REgresando a Casa (libre, Mañana)

Trás unas merecidas y largas vacaciones en Denali, en compañía de la familia de Tanya, regresaba a mi amado Froks. El velocimetro marcaba más de 190 Km/H y la música resonaba alto por todo el Porsche amarilli que aun conservaba y amaba, era el objeto más preciado que poseía y que al mismo tiempo estaba ligado a algo completamente sentimental.
El clan Denali se seguía preguntando el porque nos quedabamos en Forks como recidencía permanente. La respuesta a esa pregunta era muy sencilla, Forks tenía cierto mitisismo y magia que atraía a caulquiera, así habíamos llegado nosotros. Pero sobre todo tenía un lazo sentimental con todos y cada uno de nosotros. Tantas cosas habían sucitadpen aquel pueblecillo, que parecía aburrido, y que aún pasaban. Cosas buenas y cosas malas habían acontecido ahí y no nos era sencillo mantenernos alejados por mucho tiempo. Así de sencilla era la respuesta, pero ellos no parecían comprenderlo del todo.
Antes de partir me hicieron prometer que volvería pronto y con toda mi familia. Sonreí y negue con la cabeza, no existía la necesidad de tal promesa ellos eran como nuestros primos y siempre estaríamos en continuo contancto, de eso no cabía duda alguna.
Fui bajando la velocidad y el voluman de la radio conforme me acercaba al pueblo. Reconocí cada curva que me acercaba más y más a mí hogar. Sentí una exquisita alegría y emoción al saber que solo faltaban unos pocos kilometros para ver a mí familia.
El follaje de distintos tonos verdes me dio la bienvenida al pueblo, la humedad flotaba con delicadeza sobre el ambiente y el cielo estaba abarrotado de nubes grises, algunas gotillas de lluvia caían suaves sobre los árboles, el suelo y mi parabrisas. ¡Mejor bienvenida no podía existir! Y aunque el clima deprimiria a cualquiera a mí no, el entorno era favorable y perfecto.
Despúes de unos pocos kilometros de paísaje y carretera reconocí el camino que me llevaría a mi casa de un inmaculado blanco, con un toque antigüo y moderno perfectamente compenetrados. Los gigantescos ventanales que daban una sensacional vista a la parte sur del bosque y que en los días soleados brindaba una luminosidad encantadora, dandole vida al lugar. Me preguntaba si Esme y rosalie habían ejecutado algunos cambios al inmueble y, sobre todo, si habían adornado con flores de alegres colores, esperaba fuera así de lo contrario estarían metidas en un grave problema.
Mi sonrisa se hizo más ancha cuando vi la casa que imagine y la alegría se desbordo en una carcajada de felicidad. Estaba emocionada por ver a todos y abrazarlos, los había extrañado tanto. Estacione el coche frente de la entrada principal y baje rapidamente. Me dezlise dando brincos hasta la puerta, donde me detuve y respire para tranquilizar mi emoción. Abrí la puerta en un solo movimiento y entre, para mi sorpresa todo seguía igual que como cuando me había ido. Nadie estaba en la sala, ni siquiera Emmet que acostumbraba a estar viendo algún partido. Recorrí la estancía, la sala, la cocina e incluso el comedor sin encontrar alguna pista de algún miembro de la familia.
-¿Emmet? ¿Rose?.- Musite en voz alta y continue mi paseo por las escaleras.
Llegue al despacho de Carlisle y abrí la puerta de un tiron para descubrir que estaba completamente vacío, aún así lo llame sin resibir respuesta alguna. Seguí caminando hasta toparme con la recamara de Esme y Carlisle.
-¿Esme?.- Pregunte tontamente, que me hacía pensar que Esme estaba por ahí sin Carlisle.
Suspire frustrada y subí el ultimopiso donde estaba la habitación de Edward y la mía. Me dirigi a mi habitación, dado que Edward y su familia vivía en la cabañita, y la abrí sin ganas. Todo estaba como lo había dejado, a excepción de algunas cosas.
-¿Jasper?- Volví a preguntar.
No había nadie en la casa, estaba completamente sola y ahora si parecía un cementerio. ¿Donde se habían metido todos? Era extraño tener la casa sola, sin un alma merodeando. Baje las escaleras a una velocidad record y me sente en el sofa de cuero, encendí el televisor y deje el canal que estaba.
-Seguramente fueron de caza. Y tal vez Bella este en su cabaña con Nessie y Edward, sería muy desconsiderado ir a molestarlos.- Me queje en vos alta.
No era nada divertido estar sentada viendo la TV.

Es curioso como un simple viaje puede complicar las cosas de una manera estridente.
Nessie había salido desde temprano. Me dedique hacerle un rápido desayuno de avena, ya que no le agradaba la comida humana pero Carlisle insistía en que le hacía bien esos nutrientes en su cuerpo.
Se despidió de una manera fugaz y la casa se quedo repentinamente vacía y silenciosa, solo se escuchaba a lo lejos el susurro del viento contra las copas de los arboles y el canto del riachuelo al correr el agua tras las piedras.

Di pequeños saltitos hacia el buro de mi recamara, abrí el cajón de, madera que encajaba perfectamente con la decoración rustica y mágica que entonaba la casa de mis sueños, y saque uno de mis viejos libros hojeados y maltratados.
La cabaña tenia un cuarto gigantesco con cientos de libros en buen estado, pero el mío tenia un gran valor sentimental.

Me acomode en el sofá del cuarto, mientras hojeaba uno de mis capítulos favoritos de “Cumbres Borrascosas”. Era una manía que se fue convirtiendo en costumbre. Cada vez que Edward se iba de casa y yo lo extrañaba, leía ese libro. Me hacia recordar lo egoísta que fui y que soy al extrañarlo tanto y sobreponerlo sobre las demás cosas de importancia, tal como Catherine y Heatcliff lo hacían.
Mi hija Nessie era un claro ejemplo.

Mi familia a la cual amaba no sabia donde encontraba la mayoría de ellos. Mi esposo había salido de viaje con sus hermanos y cada hora que pasaba sin el parecía ser siglos. Cada día que pasaba sin que el estuviera a mi lado parecía ser un año en un desierto sin agua.

Un desierto en el cual yo era prisionera y del cual no podía huir hasta que su ser se haga presente de nuevo a mi vida y provoque un diluvio en aquel desierto. Mi soledad no se refugiaba solo en la ausencia de Edward, también se encontraba mi motor de vida .Nessie.

Mis añoranzas a Edward no me permitían pensar en otra cosa que no fuese el, y había descuidado a mi hija, no tenia idea de que ocurría con ella y si estaba bien. Un suspiro se hizo presente al recordar a las personas que mas he amado en mi eternidad.

Después de empaparme en recuerdos e imágenes cerré el libro y decidí tratar de transformar un poco esa motona actitud, y me dirigí hacia la mansión “Cullen”. Donde no había pisado desde hace tiempo y no tenia idea si alguien se encontraba ahí, serviría de algo echar un vistazo a la casa. Tome mi chaqueta café y mi bolso, junto todas mis llaves.

Y dando un fuerte portazo mis pasos comenzaron echar andar de una manera veloz, donde apenas logra divisar el camino.
Mi semblante cambio cuando vi un porche amarillo fuera de la mansión, seguido de un rastro dulzón que conocía a la perfección. Alice. Mi emoción subió dos tonos y me apresure.

La copia de las llaves de la mansión que Esme me había dado, salieron y abrieron rápidamente la mansión. –Alice?- Dije cuando la vi recostada sobre el sofá de la casa con cara de aberración.
-Oh Alice!!, hace mucho que no te veía.- Corrí hacia su sitio y me arroje al sillón junto donde estaba ella.

Los hombres sumamente musculosos que portaban un uniforme color verde con blanco y protecciones por todas partes arremetían contra el equipo contrario, que eran más hombres de un uniforme color azul con gris y precisamente la misma protección. Que mal atuendo tienen esos de blanco, les vendría mejor otro color que un verde, me desagrada por completo. Refunfuñe para mis adentros, no era aficionada al futbol americano pero Emmett había dejado sintonizada ese canal, ESPN. Era obvio que no me pondría a ver más ese canal sino me disgustaría más el hecho de saber que no combinaban, mejor a eso me dedique a fisgonear en las decisiones que habían tomado mi familia.
Primero eche un vistazo a Carlisle, estaba trabajando en el hospital, tal y como era su costumbre. Esme y rose salían de compras a Port Ángeles, más ornatos a la casa no le vendrían mal y sus atuendos era lindos, no existía necesidad de mi ayuda sabían arreglárselas solas. Jasper, Edward y Emmett estaban de caza a unos kilómetros y se demorarían en regresar, aun que Jasper estaba tentado a hacerme una llamada telefónica dentro de diez minutos. Suspire y deje a Bella al final. Leía un libro en su cabaña y ahora mismo se dirigía a mi encuentro, fruncí el ceño, que mal vestida estaba parecía que jamás cambiaría ese estilo poco agradable, ella verdaderamente necesitaba mi ayuda.
Sonreí de oreja a oreja al recordar los obsequios que les había traído a todos, en especial a ella puesto que los necesitaba más que nadie. Voltee en dirección a la puerta, ya estaba solo a escasos segundos. Cuando entro mi rostro se llenó de emoción y alegría al verla retozar hasta mi lugar, donde se aventó.
-¡Bella! Te e extrañado tanto.- Dije mientras me amoldaba para abrazarla y besaba su mejilla.- Pero veo que sigues igual que cuando te deje aquí... Para tu suerte tengo algo especial para ti.- Dije levantándome con una gran sonrisa.- Permíteme.
Salí de la casa y tome todas las bolsas que traía mi coche y con la misma velocidad regrese para postrarme frente a ella. Deje car todas las bolsas e inmediatamente me puse a buscar sus cosas, fueron fáciles de encontrar.
Una selecta colección de libros de su interés y un sin fin de ropa.
-Sé que te van a encantar mis obsequios, y no puedo esperar a que te pruebes todo lo que te traje.- Musite con una sonrisa pícara mientras la jalaba para animarla.

Volvia, luego de dias y dias buscando respuestas a esas situaciones que por más que intentara no podia resolver ni con toda mi conecentracion. Volvia, luego de caminar por la franja entre la desesperacion y lo real, en la franja de la lucha, la protección y el desgano. Volvia luego de dias y noches llorando, cazando, tirando cosas, durmiendo, soñando, escribiendo, cantando, creyendo...
Volvia bajo el cielo nublado, las masas grises amenazantes, la realidad floreciendo, el aroma de mi familia guiandome, las ideas saltando... volvia.
Me acercaba a la mansion con mis puños temblando y un nudo en mi panza, con la garganta seca y los ojos cristalinos, con el vestido de algodon playero a rayas volando con el viento, con sus colores rosa y blanco contrastando el verde, con el perfume de cerezas flotando... con mis pasos lentos pero al fin, seguros, en la dieccion correcta.
Por cada orificio de esa casa podia sentir la presencia de esas personas que añoraba, ese "calo9r" que necesitaba, mi bastón para hacer mis determinaciones verdaderas. Tome el picaporte y lo hice girar en mi mano con una onda respiración, adentrando mi alegria al salon donde mi madre y mi tia, ambas entre preocupadas y ansiosas, giraron sus dorados ojos hacia mi.
-Creo que.. lo correcto seria pedir clemencia-sonrei levemente y cruzando el piso oscuro en largas zancadas tome a ambas entre mis pequeños brazos calientes.

Alice no parecía para nada sorprendida al verme, seguramente uso su don y desde hace varios minutos esperaba mi llegada. Los brazos delicados de Alice se posaron en mi , a le vez que yo correspondía su abrazo, envolviéndome de su aroma dulce con un ligero olor a freshias que cargaba su perfume.

Alice inspecciono una vez más mi atuendo y con sus ojos brillosos a causa de la emoción, de un brinco se incorporo caminado grácilmente hacia la cochera para después traer docenas de bolsas de diferentes tipos de colores, donde sobresalía el papel china de cada bolsa y el olor a nuevo resplandecía en el ambiente.

La cara de Alice era de entusiasmo puro, el cual no podía compartir con ella. Cada vez que salía de viaje Alice se encargaba de llenar aun más mi armario, escogiéndome ropa costosa, y muy elegante para mi estilo. Aun no podía acostúmbrame a ello y no evitaba que me desagradara aun la idea de los “obsequios”.

Estaba apunto de fingirle mi mejor sonrisa y solo agradecer por los obsequios para después llevarlos al armario junto los demás, a que solo se empolvaran. Tenia la habilidad de mentir muy mal sobre todo a Alice.- Gracias, Alice.- Espere pensando en unas palabras adecuadas para que no sonara fría, ya que su entusiasmo no seria el mismo. – No tenias que comprarme nada en verdad, sabes que no necesito nada mi mejor obsequio es que hayas regresado pronto.- Pensé en que mas decir, pero ambas sabíamos que Alice terminaría ganando y tendría que desfilar por completo todo lo que ella me había comprado haciéndome sentir su “barbie”personal.

Unos pasos se escuchaban venir hacia la mansión seguido de un aroma exquisito que conocía a la perfección. Nessie entro a la casa con pasos pequeños y tímidos, su rostro mostraba preocupación, sus ojos reflejaban algunas lágrimas reteniéndose en ellos. Avanzo hacia nosotras y nos dirigió un abrazo envolviéndonos con sus brazos cálidos. Su abrazo fue como si me quitaran diez toneladas de encima. La preocupación por ella no cabía en mi y extrañaba de ella, estaba dispuesta a exigirle una explicación. Pero a juzgar por su apariencia, sentí que no era lo mejor y lo que mi hija necesitaba era una madre comprensiva .

La abrase por igual y acariciaba unos mechones de su cabello.- Me tenias muy intranquila, lo bueno es que estas bien, pero no te preocupes ya tendrás tiempo de explicarnos.- Dije con voz tenue y cálida.

La expresión de Bella no era para más, sabía a la perfección que le desagradaba cualquier tipo de obsequios fueran de quien fueran. Puse los ojos en blanco y extendía la primera bolsa repleta de ropa que le sentaría bien. Fruncí el ceño molesta al ver lo que planeaba hacerle a mi regalo, tenía que ir a revisar aquel armaría para asegurarme que todo estaba acomodado y tirara esas prendas inútiles y poco agraciadas.
-Sabes que me enojare mucho si avientas todo a tu armario.- Amenace con los ojos entrecerrados.
No existió más momento de reclamos y excusas. El aroma dulzón de Nessie comenzó a infiltrarse por los orificios de las puertas acompañado del piqueteo rítmico de su corazón. El picaporte giro y dejo ver a mi dulce sobrina. Le sonreí, pero esa sonrisa se desvaneció tan rápido como apareció. Su rostro se encontraba sumergido en la preocupación profunda. Odiaba tener que salir por un periodo de tiempo porque siempre que regresaba mi familia se encontraba dispersa y melancólica, algo decepcionante.
Se acercó con una sonrisa que podía jurar que era casi forzada y nos rodeó con sus brazos cálidos. Al mismo tiempo la cara de Bella se transformaba en una expresión de preocupación.
-Me alegra tanto volver a verte. Te extrañe tanto mi pequeña Nessie.- Dije con dulzura mientras besaba su frente.

El recibimiento de ambas fue cálido y sincero, me esperaban a pesar de todo, sobre la preocupacion y el enfado reinaban la certeza que vovleria, entera y dispuesta a entregarme de nuevo a mis objetivos, a aquellos planes que me eran delegados desde mi nacimiento, el de crear paz y difundir respeto por la vida humana.
-Tambien las extrañé, y lamento haberme ido, pero volvi decidida a poner las cosas en orden- me enorgullecia a mi misma esa voz y actitud tan firmes que habia adoptado de mi padre. Ya no podiamos depender de mi abuelo, era tiempo que Carlisle siga con su vida, con la existencia que el mismo se habia creado para vivir junto con Esme, nosotros debiamos continuar con lo que él habia empezado para demostrar que los aquelarres vegetarianos y pacificos eran posibles. Solo habia que hacer ciertos cambios, pero la determinacion dentro mio era tan fuerte que ahora más que nunca, rodeada de las personas que más queria, sabia que se harian realidad. -Se nos ha ido de las manos, hay demasiados carnivoros en los alrededores adentrandose en la pequeña sociedad de Forks, creando neofitos, entrando a territorio Quileute... ya es tiempo de demostrar que no dejaremos que acaben con la oportunidad que Aro nos presentó para vivir pacificamente
Me sentia satisfecha conmigo misma, demostrando que era capaz de ser responsable y miticulosa con mis decisiones, que buscaba el bienestar de nuestra familia y los humanos. Sabia tambien, que mis padres y tios siempre habian luchado por lo mismo y no necesitaban que se los recuerde, pero toda esta energia con la que habia vuelto me hacia sentir completa y fuerte.

Las palabras de Renesme sonaron seguras y decididas, aun se notaba un tono de culpa en ellas por haber desaparecido .

Me hacia bien estar con mi familia, nunca me había gustado estar sola. Justo así me sentía antes de de la llegada de Alice y Ness. El abrazo de ambas se conformo por un exquisito aroma sobrecargado de dulzura, impregnándome de su aroma por completo. Varios minutos de silencio después donde suponía que cada quien podría estar pensando en mil ideas diferentes, las palabras de Nessie rompieron el silencio.

Sus palabras eran claras y maduras como estaba acostumbrada a mirar a mi hija. Esa era la niña que recordaba. Mi hija muchas veces mostraba mayor madurez que su madre, era una relación un poco similar a la que contenía con mi madre.

Sus palabras me hicieron recordar el día en la frontera de la Push donde una vampira carnívora amenazaba a una indefensa humana. Mi ausencia “emocional”, me hacia no darme cuenta de la gravedad del asunto.

-Tienes razón Ness, yo misma he visto como poco a poco han invadido Forks, no queremos una batalla con los Vulturis. Ya nos ha costado trabajo mantener la paz en este lugar y no pretendemos cambiar de residencia a causa de carnívoros descontrolados.- Mi voz sonó firme y algo caprichosa, no me podía imaginar viviendo en otro sitio, lejos de Charlie. O peor aun no me podría controlar con una batalla frente a los Vulturi, no podría soportar esa incertidumbre de nuevo.- Tenemos que hacer algo.- Dije esta vez mas convencida. El desfile de modas que tenía preparado Alice afortunadamente se había opacado por un asunto más urgente. Eso era algo que me alegraba por ahora, pero sabía que no podía evitar una inspección de moda en mi armario. Bufe al pensarlo.

Las palabras de Bella y Nessie llenas de seguridad, firmeza y talladas de realidad, se impregnaron en mi memoria, como el cincel golpeando una piedra para inmortalizarlas ahí mismo y jamás olvidarlas con el paso del tiempo.
Yo misma había dejado pasar el asunto de los carnívoros. Loa había visto venir a todos y cada uno de ellos: Matt, Katherine, Betmany, Tullio y una horda más de la misma clase de criaturas insensibles y que solo buscaban problemas, pero sin en cambio lo había dejado pasar sin darle la importancia suficiente y ahora todo estaba repercutiendo. Me sentía desilusionada y poco orgullosa de mí por haber dejado avanzar el problema más de lo normal, las cosas comenzaban a salirse de control y no dejaría que pasara eso. No deseaba darles a los Vulturis otra razón para venir a amenazar a mi familia, eso solo provocaría la muerte de los que les fueran inútiles por no tener dones. Me estremecí al pensar en perder a Rose, Emmett y Esme, no dejaría que se acercaran ni un centímetro a Forks, debíamos controlarlo.
Estar en casa y rodeada de mi familia era mejor que estar distantes los unos con los otros, nos volvía más vulnerables y ya lo habíamos demostrado en ocasiones pasadas. Estos eran lazos indestructibles, incluso por los Vulturis que ya lo habían intentado.
-Sé que esto se está yendo de mis manos, yo fui la culpable por desparecer a sabiendas que merodeaban muchos carnívoros por aquí, amenazando nuestra pacífica convivencia con los humanos y exponiéndonos a ellos atrayendo a los Vulturis con el pretexto perfecto para derrocarnos.- Musite con la seriedad teñida en mis palabras.
Esto no era asunto que podíamos dejar a un lado debíamos poner en marcha nuestra voluntad como los residentes permanentes de Forks, la visita al armario de Bella podría esperar, al igual que su desalineada vestimenta que poseía en esos momentos.
-Bella me gustaría que te pusieras más las ropas que te compro. ¿O es acaso que te desagradan?- Dije haciendo un leve puchero mientras caminaba hacia el ventanal que daba una sensacional vista al rio y al bosque pacifico que debería quedarse así por la eternidad. Posee una mano en el vidrio mirando en dirección sureste.-Espero que pronto llegue Jasper, sería de gran ayuda en esto.- La melancolía se palpo en mis palabras.

Iba de visita con mis viejos amigos los Cullen, era muy emocionante ver otra ves a mis queridos amigos.
Los Cullen eran muy buenas personas, nunca habia tenido unos amigos tan amables como ellos.
Tome un taxi para la mansion de los Cullen haber si alguien estab, alo mejor estaba de caza, mejor me deveria de ir que tal si era una molesti para ellos, me arrepenti de ir con los cullen pero para que desechar dinero a lo menso mejor iba me quedaria ua hora para no ser tan encajosa.
Llegue a la mansion no recordaba cuan hermosa y grande era la mansion, toque y Alice me abrio y me invito a pasar.-Hola Alice, como has estado?.- dije con una sonrisa en mi cara.

Ambas, mi madre y mi tia me demostraban como siempre su apoyo incondicional, sus fuerzas de voluntad, sus deseos, y sobre todo, esos objetivos que Carlisle habai implantado en el seno de la familia y ahora nos mantenian unidos a todos como una gran fortaleza que nos impulsaba a luchar contra cualquier cosa. Tomé ambas manos antes que Alice se dirigiera a la ventana a poner su radar de visión sobre Jasper, que aunque no hacia mucho que no se veian, el lazo entre ellos era tan fuerte que se necesitaban indispensablemente. Todos, asi podriamos enfrentarlos, asi podriamos erradicar esa amenaza... la puerta sonó cortando mi pensamiento y una muchacha pálida entró practicamente por si sola a la casa, con animos y sonrisas... alguien que creia ocnocer de algun lado, de algun momento..En mi memoria una vaga imagen se hizo presente, una vieja instantanea de mis primeros meses de vida, donde la preocupación y el miedo eran todo lo que se veia y se respiraba en la zona. Esa muchacha habia estado inesperadamente junto a nosotros, de un clan amigo del abuelo. Saludé a la chica con una sonrisa, sin adelantarme ni nada, solo soltando a mi madre y notando como casi al mismo tiempo Rosalie entraba a la casa de forma habitual, con su humor luego de las compras y su basta colección de bolsas. En un instante ese aire que se respiraba de determinación y fierza se transfomó en algo cotidiano, una visita, una reunion familiar. Caminé distraida hasta el sillón y me senté entre todos los obsequios y la ropa, disfrutando con mi olfato y mi tacto todo lo que me rodeaba. Por fin estaba en casa, y alli, todo seria como siempre, junto a mi familia.

Parecía que cada paso que daba estaba en contra mía burlándose a mis espaldas. No tenia idea de cómo se habían suscitado las cosas y como podía no haberle prestado atención. No podía imaginarme la idea de enfrentarme a los Vulturis, mudarme de casa tampoco era una opción. Dejaría de ver a Charlie, Jacob y más personas que amaba en aquel lugar.

Aromas familiares acompañadas de riostro que conocía ala perfección llenaron la habitación que hace días se encontró desolada. No podía prestar atención al par de personas que se habían sumado a la habitación. Me encontraba ocupada tejiendo mil ideas convirtiéndolas en una telaraña imposible de destruir, llena de miedo e incertidumbre.

Parpadee un par de veces para darme cuenta que la tensión que aun acumulaba ya había desparecido en esa sala. Rosalie recién llego luciendo también como el día que se fue. Una figura conocida llego a la casa. Recordaba su frágil y grácil rostro que ayudo en una situación familiar.

Decidí sentarme en el mismo sillón donde estaba Nessie, tratando de aplazar un poco la preocupación que se extendía por lo largo de mi cuerpo. Mordisquee mi labio inferior un par de veces después de tocar las bolsas relucientes, rellenas de regalos costosos y exagerados que Alice había traído consigo para mi.

Aspire aire tratando de desvanecer aquella incertidumbre. Cerré los ojos anhelando tener valor para enfrentar lo que se avecinaba. No sabía si podía hacerlo sin Edward a mi lado. Gire mi cabeza un par de veces y trate de parecer tranquila.
-Hola Rosalie. Llegas en el momento indicado.-Dije mientras le sonreí.- Bienvenida Tía.Ya tenia tiempo que no nos vistabas-Dije en tono amistoso tratando de ocultar el profundo nerviosismo que me invadía y empaparme de la reunión familiar en la que me encontraba.

Miraba el bosque sinuoso y frondoso levantarse ante mí. El sol comenzaba a alzarse con lentitud hasta el centro exacto del cielo. Era uno de esos días raros donde el astro rey nos colmaría con sus luminosos rayos.
Mirando así el bosque me ponía a pensar en todo lo que acontecía a mi rededor. Primeramente mi familia se había dispersado haciéndonos más vulnerables ante nuestros enemigos. Si no poníamos cuidado a Forks estallaría una batalla, quizás ahora tendríamos bajas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar la idea.
No podía existir en un mundo donde Jasper no estuviera, el me necesitaba tanto como yo lo necesitaba a él. Nos complementábamos el uno al otro, amoldados como dos piezas de un rompecabezas. Seguramente si se llegaba a desarrollar algún problema me aseguraría de mantener lejos a Jasper de ese ambiente hostil e inseguro, aunque eso me costara la vida a mí.
Pero no todo es un declive en el camino, siempre hay personas buenas que apoyan incondicionalmente a un amigo, esos son los lazos de la amistad forjados con hierro inquebrantable.
La casa comenzó a llenarse poco a poco.
Primero llegó una vampira de ojos rojos como las rosas que crecen en su máximo apogeo en la primavera más cálida, de cabellos negros y facciones finas, propias de un vampiro carnívoro. Tia nos honraba con su visita, inesperada pero agradable. La vampira perteneciente del clan egipcio y que había ayudado hacia unos años a Nessie nos recordaba como si hubiera sido ayer aquel encuentro.
Esboce una sonrisa alegre al tenerla ahí.-Tia, cuento tiempo sin verte.- Musite con entusiasmo mientras caminaba y le daba un abrazo delicadamente.- ¿Cómo están Benjamín, Amun y Kebi?- Continúe mientras me posaba junto a Nessie y Bella.
En ese mismo instante Rosalie hizo su gran aparición. Le levante de golpe y corrí para abrazarla con entusiasmo desbordante. Fueran las diferencias que teníamos, dos polos opuestos, la adoraba tanto y la extrañaba igual que a todos.
-Rose, me alegra tanto verte.- La excitación estaba reflejada en mi rostro tanto como en mi voz.- Me encantan los zapatos que me has traído. Muchísimas gracias.- La jale hasta el sofá y volví a mirar a Tia.- ¿Recuerdas a Tia? del clan egipcio.
Estar rodeada de mis hermanas y mi sobrina me hacía bien, después de tanto tiempo alejada de ellas. Pero aún me sentía incompleta sin Jasper a mi lado.

Poco a poco era rodeaba por las presencias de mis tias y madre, que sentadas en el sillon o revolviendo las bolsas, todas se entusiasmaban con la idea de ir reuniendo a la familia. Por mi parte toda mi convicción se fue transformando en ternura y en esa dependencia que surge cuando recuerdas que tu hogar es el apoyo incondicional en aquellas decisiones dificiles de tu vida. Me acomodé en el respaldo mientras todo lo que las afligia iba desapareciendo y una imagen cotidiana nos rodeaba. Pero mi mente fue más alla de las sonrisas que Alice y mi madre tenian en sus rostros, sus ojos se veian vacios, la vida en ellos no estaba completa, y la causa no tardó en llegar a mi razón de forma facil y rapìda, como un obvio paracaidas envolviendome: a ambas les faltaba un trozo de su existencia, una parte de auqella vida que incluso siendo eterna no tenia sentido.
-Mamá...-murmuré suave y timidamente, temiendo lastimar aquella fragil presencia con mis inoportunas preguntas- ¿Dondé se encuentra papá y los tios?
Sabia que mis abuelos probablemente estaban de viaje o en alguna de sus salidas en pareja, por lo que mientras estuvieran juntos no habria problemas, pero ellas estaban aqui solas, y la falta de los "hombres" se notaba en la vulnerabilidad e indecision de las presentes.

Nunca v llegar a Rosalie a la mansion de los Cullens.- Estan bien, sin salir pero si estan bien.- dije abrazando a Alice.- Si... perdon es que teniamos tantas cosas que hacer.- dije con un tono seco.

Ya casi no me acordaba como era Alice y Bella, tan hermosas como la chica Nessie, creo que no no se acordaba de mi.- Ella es Nessie??, de la que tanto han ha hablado?.-

Las sonrisas que todas reflejábamos era mas que un espejismo para ocultar nuestro verdadero sentir.

La voz dulce y cálida de mi hija rompió mis pensamientos, haciéndome recordar la gran parte de mi existencia que estaba ausente. Había aprendido a sobrellevar su ausencia durante sus viajes, pero no podía evitar sentirme vacía y sin encontrar sentido en mi existencia.Un sentido de anhelo se extedio en mi recordandome la falta que me hacia.

-Edward esta junto con tus tíos de excursión. Querían adrenalina para cazar, no sabemos cuando lleguen.- Tras mis palabras sabia que todas anhelábamos que su llegada sea lo mas pronto posible.

Tía seguía con su entonación amistosa y familiar que hacia reconfortante un ambiente tan lleno de pesar.

-Así es, ella es la hermosa Nessie. Cada día más grande.-Dije contestando a su pregunta y una sonrisa a la ironia de la frase.

Me costaba trabajo pronunciar cada palabra sin preocuparme por el ardor infernal que cargaba en mi garganta. Hacia varias semanas sin alimentarme y mis ojos se encontraban inmóviles. Mire a Alice de reojo y sus ojos se encontraban de la misma forma, negros como el carbón e inmóviles como una roca.

Me deslice junto a Alice y susurre.- Necesito cazar, no soporto la sed. ¿Me acompañas? También lo necesitas.-Tome su brazo mientras caminaba hacia la salida.

La pregunta tan inesperada de Nessie hizo frotar aquella necesidad de tener a Jasper a mi lado, apoyándome.

Suspire y mire al inmenso bosque tratando de ver más allá de él, tratando de ver a Jasper aparecer por entre los arbustos, verlo y abrazarlo ya que tanto lo necesitaba y ansiaba, estar sin él era como estar sin la mitad de mi vida.

Prontamente las palabras de Tía y Bella me sacaron de mi trance, algo normal en mí dado a las visiones que pudiese tener.
Sonreí con amabilidad y deje que Bella contestara, yo no estaba tan deseosa de hacer la plática por la obvia razón.

Sentí como Bella se acercaba a mí con suspicacia, sus palabras me cayeron como amillo al dedo y fue como un recordatorio. La sed amedrentadora comenzó a desgarrar mi garganta, tenía mucho que no saciaba mi sed y al estar así no me ayudaba en lo más mínimo a acomodar mis ideas y a esperar la llegada de Jasper, a quien no le gustaría verme en tal circunstancia.

-Claro, vamos.-Musite levantándome del sillón mecánicamente.- Lamento tanto que tengamos que dejarte Tía, Nessie has sentir a nuestra invitada como si estuviera en su hogar, regresamos en un rato.- Sonreí en forma de despedida y salí disparada por el bosque visualizando una manda de alces a unos kilómetros al sur, esperando a que Bella me siguiera.

//Off: Esta bien su salida de escena, ahora por mi cierro, proque me dejaorn con dos personajes ausentes. Cualquier cosa piden un cierre Tia o Rosalie.