Aburrirse no es redimirse (noche, libre)

Desde que volví no me había dado cuenta que me hace falta el dulce aroma, la frescura, la sinceridad y la ternura de una persona, difícil de adivinar; no habia otra necesidad que me hiciera perder la cabeza más que el estar con Ness, o tan siquiera saber de ella, pero como siempre decidía desaparecer en el momento más inoportuno, no tenía ni un dato acerca de ella, y no me daba valor para ir a buscarla a casa de los Cullen, no sabía que situación podrían estar pasando.

Me encaminaba a otro de mis paseos nocturnos. Última parada: Bosques de Forks. Iba de visitar a Seth y a Leah, pretexto para evitar un problema en la manada, o fuera lo que fuera. De hecho lo que queda de la manada. Vino a mi mente sin ningún aviso.
Aunque así sea, no dejo de pensar en Sabrina, tampoco en lo que sucedió entre ella y Seth, la verdad no es fácil de entender lo de Seth, pero siempre debemos estar en lo que él decida hacer, esté bien o mal. Sin que quiera viene a mi pantalla mental el rostro de Sabrina, me inquieta saber de ella, pero no tan primordialmente como Nessie.

Doy un par de pasos y logro dejar los escalones de la casa de Seth atrás, otros pocos y llevo unos metros detrás el recuerdo de los momentos felices de mi vida. Inconsientemente camino a ése lugar, lo hago en mi cuerpo humano, usando un pans ligero y cómodo, debajo de él un short, y una camiseta; mis píés descalsos van imparables e indiferentes ante la humedad característica del lugar, las hierbas altas rozan tansólo mi pierna, increíble saber qué tan enorme soy, aveces odio éso porque no puedo entrar debajo de mi cama a recoger las cosas que caen debajo de ella. Mis brazos, mi rostro y mi pecho disfrutan de la sutil brisa siempre invernal de Forks, aunque no sea invierno. Gozo, odio, amor, tristeza y melancolía recorren mi ser al darme cuenta que estoy a unos pasos frente al Instituto, no me molesta sentarme en el suelo, junto a un árbol y un musgo verdozo que me vastan para llenar mis pulmones de aire puro y limpio. Tengo un presentimiento extraño, veo en mi mente alguien que se acerca y me habla como si me conociera de años.
Me empieza a aburrir la idea.No tardo en escuchar a alguien paseando por el lugar, cieroo los ojos e intento descansar un poco para seguir mi camino.

Me paseaba por La Puch explorando todo.. Caminar es lo que me habìa recomendado el doctor, ya que me tenìa que poner en forma, asique comenzè a adentrarme al bosque, cada vez me iba perdiendo pero yo seguìa caminando para buscar una salida, ya exausta, me siento sobre una roca unos minutos mirando hacia mi alrededor y veo un camino- Al fin! -Pienso y camino hasta el final. Cuando lleguè en frente mìo habìa un Instituto, se llamaba Quileute- Lindo nombre - Pensè. No es novedad que valla despistada, asique en una de esas me choquè con un chico que estaba sentado y me caì al lado de èl, mi rodilla se lasmimò un poco pero no le dì importancia- Lo siento, venìa ddespistada y no te vì. Mil disculpas- Digo para arreglar las cosas y no pasar un momento de verguenza; aunque lo hecho, hecho està.. a la verguenza ya la habia pasado frente a èl.. Me levantè ràpido.

Tras encontrarme con la hibrida Anya, con los vampiros: Matthew, Marie y Amelia, con la idea de secuestrar a la pequeña solo para molestarle, no significo más que un simple juego, tan fácil y casi sin gracia. Después de ese lapso tan breve de diversión todo volvía a la maldita normalidad.
Yacía desparramada sobre mi sofá de cuero pasando los canales a una velocidad descomunal que apenas si veía lo que estaba pasando en el mundo irreal de los humanos. Bufe enfadada y avente el control con una fuerza desorbitante contra la pared de caoba color rojizo, haciéndole un agujero en forma de rectángulo. Me pare y calce las botas de tacón y salí de la casa, antes de que terminara destrozando toda la inútil cabaña.
Corrí sin rumbo fijo durante unos minutos, que parecieron horas. -¡Pero qué demonios estoy haciendo! Maldito y tedioso pueblo.- Grite desesperada del aburrimiento que me abatía en esos momentos. Preferí seguir corriendo hasta que se me ocurriera algo divertido que hacer en ese lugar tan podrido e insulso.
Desenfrene mi veloz correr, al sentir el cambio tan drástico en el aire. Comenzaba, poco a poco e inconscientemente, a acercarme a la zona de los licántropos, el nauseabundo olor a muerte que comenzaba a envolverme me lo decía del todo. Sabía perfectamente que era una zona completamente prohibida para los de mi especie, y nunca debía cruzar la zona o matar a un humano, como en Forks. Enarqué una ceja pensando en ir o no, bien podía encontrarme con un perro o no. De pronto el aroma singular de un humano tomo la decisión por mí.
Ese aroma no tenía mucho tiempo, era reciente, y yo tenía una sed voraz. Me encogí de hombros y seguí el olor, este mismo me llevo hasta lo profundo del bosque, creí que se había perdido pero pronto escuche el andar de dos corazones impulsar sangre a dos cuerpos vivientes. El primero era una sincronía acompasada, el segundo era muchísimo mas rápido, supuse uno era un perro y el otro un humano.
Me acerque a ambos con pasos lentos, saliendo de entre la oscuridad que brindaba la noche al lugar, solo una farola iluminaba los rostros que había ahí. Una era una humana que estaba tirada en el suelo y el otro un muchacho sentado en la tierra, con el dorso descubierto, ya lo había visto en otra ocasión. Me pare a escaso metro y me cruce de brazos, mirando a ambos.-Se supone que yo no debería estar aquí. Va en contra de las normas...Pero ¿sabes algo? no me interesa en lo más mínimo.- Musite con voz calma y tersa, dirigiéndome principalmente al perro.

Una chica, me dí cuenta por el desacompasado caminar, y humana, por el ruido cálido de su corazón, pronto se tropezó frente a mí, cayó, seguí in diferente hasta oír su voz. Para romper su vergüenza visible solté un sonrisa, una convincente, pero falsa, no había razón para estar alegre.-No hay problema, sólo no intentes caer seguido, te dolerá.- Me levanté y la ayudé a mantener equilibrio, la sostuve con una mano, de su playera, para evitar que sintiera el calor incontenible que brotaba de mi ser. ¿Quién será? Me preguntaba, su rostro extranjero me llamaba la atención, pero me limité a cerrar la boca.

Tan indeseablemente se acercó con una brisa más el fétido aroma de una vampira, inconsientemente alhé del brazo de la humana para mantenerla fuera de peligro, pués la vampira estaba muy cerca, demasiado para ser verdad, fuera quien fuese el que vigilaba el área no lo hizo bien, una sangrefría indeseablemente carnivora había cruzado demasiado camino hasta el otro lado del Instituto. Mi instinto me decía que debía llevar a la humana a otro lugar más seguro, mi única ocurrencia fue llevarla dentro del Instituto. -Ven, perdón si puedes llegar a presenciar algo no agradable, ven, debo protegerte, no hagas preguntas, debemos movernos rápido.- Lo sabía, ella venía por la humana, lo sabía porque lo único que podía atraer a la vampira era el olor a sangre humana. No debía dejar que le sucediera algo a la pobre humana inocentemente ignorante acerca de mi mundo y el de la vampira.
Rápidamente la llevé por la puerta trasera y la a uno de los salones dentro del Instituto. -Porfavor, por lo que más quieras, aunque no me conoscas, hasme caso y no salgas, debo arreglar cuentas. ¿De acuerdo?- Temía que no permaneciera dentro.
Sin más indicaciones olvidé que había una ventanilla en el salón; no le dí importancia, corrí hacia la salida y fui al encuentro de la vampira. Caminé lentamente por el sendero enhiervado que había fuera, miré hacia donde la vampira yacía. -¿Qué haces aquí?, debo advertirte que debes salir, ¡Ahora!- Le dije mientras reconocía que su rostro lo encaré ya una vez, en camino a Phoenix, junto con Rose.
Mi imperatísmo fue certero y rápido, me acerqué unos pasos a ella y le volví a advertir: -Sabes lo que soy, ¿No és así?- Esperaba respuesta de su parte y una correspondencía por parte de la humana. Aunque sabía que la chica estaba dentro, "paré una oreja", agudizé mi oído para poder escuchar sus pasos y su respiracion, todo por asegurarme de que ella seguía dentro. Tantas cosas me habían pasado esa noche, el recuerdo trizte de mi vida y ahora ésto, una intruza inesperada dentro de la Reserva.

Èl me ayudo a levantar y luego me agarrò del brazo llevandome a otro lado- A donde me llevas?- Estaba desesperada, no sabìa que hacer, no sabìa si este chico querìa secuestrarme, no sè; pero luego me calmè cuando dijo que tenìa que arreglar unas cuentas, no tenìa cara de ser mala persona asique le hize caso- De acuerdo- Digo asustada y entro al instituto por la puerta trasera; ¿Dònde estoy? ¿Què es esto? -Pensaba. Busquè una ventana que estuviese abierta para ver la situaciòn, pero no, no podìa ver las cosas ajenas asique me sentè contra la pared agarrandome la cabeza, mi corazòn latìa fuerte y yo no dejaba de suspirar, mirè para arriba y me quedè quieta.

Mire con verdadero tedio la escena presente frente a mí. El chico de un tamaño descomunal tiro de la humana y la arrastro hasta la entrada del al escuela que estaba frente de nosotros. Era ridículo que el pensara, abiertamente, que no escucharía los susurros que le decía, implorando porque esa humana no saliera al peligro que el aguardaba afuera. Me cruce de brazos y ladeé la cabeza a la espera de que el perro saliera de donde escondía a la humana. Mi espera no fue larga, solo advirtió y regreso con toda la calma del mundo.
Se paró a un paso de mí, su rostro mantenía una máscara inescrutable y fría. Sus palabras salieron como veneno de su boca, ahora la advertencia amenazante era para mí. Lo estudie un momento, cierto lo había visto en Phoenix junto a Hale y Writhe, era el chico descomunal que se transformó en lobo tan inesperadamente, después de que yo atacara a Hale.
Solté una leve carcajada de burla ante sus amenazas y di el paso para acercarme a él lo suficiente. Su desquiciante y fétido olor me envolvió en una capa desagradable, arrugue la nariz, era nauseabundo. Enarqué una de mis perfectas cejas y mantuve una sonrisa cálida y amable. Puse una de mis manos sobre de su dorso ardiente, pareciera que metí tontamente la mano al fuego, así de candente era su piel. Con la otra mano tome uno de mis rizos y lo jale hasta estirarlo lo suficiente. -Se perfectamente bien lo que eres, querido, y no te temo, si me permites decírtelo.- Musite con tono desenfadado. Comencé a rodearlo sin quitarle mi mano de encima.- La vez que nos conocimos no fue en buenos términos, tú defendías a la rubia que más odio, pero contra ti no tengo ninguna especie de aversión.- Me puse detrás del gigante animal, sin quitarle la mano de la espalda baja. Mire a la oscuridad en busca de la chiquilla que estaba escondida en algún lugar del instituto. No era difícil encontrarla, tomando en cuenta mi fabuloso sentido del oído y mi olfato. Podría esconderse, pero jamás huir, escuchaba el tamborileo de su corazón ir a una velocidad extrema y su respiración era entre cortada.- ¡Oh! Presiento que si no mato yo a la chica que tienes ahí detrás, terminara muriendo por un infarto, escucha el andar de su pobre y débil corazón... Otra cosa, ¿Tendrías la bondad de repetirme tu nombre? La verdad ese día no te preste demasiada atención.- Musite con amabilidad cada una de mis palabras.

Odio, eso era, odio y nadamás. Mi instinto animal me hacía sentir sólo eso hacia ella, no deseaba pasar ni un momento más cerca de su olor desagradable, y aún más cuando se trata de una carnívora. Sentí su mano en mí, fría, como el hielo, me rodeó, yo sólo la seguí con la mirada, sin moverme en lo absoluto. Ella respondió a mi pregunta, me valía poco lo que ella me dijera, sólo quería sacarla de la Reserva y asegurarme de que la chica estaría a salvo hasta salir del territorio Quielute. Me hizo una pregunta, y como hablaba dulcemente me limité a contestar en tono grosero y despreciable. -Jake, y ahora, haznos el favor de salir de aquí, sé que eres peligrosa, pero el peligro no me impide hacer que salgas de la Reserva, si sabes lo que soy entonces tambien has de saber que éste lugar está prohibido para los vampiros. Suéltame.- Dije apartándome de ella, caminando hacia donde estaba la puerta al Instituto, para poder impedir que entrara a buscar a la humana. Ví que la humana intentaba azomarse por la ventana y regresó hacia abajo de ella. Tan sólo podía contar con que por ningún motivo saldría de ahí.

-Dime, ¿A qué has venido? Debes tener una buena razón para que en éste momento no me lanze sobre de tí.-

Mis ideas estaban alejadas de mi razón. Una vieja canción en la radio de mi auto me hizo recordar aquellos días maravillosos donde todo solía ir bien. Y tenia a quien amaba a mi lado.
Ahora mi vida estaba plena y feliz, no tenia duda acerca de ello, pero mis ideas dispersas me habían hecho estar viviendo tan monótonamente tal como un robot programado, sin percatarme de lo que sucedía en le exterior. Mi familia a la cual amaba no sabia donde encontraba la mayoría de ellos. Mi esposo había salido de viaje con sus hermanos y cada hora que pasaba sin el parecía ser siglos. Cada día que pasaba sin que el estuviera a mi lado parecía ser un año en un desierto sin agua.

Un desierto en el cual yo era prisionera y del cual no podía huir hasta que su ser se haga presente de nuevo a mi vida y provoque un diluvio en aquel desierto. Mi soledad no se refugiaba solo en la ausencia de Edward, también se encontraba mi motor de vida .Nessie.

Mis añoranzas a Edward no me permitían pensar en otra cosa que no fuese el, y había descuidado a mi hija, no tenia idea de que ocurría con ella y si estaba bien. El único contacto que pude tener con mi Ness fueron los saludos de cada mañana.
Yo tenía la perfecta idea de que mi hija se encontraría a salvo siempre que tuviese a su lado a Jake. Un suspiro se hizo presente al recordar a las personas que mas he amado en mi eternidad.

Frene en seco mi auto, y note estar enfrente del instituto Quilette con la idea de encontrarme con mi fiel amigo Jake, y si tenia suerte mi hija lo acompañaría.
Salí de mi auto tocando el enlodado suelo que pisaba, y mi oído se percato de una latir de un corazón humano. Aquel corazón latía con una inmensidad catastrófica del cual el latido parecía un sonido sin pausas y ritmo alguno.

Mi olfato presencio el rastro amargo y punzante que tenían los licántropos. Jake. Reconocería su aroma en cualquier parte. Arrugue la nariz. Junto a ese olor se encontraba uno de un vampiro, mi olfato reconocía el aroma mas mi memoria no lograba recordar de quien era.
Camine mas rápido de cómo un humano lo haría. Y me detuve al notar las dos siluetas que se presenciaban en el bosque.

Reconocí la gigantesca y robusta silueta de mi amigo y sin pensarlo corrí y me abalance hacia el abrazándolo y tomándolo por el cuello. No tenia idea de cuanto tiempo había pasado sin verlo, impregnándome así de su aroma del cual mi nariz no soportaba, pero mi sobresalto era tanto que no le preste atención la mas mínima atención al ardor en ella.
-Oh Jake, hace mucho que no te veía! . No tienes la idea de cuanto te extrañaba.-Dije mientras me alejaba de el, percatándome de la situación en la que estaba , frente a el. Una vampira que conocía pero no recordaba su nombre.

Ella era carnívora, lo recuerdo bien el día que sus amigos y ella llegaron a la casa Cullen, donde todos eran carnívoros, y sus ojos de un exquisito carmesí lo delataban. Enseguida me exalte demasiado no recordaba su nombre pero recordaba exactamente su manera hostil de tratar a Rose. Mis ideas tomaron sentido rápidamente, Jake peleaba con ella. Era zona prohibida de caza.
Recordé el latir del corazón que provenía dentro del instituto. Y mi piel pareció electrificares al pensar que el latir podía provenir de mi hija. Mire a Jake con preocupación inmensa.
-Disculpa, ya nos conocemos ¿Me recuerdas?, Mi familia y yo te advertimos de las reglas, parte de ellas eran la frontera. No puedes estar aquí.- Advertí dirigiéndome a la vampira.
-¿Quién se oculta en el instituto?-Dije mientras me dirigía a Jake, esperando no se tratara de Ness.

Mi corazòn seguìa latiendo muy fuerte, luego escuchè otra voz y aun màs fuerte latìa, no sabìa que hacer, estaba desesperada, temblaba del miedo, volvì a mirar por la ventana y vì a otra chica, me escondì ràpido para que no me viera, me apoyè contra la pared y iba bajando hacia el suelo agarrandome la cabeza y pensando que hacer, pero era inùtil, estaba tan nerviosa que ni siquiera podìa pensar en algo, suspiro y me rasco la nuca. ¿Què hago?- Pienso, pero estaba paralizada del susto, nunca habia estado en una situaciòn parecida, cierro los ojos y tiro la cabeza para atras, sentì el corte en la rodilla que me habìa hecho cuando me topè con el chico, arranquè un pedazo de mi remera y me la atè para que dejara de sangrar, suspiro-

Alivio y alegría vienen a mí cuando distingo un sonido de un auto aproximándose, y aún más felicidad a saber que era Bella quien venía por aquí, ahora no tenía tiempo de saludar con la euforia que deseaba, pero me limité a saluadar:-Bella, milagro verte aquí, perdón por no ser tan cortés, pero hay algo que tengo que arreglar con ésta vampira.-
Igual la abrazé.

Escuché que me preguntó acerca de quien estaba escondieno. -No te preocupes, no es Nessie, es una humana que estaba por aquí, sólo intento dificultar que la carnívora llegue a ella, pero igual no lo hará.- Dije con un tono aún más frío, dirigiendo una mirada errante a la vampira, que jugueteaba con su cabello.

El perro se alejó de mi más irritado de lo normal, solté una carcajada burlona y ladee la cabeza un poco. No quería pelear por la cena, en realidad mi cena, si hubiera querido matar a la mosca muerta que estaba escondida en el instituto lo hubiera hecho sin detenerme a pensar o al saludar al lobo. Puse una mano sobre de mi barbilla y camine de un lado a otro, pensando la mejor forma de explicar mi estancia ahí..."¡Qué diablos tienes que estarle dando explicaciones a este tipo!" Dije en mi fuero interno. No le daría ninguna explicación y no haría nada malo, por el momento. Pare en seco mi andar y puse un dedo frente a mi rostro, con el índice arriba.- Bien, Jake, te lo repetiré. No te tengo miedo, no conozco ese sentimiento. Segundo...- Dije alzando otro dedo.- Si me quisiera tragar a la humana ya lo hubiera hecho, ¿no lo crees?- Dije en tono amable, expresaría todas mis ideas, pero el chillar de unas llantas que pararon cerca y alejo mi atención del perro.
De entre la oscuridad una chica aparecía dando saltitos y llena de euforia se abalanzo sobre de el tal Jake. La figura tomo nombre y aspecto, era una vampira, Isabella Cullen. La había visto en la mansión... Su mansión, con la mayoría de su familia. Era la única Cullen que no lograba desquiciarme del todo, hasta podía afirmar que me agradaba. Suspire y me encogí de hombros, le preocupaba su hija.
Entre cerré los ojos y sentí la envidia fluir, saber que ella había podido tener un hijo y yo no, a mí me lo habían arrancado cruelmente. Cerré los ojos porque sentí que me ardía, no podía llorar pero ¿cómo podía sentir aquella nostalgia? Suspire y abrí los ojos, haciendo que la sonrisa regresara a mi semblante, no tenía por qué envidiarla yo era muchísimo mejor que ella en tantos sentidos.
Comencé a caminar con aire despreocupado hasta posarme frente a Isabella, bese su mejilla como si fuéremos viejas amigas y le dedique una tierna mirada.- Claro que te recuerdo, Isabella Cullen. ¿Cómo he de olvidar a la única Cullen que me agrada?.- Musite en tono amigable. Mis ojos se dirigieron al perro, con la misma calidez.- Y ya te dije que no quiero hacer ningún daño a tu bendita reserva, si fuera así. ¿No crees que ya lo hubiera hecho?- Me aleje unos pasos de ellos y di una vuelta mirando el bosque.- Estoy aquí porque la curiosidad me atrajo, así de simple, no te daré más explicaciones.- Sentencie, sin perder el tono amable de mi voz.

Ésta chica no sabe agradarle a la gente. Pensaba.
Miré denuevo hacia el Instituo y rcordé a la humana, decidí ir hacia donde ella para tranquilizarla y decirle que todo estaba bien. Dí dos pasos hacia la puerta trasera y le dije a la vampira:-Bien, si no tienes nada que hacer aquí, lárgate.- Volví hacia donde me dirigía. Entré por la puerta y me dirigí al salón donde estaba la humana, dejando atrás a Bella y a la vampira.

Entré al salón, la chica estaba encogida entre la pared y su preocupación. -Ven, todo está bien, fue un malentendido, ¿puedes venir conmigo?, quiero recompensar mi error.- Le dije estirando la mano para ayudarla a levantarse. -Mi nombre es Jake, yo vivo por aquí, ¿y tú?-

La voz ronca de la vampira interrumpió reclamándole a Jake, sorpresivamente a mi no me decía la mas mínima palabra. Me tomo desprevenida cuando me llamo por mi nombre y me saludo con un amigable beso en la mejilla.
Parecía conocerme desde hace tiempo, y yo aun lograba recordar su nombre, gire la cabeza un para de ves para acomodar mis ideas. Ninguna persona de mi familia le agradaba a esa vampira lo acaba de confirmar, solo yo era digna de su aprecio. Era la única Cullen que no le desagradaba. Mis ideas se revolvieron aun no sabia que decirle, no sabia si estaba siendo sincera o solo era una artimaña para que se ganara mi confianza.
Sin embargo no creí ser la única de mi familia que le agradara, el día que estuvo e mi casa ni si quiera le dirigí la palabra, y mucho menos hable en lo mas mínimo, habían personas mas agradables en mi familia que yo. Aun conservaba mi lado introvertido de mi vida humana. Decidí no confiar en ella y aparentar que le creía, prefería guardar las distancias con ella. Pero sobre todo llego a mi mente una idea vaga. Ten cerca a tus amigos pero más a tus enemigos.

Jake se alejo y fue con la chica humana, me quede inmovilizada, no sabia si ir tras Jake o seguir con la chica. Mire a Jake con preocupacion y me mantuve en mi sitio.Me quede con la vampira a solas, seguí con mi plan y fingir que ella me agradaba por igual.
-Disculpa ¿Podrías recordarme tu nombre?-Dije en tono frio.-Por cierto ¿Podrías decirme que es lo que planeas con tus excursiones por aquí?

Me asustè un poco cuando sentì que abrian la puerta, pero me tranquilizè al ver al chico con el que me habìa chocado, el se dirijiò a mi y me dijo que que si pudiera ir con el y yo no rechazè la oferta- Claro- Estirò la mano para ayudarme, la tomè y me levantè- Mi nombre es Nicole, un gusto Jack- Sonrìo de forma educada- Yo vivo en Forks, pero sòlo vine a pasear por aquì y a conocer el lugar- Mirè mi ropa y no era del tanto limpia, ya que me habìa caido y ensuciado, pero luego recordè que tenìa una muda de ropa en mi bolsito que llevaba en el brazo. Le preguntè curiosa- ¿A dònde quieres llevarme? Sonrìo de medio lado-

No escuchaba más que bla bla bla por parte del lobo. Repentinamente dio media vuelta y se alejo dando unas largas zancadas, desapareciendo en la oscuridad de la noche y el bosque. Seguramente iba con la humana que tenía escondida.
Me encogi de hombros y deje que se fuera, no lo detendría. Le sonreí con amabilidad a la Cullen que se veia precavida, cautelosa y no estaba de más. Yo podía cambiar en cualquier momento y agredirla, si se me antojaba, pero no estaba de humor para enfrentarme a un vampiro y a un licantropo desquiciado y mal educado.
-Katherine.-Dije con amabilidad y sonreí de lado.-Y, lo vengo repitiendo desde que llegue a este decrepito lugar. Se lo dije al perro mal educado que esta con la humana, me dio curiosidad...¿Es que acaso son sordos por aquí?- Prosegui con la misma amabilidad, comence a caminar a lado contrario del instituto, con despreocupacion total y al pendiente por si la vampira o el perro querian atacarme.

Íba entrando a la escena con Nicole a mi lado, no podía tocarla directamente piel a piel, porque notaría mi calor irregular. -Ven Nicole, quiero que conoscas a alguien, ustedes serán muy buenas amigas.- Tenía la intención de distraer a Bella con Nicole, pues había llegado con su cara de pocos amigos que denotaba soledad y aburrimiento, quize que ella y Nicole fueran amigas y pasaran un rato juntas. -Bella, quiero que conoscas a Nicole, una chica que acabo de conocer, ¿podrías llevarla a cono cer el Centro Comercial y algunos lugares particulares de Forks? Claro, si ella está de a cuerdo en conocer en lo más profundo el lugar.- Espero no dejar ésto en un gran desastre. Pensé al intentar imaginar lo que Bella podría contestar.

La vampira no hacia más que responder con frases ahogadas en sarcasmo. Sus palabras me hacían gracia, parecía estar tensa y esperando se atacada. No era costumbre mía atacar a alguien, me quede esperando a que algo interesante ocurriera con ella.

-Claro Katherine, no presto mucha atención.- Dije seriamente.-No es necesario que te exaltes por eso, yo no estaba cuando se lo dijiste a mi amigo.-Dije secamente mientras dirigía mi vista hacia los arboles.

Los pasos de Jake y de la humana me sacaron de mis pensamientos, me hizo sentir una profunda tranquilidad al ver a Jake de nuevo. Vi por primera vez a ala chica era pálida como el mármol y sus mejillas rosadas a causa del temor, sus labios rojos contrastaban con su piel caliza.

La voz fuerte y ronca de Jake me hizo salir de mi trance al notar l miedo de la chica. Centro comercial. Ese no era de mis lugares preferidos, pero era bueno que la chica se tranquilizara, note su aspecto asustado y me recordó un tanto a mi cuando era humana. No sabía que tanto podía saber sobre la vida vampírica pero tenia que hacerla olvidar lo que había vivido.

-Mucho gusto, Por supuesto yo le hago compañía.- Le sonreí mientras la jalaba de su ropa para que me siguiera bueno quería que sintiera mi contacto gélido.
Le di un beso en la mejilla a Jake, su contacto parecía arder. –Luego nos vemos.- Dije mientras le daba un abrazo y camine hacia mi auto.
Caminaba lento y la chica caminaba junto a mi.- Te llamas Nicole cierto.-Dije con voz amable, no se me ocurria con que empezar a explicar lo que acababa de vivir.

Esperaba que Bella y Nicole se fueran para poder invitar a Kath a salir. -¿Kath, cierto? Necesito que te vayas de una vez, no querras que el tratado se rompa. Hazme el favor de avisar cuando pretendas venir.- Me sentí diplomático al hablar de esa manera, sinceramente no era mi personalidad. Sentía que la noche se profundisaba poco a poco, la oscuridad deboraba los pequeños destelllos solares y el pobre azul celeste que se asomaba entre las nubes. -Kath, si te parece, te acompaño a la Frontera, sólo si tu lo quieres así.- Hize un ademán con la mano señalando la dirección adecuada por donde se encontraba la Frontera.

Me enajene en un mundo totalmente diferente a este. De hecho a una época muy remota. Solo miraba lo que acontecía sin prestar verdadera atención. El hombrecito lobo salió con la niña y se la encargo a Cullen, esta misma se la llevo sin más.
Me abstraje mirando mis uñas, que no tenían nada de especial. Estaba, claramente, siendo ignorada y no me interesaba mucho ser el centro de atención de todos, solamente andaba de paseo, curioseando.
La voz ronca y áspera del lobo me saco de mi trance. Alce la vista algo confundida. Mire la cielo, comenzaba a amanecer. Una día más había pasado en esta asquerosa vida. Le sonreí al lobo y negué con la cabeza.- De acuerdo, por esta vez me portare bien y me iré. La próxima vez te contactare, Jacob, para dar un paseo.- Musite soltando una risita llena de burla.- Y no debes de preocuparte, se llegar sola a mi casa, no me perderé te lo prometo.- Dije dando media vuelta y caminando con pasos lentos, admirando el amanecer que comenzaba a relucir.- Nos veremos pronto.- Musite mientras desaparecía por el mismo camino por el que había llegado.

Sin más rodeos me pareció que la vampira, Kath, se había fastidiado de molestar y romper las reglas, acentí cuando ví que se marchaba y dejaba el territorio Quileute. Alivio, calma, tranquilidad y contento invadieron mi rostro, una pequeña sonrisa sofocada se asomaba. A regañadientes voltié para ver que era cierto, que se marchaba. Sin preocupación hice lo mismo que Kath, giré y me dirigí a mi hogar, debía ir a dormir, pero antes a ingerir algo, mi estomago gruñía como una jauría entera de licántropos regañados, esperaba encontrar en la nevera algo apetecible, para introducirlo en mi boca e ir a tirarme en la cama, con la esperanza de que no tuviera que recoger el cuarto antes de dormir.