De vuelta.. (mediodia, libre)

Me iva paseando por Forks, juagaba con mis pasos, hasta que llegue a la frontera y me detuve. Debo admitir que no oia nada agradable pero bueno algun dia me acostumbraria y ya no me molestaria.. del todo claro.
Me sente en una pequeñita colina llena de frondoso pasto me recargue en mis rodillas y apreciaba el paisaje, solamente lanze un ligero suspiro. Me tumbe en el pasto y me quede viendo las nubes, al parecer todo parecia bastante tranquilo...

Seguía turisteando en el pueblo de Forks que se tornaba mágico ante mis ojos, nunca creí que me fuera a gustar tanto pasar mis vacaciones ahí, después de todo la amiga de mi madre había tenido la razón absoluta sobre el lugar.
Las calles eran encantador, siempre mojadas y el ambiente me era agradable, nublado y frío, ese tipo de lugar era el adecuado para mí, consideraría ir a vivir a ese lugar después de terminar mis estudios.
Caminaba por el espeso bosque que se levantaba tan imponente ante mis ojos. Estaba preparada para ese tipo de lugar, vestía una camisa de manga largo y de cuadros color rosa con blanco, tipo leñador, unos jeans color negro y unas botas para el tipo de suelo resbaloso, en mi caso era común que el suelo me atrajera a él.
Camine indeterminado tiempo, admirando la belleza del bosque que me rodeaba, cada animal pequeño que me encontraba y otras veces caía al suelo ensuciándome las manos y el pantalón. Otras veces me hacía pequeñas cortadas con al insulsa sangre saliendo en gotitas, provocándome mareos y la sensación de querer volver el estómago.
Camine bastante tiempo, desde la mañana hasta el mediodía y el cansancio se me hacía presente de tanto caminar sin parar. Me detuve, saque una botella de agua y una brújula para orientarme, para mí desgraciada suerte me había perdido y no tenía ni la más mínima idea de cómo regresar al pueblo y la civilización. El pensamiento me apabullo, creer que moriría en el bosque.
Corrí como loca desesperada, cayendo una y otra vez por un trayecto del camino que había elegido torpemente. Llegue a un lugar donde vi a una muchacha rubia dándome la espalda sentada con toda la calma del mundo. Suspire y sentí el alivio invadiéndome de lleno. Comencé a acercarme con pasos desesperados.- Hola, estoy perdida ¿Podías ayudarme a encontrar el camino correcto?- Dije con la voz ronca y tratando de calmar mi corazón que latía desenfrenado por la carrera obtenida.

Me encontraba totalmente relajada, recien habia terminado con mi sed, llevaba el cabello suelto, una blusa color azul y pantalones de mezclilla entubados y unas botas color marron, iva demasiado casual. Suspire admirando el cielo.
Todo perfecto si no oliera asi.. me dije a mi misma
Pero para mi sorpresa al parecer alguien mas estaba en el lugar: era una humana como de unos 19 oh 20 no estaba segura lo que me llamo la atencion esque tenia coratadas, raspones, un poco sucia con una brujula. Para su suerte su sangre no me causaba mucha tentacion ya que como habia dicho antes, hace poco que me habia alimentado.
Ella se veia bastante preocupada, me levante del pasto y le sonrei levemente.
- Hola... ..-
-Claro, te ayudo pero ¿te encuentras bien?¿ necesitas algo? y ¿a donde quieres llegar?..-

Mi respiración entrecortada comenzó a cesar junto con el latido de mi corazón conforme pensaba que esa chica de cabellos rubios que me daba la espalda sabía el camino a la civilización, si no es que también estaba pérdida tanto o más que yo misma. Abrí los ojos como platos y sentí que mi mandíbula se iba para abajo de la impresión. La chica era hermosísima, en mi vida había apreciado tal belleza. Su piel era tan blanca como la cal, sus ojos de un dorado intenso me miraban con curiosidad, era alta y esbelta, un cuerpo escultural, sus cabellos rubios le llegaban a la mitad de la espalda y estaban perfectamente bien peinados, y todo su rostro tenía unas facciones muy finas y encantadoras. La envidia me traiciono al instante, ella era todo lo opuesto a mí. Yo era blanca, ojos grandes y verdes, cabello castaño y ahora enmarañado y lleno de musgo, demasiado falca y más bajita que ella. La envidia no era el sentimiento correcto en aquella situación, la vergüenza me invadió y sentí la sangre subir hasta mis mejillas sucias. ¿Cómo puedes tener tales pensamientos? Tal vez ella te ayude y tu envidiándola.- Dijo una voz reprobatoria dentro de mi cabeza. Sonrió y en reacción parpadee un par de veces tratando de pensar correctamente, pero era casi imposible al escuchar el sonido de su voz que era como el de unas campanillas sonando con el suave viento moviéndolas. -Estoy bien, simples rasguños. Quiero regresar a Forks ¿Sabes el camino?- Grase con media sonrisa en los labios.- Soy Adrienne.- Extendí mi mano y me acerque un paso a ella para estrechar la suya.

La chica parecia algo desesperada y frustrada, al aprecer se habia estado un buen tiempo ahi quien sabe cuanto a decir verdad.
Asi que no se porque pero senti que devia ayudarla quiero decir ¿acaso habria alguien que sabiendo perfectamente el camino la dejaria ahi? bueno pensandolo bien si habia gente asi: la mayoria de los vampiros carnivoros aunque seguramente la hubieran devorado minutos anteriores oh los vulturis que hubieran jugado con su fragil cuerpo.
Sonaba cruel, pero eso era lo mas seguro que podrian hacer tales personas.
Deeje de epnsar eso y le respondi.
-Tanya Denali, un gusto.- dije respondiendo a su saludo estrechando mi mano contra la suya que era tibia.
- Si claro, se perfectamente el camino aunque ni siquiera vivo aqui haha..- dije esbozando una sonrisa
-Bueno, vamos por alla.- dije haciendo una seña con mi dedo en direccion al camino.

Se acercó hasta a mí con pasos elegantes, gráciles. Si una modelo la hubiese visto desfilar hasta delante de mí se hubiera cortado las venas de la envidia que provocaba esa mujer rubia y de ojos dorados, tan bella como la diosa Afrodita personificada.
Cuando estuvo a escaso paso de mi estrecho mi mano. Su mano era fría como el hielo mismo, y de una textura lisa y dura, cualidades de una roca o una escultura hecha con esmero. No pude evitar sentir un escalofrió recorrer mi cuerpo ante su tacto gélido como el hielo.-Es un verdadero placer, Tanya.- Volví a graznar, ya que era eso lo que hacía mientras ella casi cantaba con su voz sensual y hermosa.
Señalo con un dedo a la dirección correcta, pero lo que me dejo pensando fueron sus palabras que habían sido soltadas al aire, como una broma que solo ella entendía. Sonreí aún más y di un paso dudoso en la dirección señalada.- Si no eres de por aquí, entonces ¿De donde eres?- Me vi en la necesidad de llenar el silencio que se había hecho en breves momentos, no me gustaba la idea de pensar que me iría sola de ahora en adelante, tan propensa a perderme en el camino.

Le sonrei ligeramente al ver que se detuvo un poco, a mi parecer no queria ir sola tal vez pensaria que se perderia, que la asaltarian, que un animal oh alguna otra criatura la atacaria oh simpemente le gustaba tener compañia.

Fui con gracias a su lado, haciendole una ligera seña de que fueramos juntas para ese camino.
-Soy de Alaska, pero digamos que tengo familia aqui asi que de vez en cuando vengo a visitarlos oh a pasear por la zona que, aunque sea un pueblito pequeño es un lindo lugar, interesante en mi opinion.- dije alegremente, meintras caminaba con ella...

Con pasos gráciles y elegantes se acercó a mí y tomo el mismo camino que había señalado anteriormente. Comencé a caminar a su lado con pasos ligeramente rápidos mirando con detenimiento lo que pisaba, si no prestaba la suficiente atención seguro caería y me vería en la penosa necesidad de que me ayudase a levantarme. No daría esa primera impresión como lo había hecho con la pequeña Ashley.
Al recordar a Ashley se vinieron muchísimos pensamientos a mí. La chica nueva, Tanya, junto con la niña, Ashley tenían muchas cosas en común. Ambas tenían aquel poco peculiar pálido en su piel, sus ojos dorados como la miel y una hermosura sobrenatural. Las cosas que cambiaban eran el color de su cabello y la forma, una era lacia y castaña clara mientras que la otra era rubia y con cabello quebrado. Sus facciones eran demasiado finas pero no eran muy similares, podrían ser hermanas si no fuera por esos detalles que eran insignificantes pero para un buen observado como yo no se pasaba por alto nada.
Podrían ser familiares pero lo dudaba, Ashley decía llegar y no conocer a nadie, mientras que Tanya tenía familia cerca... Esto era un verdadero enredadero, ¿Porque tenían el mismo aspecto en su piel y el mismo color de ojos, y a pesar de todo, no eran familiares? No entendía como estaba ese asunto, nadie poseía el mismo color de ojos ni la misma tonalidad, a menos que fueran familiares. Aparte de todo, ambas tenía un tacto de hielo, cosa anormal, yo siempre tenía manos frías pero no a ese grado. ¿Que estaba pasando ahí? ¿Todos los habitantes de ese lugar tenían esas cualidades?
Comenzaba a creer que la magia de ese pueblo era verdadera, que existían cosas más allá de la imaginación del hombre, cosas verdaderas... O tal vez me estaba volviendo loca. Eso parecía ser más razonable que mis tontas pesquisas sobre algo sobrenatural en el pueblo. Tal vez el cansancio de correr como loca en el bosque provocaba que mi menta sacara conclusiones absurdas, la imaginación llegaba a sobrepasar a mi razón. Pero había algo que me decía que si, en ese lugar había algo más.
Suspire y mire a Tanya, sonriéndole.
-¿Alaska? Eso está muy lejos. Y si tienes toda la razón, este pueblo es lindo...Podría decir que hasta mágico.-Dije con calma.

-Demasiado a decir verdad.- respondi con una amplia sonrisa.
-Deverias visitar Alaska sin duda tambien es hermoso..- dije diciendo con orgulo, feliz recordando todo lo que habia pasado ahi, con mi clan, mi familia tan amable, simpatica y duce conmigo... sin duda les devia mucho.

Por un momento guarde silencio como si estuviera sola pero con una gran sonrisa dibujada en mi rostro, hasta que me acorde que no estaba sola y probablemente ella me veria extraño oh tal vez pensaria que estaba loca haha, esperaba que no.
Volteee a ver a la chica: Adrienne su mirada estaba lena de curiosidad y tenia cierto aire de ser simpatica, le sonrei delicadamente.
-Y bueno andas de visita en Forks oh piensas estar aqui permanentemente..?.- dije amablemente con una leve sonrisa.

Existió otro momento de silencio, donde ambas nos sumergíamos en lo más profundo de nuestros pensamientos, dejándonos llevar por nuestras ideas y recuerdos.
Una vocecilla me gritaba con todas sus fuerzas que algo extraño pasaba en aquel lugar, no era normal, algo estaba mal. Pero la razón no mentía, tal vez estaba demasiado cansada y necesitaba dormir un poco para aclarar las cosas. Mi debate interno era fuerte, una guerra que no lograba conciliar.
Caminamos por unos minutos en ese silencio sepulcral hasta que Tanya decidió hablar otra vez. No dejaba de impactarme lo encantador de su voz, la elegancia con la que daba cada paso y lo perfecto de su rostro, una belleza inigualable.
-Este... No, solo vengo de visita. Estoy de vacaciones y no tardare en regresar a Paris para retomar mis estudios.- Musite con torpeza, esa torpeza que tanto me identificaba. - Y tu ¿Cada cuando vienes por aquí?- Sonreí con amabilidad.
Di un paso en el que mi pie se encontró con una raíz salida y provoco que el suelo me atrajera hacia él, desdichada yo, ¿Cómo era posible que mi suerte fuera tan mala como para dejarme en ridículo?

Auch! Mi larga pollera se había enganchado en una rama, mientras tiraba con fuerza de la tela me caía al suelo. No pude evitar reírme de mí torpeza. Me levante con un gran suspiro y mi ropa quedo toda manchada. Tomé mi cámara fotográfica luego de sacudirme un rato y volví a mi tarea de fotografiar el lugar... No había expresión más bella en el mundo que un bosque mágico. Mi debil razón no para de imaginar duendes y hadas por todo el lugar, el ruido de sus aleteos y sus vocecitas en mis oídos. Respiré profundo pensando que, ésta sería una historia perfecta. Mi primer libro sería de fantasías y dedicado a niños jóvenes. Mientras intentaba captar con difíciles posiciones los ángulos que más me gustaban, a lo lejos escuché una voces provenientes del ¿sur? No estaba segura, así con sigilo me fui acercando. No quería asustar a nadie...
-Disculpen...- Llamé a la voces cuando las pude divisar a la distancia. Pero resbalé, y se me escapó un grito vergonzoso antes de que se avecine la carcajada.

Me agradaba la chica, su curiosidad resultaba simpatica.
-Pues como habia mencionado antes, como tengo familia por aca pues vengo como despues de unos... pocos meses, a visitarlos y saber de ellos.- dije amablemente, pero con una pequeña pausa ya que realmente no contaba ni me preocupaban los meses.

De pronto a la chica le fallaron sus reflejos, haciendo que cayera hacia el suelo. Yo en un intento repentino como reflejo, la levante rapidamente y enseguida se incorporo algo sorprendida.
Yo estaba pensando en que decir.... Toonta tonta..! me dije a mi misma.

-Estas bien?..- dije intentando saber su estado e intentando acaparar mi mente en otra cosa.

En ese instante percibi el olor de alguien mas, humano enseguida lo reconoci. Al parecer tuvo un tropezon ya que se escucho algo estampado contra el suelo. Mire al piso para saber porque estaban sucediendo tantas caidas en unos minutos enseguida note el como se encontraba la tierra, erstaba lodosa, y demasiado, eso era la razon por la que habia caidas, cualquier humano que pasara por ahi tendria por lo menos un resbalon.

En ese instante una pequeña voz de mujer se disculpo, supuse que era por la caida, sonrei abiertamente agarre a la chica Arieddne del brazo en señal de que fueramos para aquel lugar y le dije a la otra chica:
-Porque te disculpas.? No tienes porque.... al contrario, estas bien..?- le dije con una voz melodiosa esperando oir su respuesta mientras le ayudaba a levantarse.

Algo increíble sucedió en aquel momento, algo inesperado, algo sencillamente imposible.
Estaba tirada en el suelo con la vergüenza tiñendo mi semblante, haciéndome ver una total ridícula, algo normal en mi persona., y en un movimiento fugaz, invisible e increíble Tanya tomo mi brazo y me levanto como si yo fuere una muñeca de trapo vieja, como si mi peso significara el de un pluma, como si cargara su mochila, y en la misma velocidad invisible me paro del lodo. Su tacto era tan frío como el hielo, era aún más increíble que sintiera su frialdad por encima de mi ropa.
La mire atónita, con los ojos como platos sin poder decir palabra alguna, sin poder escuchar sus palabras. ¿Cómo era posible que fuera tan veloz? ¿Porque era tan fría como el hielo? Algo no estaba bien en ese lugar, lo estaba percibiendo. Se suponía que debía salir corriendo del lugar para nunca volver, pero en cambio me causaba una gran curiosidad todo aquello.
Esa vocecita que me gritaba que algo no andaba bien me hizo más fuerte, ensordecedora, no me dejaba escuchar a mi razón y ni pensar las cosas de la forma correcta, pero algo en mí aseguraba que aquella voz tenía razón, era un "sexto sentido" como suele llamársele.
Algo llamo la atención de Tanya, algo que no logre captar. Sin más me agarro y me llevo por un camino que no tuviera lodo hasta una corta distancia, ahí se encontraba una chica sentada en el suelo y llena de lodo.
En ese instante me vi reflejada en un espejo, ella era muy similar a mí. Tenía una piel blanca, cabello negro, ojos grandes y cafés, y sobre todo, la pena estaba adherida a su rostro. Ella y yo éramos unos polos opuesto en comparación a Tanya, éramos como dos simples mortales junto a una diosa.
Sonreí y e acerque un paso a la chica y estire mi mano para ayudarla, y una vez más Tanya uso su velocidad increíble.
-No te preocupes, no solo te pasa a ti, a mí me acaba de pasar hace unos segundos.- Musite y mire por el rabillo del ojo a Tanya.- Soy Adrienne, y ella es Tanya. ¿Cuál es tu nombre?- Pregunte en la forma más amable.