Esperándote por primera vez. (Katherine, tarde nublada)

Al fin, terminaron las clases el día de hoy, un día agradable y curiosamente feliz, estaba atravezando la puerta principal del Instituto para dirigirme a mi auto, un Sentra color gris que estaba estacionado junto el autobús escolar. Me dirigí hacia él para regresar a casa. Un metro antes de llegar a él recordé que tenía una cita con Kath, así que le encargué a un compañero que llevara mi auto a mi casa. En cuanto llegó junto a mí le dí las llaves y se marchó, como había dicho, me encontraba esperándo en fuera del Instituto para que ella llegara. No pasó mucho tiempo antes de que me desesperara y saliera del Estacionamiento. Me detuve justo en la acera de fuera y me recargué en una de las bardas que daban para el estacionamiento, por suerte dejé mi mochila en el auto antes de que se lo llevaran, así no tenía que cargar con más que mi propia vida. Sólo por si acaso la perdía no traje nada más conmigo que mi celular.

Estaba aburrida de estar haciendo nada en el pueblecillo de Forks, apenas había llegado del departamento de Matthew en New York. Solamente yo había regresado, Marie y Matthew estaban en Rusia y era mi turno de vigilar que no sospechara nada de Matthew. Comenzaba a sentirme como un guardaespaldas, pero él lo merecía más que cualquier cosa y Marie igual.
Pasaba rápidamente los canales del televisor hasta detenerme a un simple noticiero, ninguna novedad en el monótono mundo. Siempre los mismos problemas de guerra, económica, sociedad y cosas por el estilo, eso no me interesaba así que deje de prestarle atención.
Mi mente divagaba de ideas en ideas, todas sin seguir un hilo coherente hasta que llego un recuerdo de lo más reciente.
El enervante aroma del chico humano que había conocido en el pequeño centro comercial de Forks. Su aroma era de lo más delicioso que existía en el mundo, mataría por probar una sola gota. Recordar el aroma y al chico trajo a mí la promesa que le había pactado. Tenía que ir a verlo al instituto de Forks. Suspire y mire el reloj, faltaba menos de diez minutos, subí rápidamente las escaleras de mi cabaña y tome un baño fugaz y salí. Tome el Mustang negro que me presto Matt, con vidrios polarizados y me dirigí al instituto.
Mire el reloj una vez más, no había pasado más que tres míseros minutos. El cielo estaba nublado, así que ni me preocupe por traer mi chaqueta negra, solo la blusa de manga corta color azul que tanto me agradaba y el pantalón de mezclilla negro, no había necesidad de lentes oscuros, el ya había visto mis ojos rojos.
Llegar al lugar me tomo más minutos de lo esperado, había un terrible tráfico a pesar de que era un pueblo sin mucha gente, los trabajadores regresaban a sus casas. Era aún más tedioso esperar a que circulara el tránsito. Cuando por fin comenzó a fluir note que iba retrasada por lo menos diez minutos más de los acordados, bufe desesperada y arranque a una velocidad que seguro me costaría una multa, no importaba el dinero sobraba, inclusive el tiempo.
al llegar a la zona adecuada, que era fuera del instituto, busque y encontré rápidamente a Ray. Rubio, alto, blanco y de ojos verdes se posaba con desenfado sobre una barda.
Baje del automóvil y camine con pasos lentamente humanos hasta donde el estaba, con una sonrisa deslumbradora adornando mi rostro veinteañero.- Lamento tanto haberte hecho esperar.- Mi voz aniñada sonó con cierta diversión mientras su aroma dulzón me envolvía en una capa deliciosa.

De un momento a otro recordé que en mi bolsillo tenía un pequeño reproductor, sus audífonos y unas cuantas monedas; tomé el reproductor, conecté los auriculares y los introduje en mis orejas. Busqué de entre las mil canciones una que me agradara, la que me pareció más adeucuada fue una de Paramore, una canción que me hacía suspirar al recordar el dilema: Luna o Kath. Que por mucho, Kath estaba adelante, ella era quien más me atraía y con quien más oportunidades tenía. Sonaba a todo volúmen "The Only Exception" en mi cabeza, cuando de pronto esuché el rugir de un auto muy notoriamente deportivo e impresionante. Para mi sorpresa, Kath bajaba de él. -Kath, hola, no hay problema, sabes que esperar no molesta la primera vez.- Inconcientemente salió una pequeña, mentira, gran sonrisa de mis labios, una sonrisa que estaba seguro no usaba hace unos muchos ayeres.
En cuanto se acercó pude oler de nuevo su enervante aroma, cosa que no ayudaba a pensar de manera exitosa, de rponto una oleada de deseo me invadió, anhelaba besarla una vez más, aunque fuera la última. Sin pensarlo dos veces acerqué mi rostro al suyo lentamente, recordando que no debía hacerlo, cerré los ojos suavemente, mi nulo intento de alejarme se rindió, me encontraba a menos de un centímetro de besarla, no pude detenerme, apenas tuve uno de sus labios tocando los míos.

Enarqué una perfecta ceja, manteniendo mi sonrisa y ladeando un poco la cabeza. Se le veía un poco enfadado de tener que esperar, lamentablemente no estaba en mis manos manejar el tráfico y el tiempo y apenas unos minutos atrás había recordado lo pactado con él.
Sin un previo aviso o una advertencia de antemano se acercó a mí con deliberada lentitud, tanto que yo podía ver cada gesticulación que el hacía al inclinarse para besarme. Podía detenerlo, muy cierto, pero la simple idea de tener su aroma cantado en mi garganta, arañándola hasta desgastarla se me antojo más que alejarme por su propia seguridad. Me conformaba con tener su exquisito aroma, que era una simple probada de su sangre. Como una adicta al alcohol en pleno proceso de rehabilitación, estado probándome a mí misma que podía guardar aquel líquido que tanto anhelaba para solo olerlo y con eso me bastaba.
Una cosa más, no quería arriesgar mi eternidad por el deliciosos vino que se me presentaba en la mesa, abierto y listo para ser bebido, eso me costaría la vida y tal vez algún Cullen me arrancaría la cabeza. No, esa idea no me agradaba ni una pizca.
Le correspondí el beso con ternura, amabilidad y sumo cuidado, cualquier movimiento brusco de mi parte y el moría. Pero el ponía a juego su vida y mi autocontrol, yo no era lo suficientemente fuerte para controlarlo más tiempo. Me aleje de él y abrí mis ojos, donde claramente estaba pintada la hambre que sentía, repentinamente. Pase mi lengua por mis labios adquirido ese poco de su sabor que era tan deliciosos como el de su aroma.-Nunca vuelvas a hacer eso, no a menos que yo este concretamente preparada.- Advertí con la más dulce voz que pude entonar, esperaba no sonar amenazadora después de que hiciera eso. Di un paso hacia atrás y me relaje un poco, dejado que el peligro se desvaneciera, por lo menos de mi parte.- El día que nos encontramos dijiste que querías saber cosas de mi... ¿Qué cosas deseas saber de mí, cariño?- Musite con cortesía, distrayendo mis pensamientos benévolos hacia otro objetivo.

Me llamó mucho la atención la forma en que me alejó de ella, la comprendía, seguro era difícil estar al filo de la ventana.
-Pues en verdad tengo curiosidad en tí, tu persona. No comprendo por qué el día que nos conocimos llevabas lentes, y menos si tienes pupilentes.- Al menos me imaginaba que eso eran sus ojos, pupilentes, para mí no cabía otra idea, sólo alguien tendría ese tono con pupilentes. -Dime, no logro comprenderlo.- Cerré la boca intentando acercarme un poco a ella. Puse una mirada de dulzura convincente y traté de percibir de cerca la mirada tan cortante que ella tenía. -¿Puedo ver tus ojos de cerca?- Pregunté. -Antes de que me hagas otra amenaza inutil. Sabes que no puedo controlarme contigo junto a mí.- Eso almenos era cierto, no me podía controlar con el aroma ensonderecedor que ella tenía.

Me detuve justo frente a sus ojos, observando con necesidad encarcelada. Me alejé, le tomé la mano, fríamente suave, y le dí un giro, como bailando, para observar su hermoso atuendo, era encantador, en verdad estaba de sobra la sencilleza y la hermosura que ella tenía al portar esas ropas, totalmente sencillas, pero totalmente bellas.-¡Qué bella estás hoy, Kath, aún más que ayer y menos que mañana!- Dije pronunciando un cumplido que ni yo mismo entendía del todo.

La incredulidad inundo mi semblante. Parecía que el chico era adicto al peligro. Ponía, peligrosamente, su inconclusa vida en juego.
Me quede parada mirándolo a los ojos, clavándole una mirada fría. Me desagradaba que pusiera nuestras vidas en riesgo. Mientras él se inundaba de dulzura y se acercaba hasta poner su rostro a la altura del mío. Trataba de encontrar alguna señal de que yo usara pupilentes, una búsqueda que hacía en vano, ya que ese era mi nuevo color de ojos.
No conforme de tener su rostro tan cerca del mío, con su calidez y aroma bailoteando a mí alrededor, tomo una de mis pétreas manos, tan frías como el hielo, y me giro sobre mi misma, deleitándose con mi perfecta figura. Sonreí con dulzura a su cumplido.
Puse mi mano sobre su cintura y comencé a rodearlo, sin despegar mi mano, pese a que tenía sopa podía sentir un poco de su calor corporal y el latido de su corazón. Me detuve en su espalda y puse la otra mano sobre su hombro para impulsarme y estar a la altura de su oído.-Quieres saber demasiadas cosas de mí, y eso pone en riesgo tu vida... Creo que estas consciente de ello.- Murmure cerca de su oído, absorbiendo una vez más su exquisito aroma.- Mis ojos eran de un café oscuro... Pero eso hace tantos años, no tienes ni idea de cuánto ha pasado desde entonces.- Musite en el mismo murmuro y me aleje de él.
Comencé a caminar en dirección al auto de Matthew con pasos lentos. Mire sobre mi hombro y le dedique una sonrisa pícara.-Si me acompañas a dar un paseo te puedo cumplir dos deseos. El primero es subirte a esta cosa, y el segundo contestar todas tus dudas sobre mi.- Seguí caminando hasta el asiento del piloto.

Podría jurar que deseaba comerme en ese momento, aún no estaba seguro, pero mis ideas vagabundeaban entre que sí y no era un vampiro, tenía la misma duda con Luna, Roberto, Max, Sendra, y Franco; aunque era tonto, todos tenían el parecer en la piel, petrea y nivea, totalmente inhumano e imposible, almenos para algo natural.
Escuché lo que Kath me decía. Mientras ella avanzaba hacia la puerta del conductor me puse a pensar: ¿A qué se refería con "pero eso hace tantos años"? Me limité a preguntar. -Disculpa, Kath, espero y no te ofenda, pero...- Me puse a dudar un momento, mi curiosidad iba más allá de lo prohibido, o almenos grosero. -...¿qué edad tienes? Me refiero a, ¿cuántos años tienes con ése color de ojos?- Me ví insultando a la belleza misma, que idiota me sentí.

Sin dudar a la oferta que ántes me había hecho, subí al carro, cuidadosamente cerré la puerta, hablé en voz alta, intentando asegurar un tono de felicidad e intriga:-Y...¿a dónde me llevará esta hermosa dama?-

Subí al Mustang negro, donde estaba impregnado el dulce aroma mentolado de Matthew por todo el pequeño lugar. Encendí el automóvil y este ronroneo tan suave que podría arrullarme, pero no dormirme. La canción "The Swan Lake" de Tchaikovski sonaba a todo volumen, recordándome aquella época donde la había compuesto y puesto su obra en escena, para ese entonces yo ya era un vampiro.
El chico subió unos segundos después y tuve que bajar el volumen a un tono que solo se escuchara como música de fondo, para que así él pudiese escucharme bien, por mi parte lo escuchaba perfectamente. Ahora su aroma enervante plagaba el lugar, sin dejar rastro del de Matthew. Había escuchado ambas preguntas. ¿Qué edad tengo? Te triplico la edad, Ray...Y a donde iremos, no tengo idea. Dije en mi fueron interno mientras hacia una mueca de total disgusto.
Mire el parabrisas en gesto pensativo, existían demasiados lugares a los cuales podía ir, el primero era mi casa que se encontraba a escasos minutos del instituto, pero no deseaba encontrarme con ese lugar tan desolado. La segunda opción me convencía aún más. Podía conducir hasta New York, pero eso estaba hasta el otro lado del país, tal vez un vuelo.- Demos una vuelta hasta New York, esta cosa la puedo dejar aquí... ¿Conoces New York?- Pregunte con una sonrisa mientras lo miraba de soslayo.- ¿Cuantos años tengo con este color? No lo sé, quizás unos ciento diez y nueve o más, de verdad he perdido la cuenta.- Musite con tono desenfadado mientras ponía los seguros a la puerta y arrancaba en dirección al aeropuerto más cercano.
Ahora ya no existía el tiempo de arrepentirse ni de darse la vuelta atrás, la pagina ya había pasado y seguiríamos adelante.

Estaba totalmente atónito, me sentía la comida en plato de oro, luego de eso me sentí atónito y sin palabras, ¿había escuchado bien?, ¡ciento diez y nueve años?
No pensaba en otra cosa, sólo ideaba la forma de acercarme a sus labios sin que se perturbara.

Luego de que me revolviera la cabeza más pude conseguir formular una respuesta a sus preguntas. -No, no conozco New York, me gustaría conocerlo. La única pregunta es si me lle varás en avión, no llevo ropa, dinero, maleta, nada; ¿no crees que necesite algo de eso?- Mi voz sonó tan insegura y dubitativa, seguro estaba de que no me retractaría, pasara lo que pasara no me podía negar a lo que ya había aceptado.

Conducía a una velocidad exagerada, saliendo por el pueblo, me agradaba ir a esa velocidad no a una lenta que me demoraría más.
Despegue mis ojos de la carretera y le clave la mirada a Ray, quien se veía completamente sorprendido. Enarque una ceja y sonreí, tal vez lo había asustado con mi comentario, que para los de mi especie era de lo más normal.-No te asustes, corazón, tu pediste la verdad y ahí la tienes.- Dije en todo divertido.
Luego solté una carcajada llena de diversión al escuchar lo que musitaba, tan preocupado. Como dije, el dinero no era ningún problema para mí, ni la ropa ni la estancia. Para eso estaba el departamento de Matthew, el dinero de mi tarjeta de crédito que siempre cargaba solucionaría lo demás.- Y claro que necesitas todo eso, pero no hay problema... Todo se soluciona con el insignificante dinero, y yo tengo bastante, así que no te mortifiques por ello.- Canturreé mientras acariciaba su cálida mejilla.

// Off rol: recuerden que en este espacio estan en el estacionamiento del Instituto, no en la carretera. O Modifican el post o lo borran y hacen un nuevo post en otro lado.
Tambien recuerden avisar cuando terminen para que las administradoras cerremos el rol.
Al proximo aviso baneo... evitenlo.