Roma, hermoso lugar. (Mañana nublada. Katherine, libre)

Me encontraba en Roma, la estupenda capital del país mas hermoso de Europa.
Era muy temprano, y la neblina se dispersaba por todo el lugar. Caminaba por las calles de piedra, la arquitectura del lugar era tan vieja pero tan hermosa. Los faroles iluminaban no demasiado por la densidad de la niebla.
Llegue hasta la 'Fontana di Trevi' y coloque mis manos sobre la baranda. Agache la cabeza y me quede allí. Pensando.

Sali sin previo aviso de Forks, Marie podia sobrevivir sola por unos dias, no le haria daño mi ausencia. Los dias se volvian cada vez mas largos y monotonos, llenos de simplicidades e incomodidades, por lo menos esta vez no me habia encontrado con la barbie y con ningun Cullen y aun asi no podia respirar la paz, mi paz que tanto deseaba y que Matthew habia robado y ahora se reusaba a devolvermela.
Escapar de Forks era mi unica salida. Ahora iria a Roma, por lo menos ahi tendria paz y si llegaba aquel vampiro ladron tendria que enfrentarlo.
La calma me inundo en cuanto pise Roma por la mañana, tan nublada y lugubre. Camine por las calles con la mente totalmente en blanco, solo me dejaba llevar por mis pasos a la direccion que fuera. Algo llamo mi atencion, un olor conocido, lo segui hasta que lo vizualice. Parecia una perfecta estaua, sin hacer ni un movimiento tan absorto en sus pensamientos.-¿Necesitas algo de compañia?.-Musite con una sonrisa en mis labios, postrandome a su lado y recargandome en el barandal.

Estaba con la mente en blanco, calmo. Era estupendo.
Mientras veía el agua en aquella fuente y mi reflejo era reflejado, sentí un aroma hermoso, un aroma que no me cansaba de oler.
Una figura se coloco a mi lado. Aquella hermosa mujer de París. Esa mujer que tan bien me hacia.
Katherine, tu compañía siempre es necesaria.- dije sonriendo.
¿Como has estado?- me preguntaba que hacia ella aquí. En Roma.

Su voz penetro en mi cabeza resonando como una dulce melodía, que bien podía iluminar mi día y mi eternidad y de la cual jamás me cansaría de escuchar. Voltee para encontrarme con sus ojos, perdiéndome completamente en ellos. Me encantaba que el mundo y el tiempo desaparecieran cada vez que me encontraba cerca de él. Dmitry era como la medicina que aliviaba el dolor que causaba Matt, ese virus nefasto.-No muy bien, pero estar cerca de ti siempre es rectificante.- Musite casi en un susurro.-¿Y tú qué tal? ¿Qué te trajo aquí?-Pregunte llena de curiosidad

¿Porque no muy bien?- mi mano recorrió su gélida mejilla.
Yo hasta recién estaba bien, ahora, estoy perfecto.- dije sin sacar la sonrisa de mi cara.
Vine simplemente porque quería conocer el lugar. ¿Y vos? ¿Que te trae por aquí?.
Mi mirada estaba clavada en sus hermosos ojos rojos, esos ojos que tanto me gustaban.

Espero unos segundos y luego contesto.
Hiciste bien.- dije agachando la cabeza mientras cerraba los ojos.
Parece que Matt es del tipo de persona que no puede estar quieto mientras su amada, o eso parece, sale por ahí a hacer sus cosas. -Eso esta mal, es peligroso.
Bueno, ahora no estas con el, estas conmigo preciosa.- dije sonriendo mientras que con mi mano libre la tomaba de la cintura.- Eso es lo que importa.

Su hermosa sonrisa pondría feliz a cualquiera, era perfecta. Apoyo su cabeza sobre mi pecho y acaricie su mejilla con sumo cuidado.
Buen punto.- dije refiriéndome a su ultimo comentario.- Demos una vuelta.
Mientras caminábamos debía reducir la medida de mis pasos ya que eran mayores y habría una desincronizacion.

Cuando pronuncio 'Rusia' miles de recuerdos llegaron a mi. Recordaba las charlas con Renesmee Cullen, la semi que ni me podía ver. Y también mi primer día en Forks, donde conocí el aquelarre Cullen.
¿Rusia?, no es muy especial. Es muy parecido a este lugar, demasiado frió y nublado. Pero las mentes rusas son muy cerradas. Muy estructuradas.
Rusia es lo que es debido a la guerra, nunca pudo sanar del todo.
Negué con la cabeza y volví en mi.
¿E Inglaterra? ¿Que me cuentas de ese lugar?

Tras haber cazado un animalejo en Forks, con ayuda y supervisión de Yaeel, me volví desandando el camino que había tomado en encuentro con Katherine. Sabía que le sorprendería verme con los ojos dorados, y le daría una larga y extensa explicación de mi tan repentino cambio de alimentación, pero solo el cambio porque mis pensamientos seguían siendo los mismos de siempre. Me lleve una gran sorpresa al encontrarme solamente con Paula, quien me reprocho haber lastimado a su amiga, tuve que apaciguarla y explicarle mis planes y al final comprendió todo. Me dio el paradero de Katherine, justo como lo había pensado, se había ido de Forks. Huyendo. Escurriéndose con agilidad mientras yo cazaba por ahí, absorto en solo eso: cazar. Pero ya lo había dicho, la buscaría hasta el fin del mundo si era necesario.
Temprano tome un vuelo a Roma e inmediatamente me puse a buscar el olor de Katherine, que ya había memorizado, fue fácil y lo seguí por varios kilómetros a la distancia
Me lleve una no muy grata sorpresa al verla con otro, ese otro que ya había mencionado el día anterior. Pero eso no importaba sino quien era ese otro. Dmitry, vampiro embustero y traicionero, quería ser mi amigo según él y que hacía, robarme a la chica. Una razón más para desconfiar de él y hacer un odio creciendo en mi interior. Decidí que por el momento no los molestaría, vería sus acciones y sus semblantes. Simplemente analizaría. En cuanto se pusieron a caminar yo los seguí por los techos, a una distancia que no me escucharan. Baje en un callejón y salía a la calle, nublada y triste, sin gente alrededor. Me recargue en el muro, cruzándome de brazos, apoyando mi pie en el muro y cerrando mis ojos, a la espera de que se acercaran a mí. Y así lo hicieron, pude escuchar con total nitidez su plática sobre sus países. Ahí era el momento para mi entrada.-Valla que Inglaterra es un lugar hermoso, deberías conocerlo Dmitry.-Musite aun con los ojos cerrados

Mientras caminábamos no pude evitar sentir algo...pero mire a los costados y no parecía haber nada.
Seguí mi camino con Katherine hasta que sonó la voz de ese vampiro tan raro.
¿Debería? En ese caso, con mucho gusto iré.- dije riendo.
Katherine parecía nerviosa. Y entendía porque.
Preciosa, no te preocupes, relájate. No logras nada alterandote.- dije apretando un poco mi brazo en su cintura.
Dirigí mi mirada a Matt y mencione:- Parece que era enserio lo de esa noche en Seattle.- Su olor a vegetariano estaba impregnado en toda la zona. -Como no lo sentí antes.

Abrí los ojos lentamente para encontrarme con los dos vampiros. "ha pero que linda pareja hacen...Desafortunadamente no podrá ser así, no más". Pensé para mí mientras veía el brazo de Dmitry apretar a Katherine a su costado con vehemencia. Mis ojos, ahora dorados, volaron a ver a Dmitry con desprecio y celos, ya lo estaba odiando. Después regresaron a ver a Katherine, que había formulado unas preguntas a las cuales yo les había dado unas respuestas prematuras, la mire con ternura. Pobre de verdad le alteraba perder al tipo que tenía a su lado.-Bien lo sabes cariño, ya te lo había advertido.-Musite con amabilidad. Me encamine para acercarme más a ellos e intentar separarlos.- Yo nunca me ando con rodeos, mi buen amigo Dmitry. Cumplo lo que digo.-Dije con una sonrisa en mis labios, tratando de ser amable y esconder el odio que nacía a cada segundo hacia él.

Sentí el enorme y fornido brazo de Dmitry apretarse más a mi alrededor, sus palabras decían que me calmara pero su acto me decía otra cosa. Era fácil pedir que me tranquilizara ya que no sabía lo que Matt me había advertido un día antes, si lo supiera no tomaría esa actitud tan despreocupada. Mientras me aferraba al solido cuerpo de Dmitry, Matt volvió a hablar con un tono amable.
Me lleve una enorme sorpresa cuando ese vampiro abrió los ojos normalmente rojos y el día anterior negros como la profunda noche. Ahora eran dorados, ese dorado que solo significaba una sola cosa: se había vuelto vegetariano. Sus ojos dorados suavizaban sus facciones, de por sí ya finas, haciéndolo parecer como un ángel, dándoles un toque de ser amable, Cortez e incluso bondadoso. Una imagen completamente diferente a la que presentaba cuando tenía ojos rojos, cruel, egoísta, vanidoso y un sin fin de defectos que se habían diluido como el azúcar en el agua dejando solamente ver las cosas buenas en él. Podría decir, incluso, que se veía más encantador. Pero no solo sus ojos, sus hábitos y su forma de comportarse había cambiado, sino que hasta su manera de vestir, ahora más adecuada a la paz que emanaba su perfecto ser.
Sus ojos dorados parecían derretirse al encontrarse conmigo y se volvían sólidos y fríos al ver a Dmitry, solo había cambiado de apariencia porque seguía teniendo las mismas intenciones de siempre. O tal vez dejaba que mi imaginación diera rienda suelta a mis pensamientos, no lo sabía. Di un paso hacia atrás cuando él se acercó a nosotros. Existían muchas dudas en mi cabeza y no lograba confiar en el por completo.-Lo sé. Y yo ya te dije quién es la que toma las decisiones.- Inquirí con el ceño fruncido y escrutando su rostro angelical.- Por que no mejor nos cuentas el hecho de tu cambio, tan drástico, de dieta.

Matt se acerco con paso decidido hacia nosotros, pero Katherine, retrocediendo un paso, lo freno.
Solo lo escuchaba decir puras estupideces...no me importaba en lo mas mínimo lo que decía, solo me importaba la mujer que tenia al lado mio. Katherine, mi hermosa Katherine.
Aunque la pregunta que había realizado la vampiresa me importaba a mi también, ya que no creía que lo que había dicho en Seattle aquella noche fuera cien por ciento verdad, decidí ignorarla.
Matt, ella tiene razón, la que decide es ella.- dije con tono serio.- No puedes manipular a nadie.
Tome la mano de Katherine y la mire a los ojos.
Katherine,¿Quieres estar con el? Solo porque te amo voy a estar dispuesto a dejarte con esa persona.-dije señalando con la cabeza a Matt.- Solo quiero lo mejor para vos, incluso si eso signifique...abandonarte.

No la obligaría, en eso teníamos razón los tres. Si iba a decidir seria por su propia cuenta, pero seducirla no era ningún pecado mortal. Todo se vale en el amor y la guerra, y yo solamente me estaba dando una ayudita a mí mismo y con la de María Paula, que mejor aún.-Eso lo sé perfectamente, Mía Stella.- Musite con una sonrisa de lado, mientras caminaba para quedar de frente a los dos.
El vampiro ya me caía mal y ahora mucho más. Observe en completo silencio lo que le decía a mi Kathy, declarándole su amor .Puse los ojos en blanco y bufe. Yo no tendría la misma actitud de ese vampiro, simplemente si mi Kathy lo elegía a él, yo pelearía con todas mi fuerzas por arrebatársela por completo.
Cuando termino de hablar yo no podía esperar la respuesta, no lo haría.-Bien, Kathy, mi amigo, el ricitos de oro, tiene toda la razón. Nadie te obligara.- sonreí y la tome de la mano que tenía al aire libre, jalándola para que se alejara del vampiro, cosa que logre con un poco de dificultad.- Y yo no puedo decir lo mismo, no te dejare en paz. Ya te lo dije, cariño, si me tengo que deshacer de él...-Dije con cierto tono amenazante y regresando mi mirada a Dmitry.

Mi intento de cambiar de plática, de distraer los pensamientos de los vampiros había resultado infructuosa. Habíamos llegado a un punto donde los dos me declaraban su amor, Matt lo había hecho un día antes, esa era la ventaja. Mire a Dmitry a los ojos, mi ser estaba lleno de tantas dudas, no tenía ni idea de que hacer, a quien elegir. Sabía que este día llegaría pero jamás que fuera tan pronto.
Me quede con la boca abierta para decir lo que pensaba y me precipitada decisión, que tal vez no era la mejor... ¿O sí? Pero Matt me robo la palabra, adelantándose a los hechos. Sentí su mano fría jalar mi mano desocupada, liberándome de Dmitry y acercándome mas a él. Todo quedo en un total silencio, los ojos rojos de Dmitry se posaban en mí, igual que los dorados de Matt.
Todo en ellos era completamente diferente. Dos polos opuestos. Sin saber cuál sería la mejor opción y no lo decidiría con la presión que ejercían con sus solas miradas.-Yo... no sé...-Dije con la confusión pintada en mis palabras. Jale mis manos, soltándome de los dos. Les dedique miradas confusas, indecisas y di varios pasos atrás.

Me causaba gracia como Matt estaba tan...dispuesto a matarme. No tenia idea de lo que estaba diciendo, me estaba subestimando completamente. Pero lo deje. Si me atacaba, íbamos a ver quien era mejor luchador: esa mugre llamada Matt o un asesino de la segunda guerra mundial.
En el momento en que Katherine me soltó volvió a mi esa sensación de oscuridad que tanto me molestaba.
Si lo prefería a el, me iba a doler. Y demasiado. Pero era lo que ella deseaba, por lo tanto lo aceptaría.
Cruce mis brazos que me quede observando los dos vampiros. Ese Matt era completamente persistente y acosador.

Sabía que la ventaja aquí la tenía yo, no ese mísero vampiro que había huido cobardemente la vez que me lo encontré con Yaeel, sin saber que Yaeel era el ser más pacífico que existía en el mundo y que no metería las manos si llegaba a suceder algo, respetando así mi orgullo.
Sentí esa ansiedad que tanto me agobiaba cada vez que Kathy me rechazaba. La confusión que emanaba era palpable, tanto que me hacia sentir la necesidad de protegerla, correr esa inquietud que la molestaba tanto. Di los mismo pasos que ella había dado para alejarse de nosotros no me importaba el vampiro que se había cruzado de brazos mirándome con desde y arrogancia.-Kathy, cariño...-Musite con preocupación y al estar cerca, acorralada contra el barandal, si poder huir más, la rodee por la cintura y la acerque contra mí, besando su frente y recargando mi mejilla sobre su cabeza.-Creo saber lo que este es para ti... Crees que lo amas, pero mi amor, no es así. Es tu capricho.-Musite con cierta amargura, prefería pensar que estaba encaprichada con él antes que estar enamorada de eso. Era como yo, teníamos ciertas cosas en común. Yo estaba encaprichado con Rosalie y la idea de ser vegetariano para una sola cosa, y Rose era un ingrediente vital para lograr lo que cocinaba.- Eres como yo, no lo niegues. Ambos somos ingleses, tenemos la misma forma de pensar.

Capricho, esa palabra que tanto definía mi carácter, pero sabía cuándo estaba encaprichada y esta no era una de esas veces. Esta vez era otra cosa completamente diferente y que tenía una gran fuerza. Lo que decía Matt solo servía para confundirme más y más, y hacer que me molestara cada vez con él. En algo tenía razón, compartíamos costumbres y podría decirse que hasta la forma de pensar en ciertas cosas, pero no en todo. Estaba lucida, estaba enamorada tanto de el como del otro vampiro.
Seguí mis pasos hacía atrás, asechada siempre por las miradas de ambos, acosada por la presencia de Matt quien acortaba la distancia entre nosotros, hasta llegar al punto en que no tenía otra escapatoria. Sentí sus manos frías rodear mi cintura y sus labios fríos tocar la firme piel de mi frente. Trate de zafarme, quería salir de la prisión que había formado para mí, una vez más, solo que en esta ocasión deseaba correr lejos de los dos.-Suéltame, te lo orden... Por favor suéltame.-Dije, dudando, sabía que si le ordenaba menos me soltaría. Empujaba con fuerza, era en vano, él era más fuerte que yo.-Te lo estoy pidiendo de favor...Suéltame.-Volví a insistir con voz suplicante.

Rei ante su planteo 'Ambos somos ingleses, tenemos la misma forma de pensar'
¿Ahora depende de donde se nace para amar a una persona? Por favor Matt, pensa lo que decís.
Debía admitir que la cercanía de Matt hacia Katherine era molesta para mi, pero en el momento en el que ella comenzó a pedirle que la soltara y este no lo hacia, mi enojo creció a un ritmo enorme.
Me coloque entre los dos vampiros y los separe, expulsando al vampiro unos metros, se notaba que Katherine no podía sola, y era lógico, Matt tenia mas fuerza de lo que aparentaba, pero no era nada del otro mundo, es mas, era débil en comparación a mi.
La señorita esta pidiendo por favor que la sueltes..- dije fulminando con la mirada al descontrolado vampiro.

Lo que pensara o no pensara. Lo que hiciera y dejara de hacer el vampiro me tenía sin importancia alguna. Simplemente era irrelevante, un adorno más en la calle semivacía. Sentí las manos de Katherine empujarme, pretendía mantenerme lejos de ella. Lo haría con todo el gusto del mundo, mis manos comenzaban a dejar de ejercer aquella presión poco a poco. Ese desquiciado loco se adelantó a todos los hechos, sin siquiera detenerse a pensar lo que podía pasar, las consecuencias que traerían sus estúpidos actos irracionales.
La enorme mano del vampiro me empujo varios metros atrás, era de suerte que no hubiera humanos a estas horas de la mañana sino se hubieran exaltado de ver volar a un "hombre". Cuando aterrice lo mire con desprecio, ya estaba colmado el vaso de mi paciencia no soportaría otra de sus estupideces. Le enseñe los dientes y le gruñí, la ira me envolvía en una capa roja. Como un volcán colapsando, llevándose toda mi paz y tranquilidad.-Ten por seguro que te arrancare la cabeza la próxima vez que me vuelvas a tocar.-Dije en tono amenazante.-En cuanto a ella, es mía y no pretendo dejar que te la lleves así como así. Tengo el derecho de hacer lo que se me antoje, idiota, tú no me mandas. Ahora aléjate, no te quiero ver cerca de Katherine.-Musite volviendo a caminar con decisión en dirección de ellos.