Peligrosamente cerca de romper las reglas (mediodia, libre)

El dia estaba extrañamente agradable, el sol se hallaba inminente en el firmamento y ninguna nube lo habia acompañado ese dia de primavera. Era fin de semana, no tenia cursos, ni clases, ni actividades, ni trabajo; era completamente libre. Habia salido en mi casa con una sola idea: el mar, pero mi idea de nadar se fue modificando hasta que terminé por tomar otro camino más empinado, la ruta se fue figurando a mi alrededor y siguió varios kilómetros, demasiados para mis planes. Habia llegado a Port Angeles, pero en vez de entrar a la gran ciudad me dirigí a la zona de playa, donde los acantilados más altos y escalonados continuaban su linea desde sus nacimientos en La Push. La brisa golpeaba mi cabello chocolate y lo meneaba de forma pacífica, mientras yo sonreia por la hermosa sensación de tranquilidad; y no era que mi vida tuviera grandes problemas o actividades por realizar, en realidad era todo lo contrario y era precisamente eso lo que aveces me aburria y me causaba latigazos para acabar con esa monotomia. Por eso justamente, estaba alli, queria realizar algo distinto.
Ni siquiera tenia puesto algo en los pies, iba descalza con unos jeans rotos arriba de las rodillas y una remera arremangada un poco por encima de del obligo. Tenia la aparecia de cualquier turista, pero mis intenciones eran totalmente una costumbre de los jóvenes quileutes: saltar el acantilado hacia el profundo y oscuro mar. Miré hacia abaja, donde la gran masa de agua presentaba unas suaves olas que parecian hamacarse contra el escalón de piedra.

Me encontraba en la desolada playa de Port Angeles, apreciando el hermoso lugar. Mirando las olas chocar contra la arena.
Llevaba puesto una remera gastada de color gris oscuro y una malla con diversos tonos de verde. Descalzo y con las sandalias en una de mis manos me acerque al agua y la sentí en mis pies. Inmediatamente me dieron ganas de sumergirme, pero mientras estaba analizando la idea, el viento hizo llegar a mi un aroma muy fuerte, pero no desagradable. Levante mi vista y a unos cuantos metros se encontraba la silueta de una mujer parada al borde del gran acantilado.
Realicé unos movimientos y me encontré al mismo nivel que la joven. Avance unos metros y no tarde demasiado en reconocerla.
Sabrina Licardi.- pensé para mis adentros.
Pareció no darse cuenta de mi presencia, ya que la brisa fluía en su contra y no parecía olerme. Ademas, se la notaba muy compenetrada y pensativa.
Buenos días señorita.- dije sonriendo, realizando unos lentos pasos hacia ella.

El dia era perfecto, la brisa cálida proveniente del mar que arremataba suavemente contra mi piel y mi cabello. El agua chocaba en pequeñas olas contra el acantilado, pero aun no habia suficiente profundidad para poder saltar. Debo esperar un poco más- me recordé al tiempo que llevaba una de mis manos hacia mi cuello. Es como si.. estuviera nerviosa. Que estupida... si me tiro ahora puedo matarme contra las rocas pero lo que sucedió a continuación no ayudó a calmar mis insipientes nervios: una voz demasiado cerca, de un hombre por su tono, me saludó a mis espaldas. Di un pequeño salto hacia el costado y sentí la mezcla debil de roca y arena deshacerse bajo mi pie y caer al vacio. Suspiré y cambie la posición para estar nuevamente firme sobre el acantilado al tiempo que daba vuelta y mis ojos vislumbraban una figura de gran porte, rasgos marcados y perfectos y ropa extrañamente actual.
-Dmitri...hola...-sonrei y me acerqué un poco a él. Al igual que yo vestia ropa casual y turística, por lo que se me escapó una leve risa de mis labios.- Lo siento, no esperaba encontrar a nadie aqui, ¿de paseo?

El sonido del agua chocando contra las rocas y el aroma del océano me traían recuerdos de mi niñez.
Yo tampoco esperaba ver a alguien por esa zona, es muy desolada. Creo que por eso mismo me gusta.- dije riendo.
Hice unos pasos hacia el gran abismo y eché una mirada hacia abajo. Las olas, aunque no muy altas, chocaban con demasiada fuerza contra las rocas.
¿Y vos?, ¿que estas haciendo aquí?- mientras pronunciaba las palabras, me senté en el borde del gran acantilado y dirigí mi mirada hacia el horizonte.

Por lo visto o no habia notado mi nerviosismo y la sorpresa que produjo en mi, o como todos lo de su especie, podia actuar perfectamente y mostrar una máscara completamente seria. No le de más importancia y dirigiendo mis ojos verdes hacia el mar respondi suavemente.
-También paseando.... queria aprovechar mi dia libre y decidí salir un poco del pueblo, pero me es imposible alejarme del mar, de su tranquilidad, de su belleza.- no queria ponerme muy sentimentalista o monopolizar la conversación. Aun no sabia como actuar con esa criatura, es decir, con Dmitri, quien era ahora, mi amigo vampiro. Me alejé unos pasos de él y volvia a sentir el filo del borde de aquellas rocas con mis pies descalzos. Cerré los ojos y me llené por esa sensación, el sol se escapaba de detrás de las nubes y unos rayos golpearon mi cuerpo, haciendo desprender de este leves brillos dorados por el tono de mi piel.- Esto es.. completamente delicioso....

Mientras la miraba notaba un dejo a desconfianza, lo que en cierta forma me frustraba.
Si, lo es. Hermoso.- dije cerrando los ojos.
Tome una pequeña piedra y la tire al océano, luego otra y así sucesivamente.
Y...¿Como has estado?- mientras pronunciaba esas palabras mi mirada iba desde Sabrina hacia el mar.
Sentí como se agrietaba la zona del acantilado en la cual estaba apoyado, por lo que me levante y me corrí un poco.

La roca crujió una vez más, pero esta vez fue bajo el peso de mi compañero, y no por algun descuido mio. Lo miré al tiempo que se corria del abismo y dejaba de arrojar las pequeñas piedras al agua.
-No lo tomes a mal, pero ese tipo de cosas es como... muy humano- le sonrei, ya que lo que le decia en verdad era un cumplido. Me gustaba que él siguiera derribando mis prejuicios tan estructurado sobre los vampiros, aunque me preocupaba no saber las consecuencias que eso podia acarrear. Mi ropa hacia un leve ruido por la gruesa tela cuando el viento golpeaba mi piel y un brillo plateado vino hacia mi, por lo que dirigí mi mirada hacia el lugar de donde provenia eso. ¿Dmitri? No puede ser... ¿los vampiros hacen eso? Pero claro, aunque habia estado investigado a los Cullen y los demás "chupasangres" con los qu ese habain enfrentado los quileutes, nunca habia pueso atención sobre ese mito en especial: el sol. De la piel del chico a mi lado salian pequeños brotes de brillo, más exagerados y hermosos que los que desprendia yo, en las zonas donde el astro-rey se escapaba de las nubes y lanzaba sus rayos hacia nosotros. Cuando por fin pude dejar de estar hipnotizada por ese hecho tartamudeé:
-Ehmm ¿no es peligroso que alguien note eso...?

¿Y porque no puedo actuar como humano?. Yo soy humano.- dije poniendo los ojos en blanco.
Los vampiros tenemos mala fama... los vegetarianos no somos muy diferentes a los humanos.- mientras pronunciaba esas palabras volteaba mi mirada hacia la joven que tenia a un costado.
Su rostro cambio rápidamente y me di cuenta de que el sol me estaba dando. Por lo que fui cerca de un árbol algo seco a unos pocos metros de donde estábamos.
Si, es peligroso que me vean así. Pero vos ya sabes que soy vampiro y no hay mucha gente. Ademas, si una persona común me ve, me tiraría al agua y me quedaría ahí hasta que se valla.- dije mostrando le una ancha sonrisa.

Su respuesta fue como una cruda cachetada, senti en todo mi cuerpo un sabor amargo, como si mis palabras hubieran sido un insulto y se habian transformado en la fruta más inmadura con tocar el aire. Me sentí estupida, no, aun más que eso, una niña estúpida. Mis prejuicios, ¡mis malditos prejuicios! ¿Cómo podia seguir siendo tan descuidada con lo que decia? ¿Y mi consideración con él?Avergonzada como estaba avancé hasta el arbol donde se encontraba y me quedé enfrente de él para que no le de el sol. Me hallaba algo ruborizada y mi mirada era literalmente la de una loba pidiendo perdon.
-Debo parecerte una... superficial terrible.-sonrei timidamente y me agaché, balanceándome en los tobillos- cuando el sol se esconda nuevamente y el agua suba un poco más, podriamos saltar juntos.. si quieres.
Lo mejor del salto de acantilado era la adrenalina recorrer tus venas con la misma velocidad que lo hace la sangre, incluso más rápido. Un bombeo frenético de esa sustancia que te lleva a desear más, un frenesí casi insaciable. El viento roza tu cuerpo de forma violenta, casi masoquista, ya que parece penetrar la piel con la misma facilidad con la que un humano puede cortarse con un cuchillo.
¿Los vampiros lo sentirían igual de perfecto ese momento? Obviamente jamás habia tenido una de esas criaturas para preguntarle. Y ahora no era precisamente el momento para preguntarle a mi compañero cuales eran sus limitaciones a la hora de sentir.

Su delgada silueta se poso en frente mio. Cuando levante mi vista y la observe note en sus gestos algo de arrepentimiento y vergüenza.
Me agache enfrente de ella y coloque mi mano sobre su hombro mientras le miraba los ojos.
No pareces una superficial 'terrible', sino no estaríamos hablando. Es solo que no se debería juzgar algo o alguien por su apariencia.- dije sonriendo.
Aunque no le daba el sol en la cara, sus ojos brillaban de una forma inusual y su piel había tomado un brillo hermoso. Que hermosa piel.- pensaba para mi mismo.
¿Si quiero?. Seria un placer saltar con vos. -dije sonriendo.
No me había dado cuenta, pero seguía con mi mano sobre su hombro. La saque rápidamente y me disculpe.

Por un momento tuve la incertidumbre si se estaba burlando de mi o en verdad no me creia tan estúpida como todo mi lado razonable me reprochaba. Sonrei al tiempo que su pesada mano de la textura de una piedra precios ay la temperatura de un ice-berg se posaba en mi hombro desnudo, y me observaba como un coleccionista.
-Esta bien, aunque seguramente lo más prudente para ambos seas esperar un poco- claramente ni las nubes ni el oleaje eran buenos en ese instante. Indecisa, me senté en mi lugar, cerca suyo pero la sombra no me cubria, si no que era bañada por la luz del sol. Mi cabello cai como cataratas sobre mi espalda, y el calor.... todo era delicioso.
No sabia mucho de que hablar, asi que solo me quedé alli, escuchando el mar golpear contra las rocas y tirando en mi mente todas las paredes de los prejuicios que se habian formado alli desde hacia años.

Su aroma ya no me parecía tan fuerte... ¿Me estoy acostumbrando? Nunca lo creí posible.
Seguro, esperaremos.- dije pensativo.
De vivir en un campo, solitario y tranquilo a conocer unos cuantos de mi especie y una licantropa, había mucha diferencia, sin contar, por supuesto, que no conocía la zona, los habitantes, las reglas, los tratados y demás. Era un cambio muy grande. Pero era mejor. O eso creí.
Tome un palito del suelo, coloque mis brazos sobre mis rodillas y empece a romperlo en pedazos mas pequeños.
Observe a mi acompañante y la note cómoda. ¿Sera que esta mas relajada?- no pude evitar sonreír a causa de ese pensamiento.
Conducir mi mirada al horizonte y allí la deje.

Volvia a su estado distraido,o más bien reflexivo, pero decidi no interrumpirlo si no hablaba. Me concentré al principio de meditar sobre las cosas que ya no creia tan a "rajatabla" sobre esas criaturas de la noche. Aunque algunas leyendas ya no las creia.
Hace dos años vivo entre historias... obviamente el dia no los mata, tampoco las iglesias o los motivos religiosos... No les es necesario la sangre humana en su sistema para "vivir" y algunos se consideran bastante humanos....- miré el cielo que se aclaraba con el sol que iba paseándose, pero las nubes seguian cubriendolo inevitablemente. Agudicé mis oidos, el agua arremataba violentamente contra las rocas, desgastando esa superficie de salitre e hierro.
-Creo que la marea ya está más salta- dije con una sonrisa que hubiera derretido un corazón de hielo, claro, quitando el hecho que técnicamente, él tenia un corazón de hielo Pero yo no quiero…derretir su corazón. Me paré de golpe por mi estúpido pensamiento, no queria volver a sentir esas palabras en mi mente, ya era suficiente. Me giré sobre mis talones y me acerqué nuevamente a la punta de la roca, respirando hondo para saltar.

Mientras pronunciaba esas palabras dedico una sonrisa algo descomunal.
Abandone esa cómoda posición que había tomado y me quite la remera, después la coloque sobre las sandalias que había dejado a un costado del árbol.
¿Que estas esperando?- dije con ansias mientras avanzaba hasta estar a la misma altura que la joven.
Tome un poco de impulso y mientras me despegaba del suelo, gire sobre mi mismo. Le mire a los ojos y reí.
Mientras caía, sentía el aire chocar contra mi cuerpo a una velocidad extrema, el viento moviendo mi pelo y el olor a sal que desprendía el gran océano. En determinado momento sentí como se apagaban mis sentidos, la calma y el silencio superaba todo lo demás.
Cuando impacte contra el agua, se sintió en todo el cuerpo una oleada fría. Me quede inmóvil por unos segundos, hasta que asome mi cabeza por encima de la superficie. Era todo muy hermoso.

Su voz sonó tras mio y cuando volteé para responderle pasó a mi lado como un rayo y se arrojó hacia el vacio en un salto limpio y seguro. Se habia quitado la camisa, lo que me habia dejado una vista de su cuerpo tan perfecto, remarcado en cada uno de sus músculos-. Su piel blanca se reflejó como un espejo hasta que se adentró en el agua y se terminó toda su presencia tan inminente. Lo busqué con la mirada hasta que vislumbré sus cabellos rubios desparramarse por la superficie y sonrei inconcientemente.
-¡Espero que el agua este agradable! - debajo de la ropa tenia la maya puesta, pero de todas formas decidí solo sacarme las ojotas y arrojarlas bajo el árbol. Miré hacia el vacio y tomando una gran bocanada de aire me arrojé con los brazos extendidos hacia adelante. El aire me movia levemente en caricias algo violentas por la velocidad a la que caia. Tuve que soltar el aire porque sentí un pequeño golpe en mi pecho, asi que cuando estaba por alcanzar la superficie azul, inspiré lo más que pude y luego fue recibido por la gran masa de agua que aprecia fria en comparación con mi temperatura. El impacto habia sido algo brusco, pero en si poder vivir esa experiencia de la adrenalina recorriendo tu cuerpo y estar a la merced de la naturaleza era simplemente fascinante.

Note como mi compañera caía e impactaba en el gran océano. Espere unos segundos y luego se asomo a tomar aire.
¿Y bien?¿Que te ha parecido?- dije sonriendo.
Mientras pronunciaba esas palabras me subía arriba de una de las tantas rocas del lugar y observaba todo desde allí.
Las olas chocaban contra la pared del gran acantilado y hacían un ruido hermoso.

Al sentir la presión del agua golpeándome contra las rocas nadé hacia la superficie y al salir tomé una gran bocanada e aire. Exhalé varias vaces y dejé correr el aire fresco libremente por mi sistema respiratorio antes de dirigir mi mirada a la de mi compañero y responder.
-Genial... cada vez lo disfruto más- sonrei y me hundí unos breves segundos. Al salir mis ojos lo buscaron inmediata e inconscientemente a él, con ese cuerpo tan robustamente pálido e intimidador a solo unos metros mio. Debia estar alucinando.. no podia pensar eso de él, ¡No lo conocia! Y sobre todo él era un...- ¿Ya habias hecho esto..? -dije distraidamente para poder concentrarme en algo más

Me alegro.- dije dedicándole una tierna sonrisa.
Su pelo color chocolate se había oscurecido debido al agua y su piel mojada mostraba un brillo extraordinario.
Crucé mis brazos y me quede mirándole. Note algo de frustración y enojo en su rostro.
Nunca lo había hecho antes, debo decir que es una experiencia nueva y hermosa. - mientras pronunciaba esas palabras mi rostro se puso serio.
¿Hay algo que te moleste?.- dije mientras me colocaba en cuclillas. Definitivamente algo no anda bien...

Sus ojos tambien se clavaron en los mios, y luego descendieron por mis hombros, mis cabellos.
¿Me verá como una simple humana? Comida. Negué con la cabeza ese estupido y fugaz pensamiento, porque solo era eso, una voz en mi cabeza que me queria confundir. Parecia serio, de brazos cruzados, mientras yo tenia que mantenerme a flote con varias patadas. Me sentia algo tonta, hasta que recordé al señor Black hablar que los vampiros tenian muy buenas habilidades en el agua y al menos el consuelo que para ellos era normal me hizo bajar un poco las defensas.
-¿Molestarme...? No, lo siento si te di esa impresion...- a continuación me mordí el labio y bajé un poco la mirada- Mejor voy a acercarme más a las piedras, no hago pie- intenté sonrei de la manera más sincera que pude y comencé a nadar lentamente hacia una pila de rocas.

Si, seguro. - dije apreciando su radiante y hermosa sonrisa.
Mientras ella avanzaba, yo hacia un paso hacia adelante y esperaba. Cuando llegó a las piedras le extendí la mano.
¿Necesitas ayuda?- dije sonriendo amablemente.
Sus grandes y hermosos ojos se dirigieron nuevamente hacia los míos. Inconscientemente moví rápidamente mi mirada hacia otro lugar. ¿Vergüenza...?, que estúpido sentimiento.- dije riendo en mi interior.

Me acerqué a las rocas distraidamente mientras luchaba por el peso del jeans que me hundía, pero mis ojos seguian fijos en un punto entre la espuma blanca y el resto del azul, hasta que su voz me llamó la atención y sentí el frio tacto de la roca bajo mis manos. Levanté la vista cuando escuché su voz, clavando mis ojos verdes en los suyos, que parecian brillar más con los rayos de sol que se colaban entre las nubes.
-Gracias -dije al tiempo que entrelazaba nuestras manos tan contrastantes pero que parecian haber encajado tan perfectamente. Me impulsé con mis pies descalzos en la roca y tomando su muñeca salté para quedar algo tambaleante, peor junto a él en la roca. Me rei, aun sosteniendo su mano, tal vez de la ironia que tenia ese momento, o de la felicidad que sentia- En verdad, esto es estraño, demasiado lindo y.. cómodo

No hay de que. -Su extremadamente calurosa mano toco nuevamente mi piel y logre ayudarla a subir. Estábamos muy cerca y nos sosteníamos la mano mutuamente. Verdaderamente era una situación linda.
Creí que me ibas a tomar como loco si decía algo así... pero creo lo mismo.- dije sonriendo.
Clave los ojos en los de mi compañera y allí me quede, hipnotizado. El hermoso lugar, el sonido del agua, su calor y su presencia, hacían un combo perfecto.

Tenia su mano entre la mia tomada de una forma tan natural, tan... apacible. No me importaba que su mano podia ser un pedazo de hielo, en realidad ni notaba ese hecho, mi mente estaba buscando algun dato que me dijiera que era esa extraña sensación como un nudo en el estómago que me apretaba y me quitaba la respiración. Sus ojos ambar estaban clavados en los mios, mientras que yo bajaba la mirada, pero al ver su torso musculoso y desnudo subia la sangre a mis mejillas como así tambien mis ojos.
-No... no te diria loco, creo que me estas enseñanando más de lo que aprendí en mucho tiempo... aunque algunas cosas sigan pareciendome nuevas o raras...-sonreí timidamente, sentia la ropa mojada pesandome, el viento golpeándome y el frio amenazando con penetrar mis huesos.... pero habia algo que me ataba a quedarme asi. ¿Esa era yo? ¿Esa extraña criatura que se ruborizaba tan fácilmente y actua como una niña soy yo? Era inconcebible, una adolescente de mi edad, con mi carácter... ¡con mi seguridad! ¿Cómo habia llegado a quedar paralizada por un vampiro?

Todo el mundo creía que los vampiros son seres horribles, malvados y que no sienten nada. Yo, por otra parte, siempre estuve en contra de ese pensamiento. Hay vampiros malvados, si, como también hay humanos malvados, pero no todos son así. No estaba seguro de que yo tenga sentimientos, pero ahora me doy cuenta de que si los tengo.
¿Como lo de que algunos vampiros son 'buenos'?- dije sonriendo.
El viento no llegaba a hacer ondas en el pelo húmedo de mi acompañante. Se notaba que el clima estaba cada vez mas frió y ella lo sentía mas que yo.
¿No...queres que vallamos arriba..? Te estas muriendo de frió...- dije intentando controlar mi frustración, ya que no quería que esto finalice.

Su sonrisa seguia iluminando su rostro tan perfectamente congelado en aproximadamente 20 años, sedoso y liso como una escultura de porcelana. Pero no respondi a su pregunta, ya que no habia hecho ningun comentario al respecto y si lo habia leído en mi rostro prefería que pasara desapercibido como un error. Aunque su otro comentario era más dificil de evadir, ya que no podia responder inmediatamente sin meditar lo que en evrdad queria ni tampoco poner rostro de niña caprichosa y darle a conocer mi opinion de ese modo.
Sostenia su mano entre las mias, tan distintas al contacto y a la vista, pero que sin embargo parecian unidas de tal forma que no podrian separarlas. Di un paso hacia adelante y quedé a pocos centímetros de él, teniendo todo su pecho delante mio, ya que me llevaba varios centimetros de altura. Levanté la vista para tener sus ojos del oro derretido cruzados con los mios, y luego susurré tranquilamente:
-En realidad estoy bien, no tengo frio y... simplemente tengo ganas de disfrutar un poco más de esto, la playa, el agua.. tu compañia-podia sentir claramenet como el rubor subia por mis mejillas, pero intenté ser lo más coherente que pude.