lindas, me recordaban a las muchas entrevistas que había dado a lo largo de mi vida, pero en este caso yo era la periodista.
No sabia si lo que estaba haciendo era producto de un sentido del humor el cual yo aun no conocía, o solo estaba siendo amable conmigo.
Sonreí abiertamente y tome asiento tal y como el lo pidió.
-Yo,- sentía que tartamudeaba, quería aclarar mis ideas pero era casi imposible, quería hablar y hablar y hablar- Andres, quiero saberlo todo en absoluto, desde donde naciste, quienes son tus padres, como es que te convertiste en vampiro, que hacías antes de llegar a Forks, todo en absoluto. - no sabia si el estaría dispuesto a confiarme tantas cosas que probablemente era importantes para el, pero eso era lo que yo quería saber, todo.

No sabia si ella era la persona adecuada para hablarle de mis cosas, pero que mas daba, tenia tantas ganas de sacarlo, que no importaba quien fuese el oyente, yo hablaría ahora.
-Admito Maria, que nunca eh hablado como ahora lo haré, porque necesito hacerlo, y usted es la primera persona en quien puedo dejar mi secreto a salvo, porque lo compartimos, que se a interesado en conocerme realmente. Yo siempre he sido un hombre de la mar, así fue como llegue a esto, a lo que no me costo trabajo acostumbrarme, si, extrañe un tiempo la dicha de ser un ser con vida, y de poder dar vida, eso es lo único que me hace falta, siéndole sincero mi ideal era formar una familia, tener hijos, cosas así, pero me lo quitaron y a cambio me dieron esto, la vida eterna, volviendo imposible mi sueño, admito que estoy muy agradecido por ser lo que soy, los humanos pasan por muchas etapas en sus vidas, en ocasiones no logran la felicidad absoluta, y no digo que nosotros si, pero tenemos la posibilidad de pasar por mas etapas, convertirnos en mejores personas, y es eso por lo que estoy realmente agradecido Maria.- suspire profundamente pare continuar con lo que realmente ella quería saber después de mi tonta introducción- Roberto, quien es el autor de esto que soy, me ayudo mucho, también con el estoy sumamente agradecido, es el único amigo que tengo, y lo quiero en verdad, como a un hermano, aun que en ocasiones lo veo mas como a un padre, el trato de hacer que me quedara con el, pero no pude, siempre fui libre, e ingratamente lo deje, no me arrepiento de ello, si yo hubiera estado aquí, tal ves hubiera sido muy diferente su historia con Luna - probablemente yo ocuparía el lugar de Roberto- lo cual seria muy desafortunado, - mentí - tal ves así tu amigo Antonio si se hubiera salido con la suya; continuando, me fui a la mar, gane dinero en pequeños viajes y así logre comprar un trasatlántico, muy famoso por cierto, y lo ame, era feliz todo el día mirando el mar, controlando el timón, sin necesidad de descansar, pero un día, me canse, me aburrí, y volví a la civilización, con la excusa de felicitar a mi amigo por sus futuras nupcias, pero malditas casualidades, tu amigo ya se había metido entre mi mejor amigo y su prometida, y yo, al no saber quien era Luna, la veo y su belleza tan única me impacta, poco tiempo después me entero que ella era la futura esposa de mi mejor amigo, golpe bajo, poco después me doy cuenta que ella era idéntica a una mujer a la que yo había amado con el alma, Denisse, única, igualmente, pero no era ella. Y lo mas ridículo y absurdo, los tres nos declaramos la guerra, que ganara el mejor; par de ilusos Antonio y yo, el único y le mejor siempre fue Roberto, triste, mucho muy triste, pero así debió ser siempre, y ahora me encuentro aquí, al borde del abismo, sin saber si volver a la mar, o quedarme, para verlos ser felices, mientras yo hago mas grande mi soledad. Que le parece mi vida Maria? - eso era todo lo que había, lo que tenia que sacar, sentí mi alma descansar.
Mire al suelo, obviamente Maria estaba interesada en mi, y yo le acababa de contar que tenia el corazón mas que destrozado, que decepción.

En verdad era interesante su modo de comenzar a contarme su vida, creí que estaríamos ahí por horas, pero duro muy poco, inicio muy animado, pero comenzó a deteriorarse, su vida antes de Forks la resumió mucho, poniendo como punto clave su llegada y todo lo que ocurrió aquí, como si ella, Luna fuese lo mas importante que la hubiera pasado.
La odiaba, primero Antonio, ahora Andres, quien al parecer era la primer persona de quien me encontraba enamorada; que podía tener de especial ella, siendo así, con esa falsa imagen de niña frágil.
-Interesante en verdad Andres, solo me causa conflicto el que creas que es mas importante las pocas semanas que has vivido aquí, que el resto de tu vida.- no podía mentirle, seguro tenia mas cosas interesantes que contar - y amm puedes hablarme de tu - le iba mencionar también el echo de que no me gustaba el nombre "Maria", pero cuando el lo decía, me gustaba.