Sangre, hermosa sangre. (Tarde nublada, Nessie)

Hacia no mucho había cazado, pero de todos modos sentía la necesidad de hacer correr sangre.
Caminaba por las desoladas calles de Forks, esperando encontrar alguien, conocido o no, para asesinar.
Iba tan concentrado en mis pensamientos que no me percate que detrás mio había un pequeño niño.
Voltee y lo observe. No tenia mas de diez años, su piel era tersa y su aroma exquisito.
Tenia una bolsa con diversos productos, por lo visto, lo habían mandando a comprar.
Reí y me dirigí hacia el.
Cuando me vio a los ojos, pareció notar que algo malo le iba a suceder. Quedo estático y las lagrimas comenzaron a caerle de los ojos.
Lo tome de sus hombros y con un rápido movimiento le clave mis filosos colmillos en su tierno cuello.
Se sentía tan rico, tan hermoso, tan saciante. Nunca había probado algo parecido.
La bolsa del niño quedo tirada en el suelo y unas cuantas frutas se desparramaron por el piso.
Solté al pequeño y di media vuelta, y para mi sorpresa había alguien conocido ahí.

Sonrei, peor por dentro me sentia la más criminal de todas, la basura más inmensa. Pero al mismo tiempo jamás crei que llegaria a tanto, al extremo que con solo esperar un tiempo a unos cuantos metros tuviera la oportunidad servida en la mesa. No crei que seria capaz de hacerlo, pero la advertencia que habia recibido no era solo palabras, él era distinto, la sangre era lo unico que le importaba y acababa de firmar su sentencia de muerte.
La calle quedó desierta en el barrio más porbre de Forks, y me acerqué a él de forma decidida y firme, sin reproches, sin preguntas. El cuello del niño se quebró bajo su enorme mano, la cual no dejé de mirar mientras caminaba.
-Te lo advertí- fue tan.. actuado, tan criminal como la pelicula más mafiosa de lo humanos. Parecia Akasha siguiendo a una de sus presas, porque dejé que todo el instinto me consumiera y salté con un gruñido en su espalda y tomé su cuello entre mis manos, quebrandolo con un movimiento feroz que parecia no provenir de una niña tan inocente. Sus huesos se quebraron al unísono y la sangre comenzó a brotar de él, mientras yo solo podia ver su cadaver ya muerto porque era mi deseo darle fin a todo aquello. Arranqué con mis dientes su hombro izquierdo, él no se defendia pero no podia evitar no tener compasión por él, aunque sabia que si quisiera podria terminar con mi vida. Mis colmillos desgarraron su piel y el sonido fue como el aceró quebrándose, como una masa de metal siendo destrozada.
La furia, la sangre, el odio... estaba consumida por aquellos sentimientos irritantes que me oscurecían el alma y me nublaban la vista. Tal vez lyuego me arrepentiria, pero en este momento, ver su cadaver entre mis manos solo me hacian sonreir.

Soy feliz. Soy feliz pero me odio a mi mismo, odio mi vida, y quiero morir.- era lo único que pensaba.
Renesmee se dirigía hacia mi con paso decidido. Salto a mi espalda, se notaba que no sabia lo que hacia, sus movimientos eran toscos y lentos. Podría haberme defendido si quisiese, ¿pero quien mejor para asesinarme que mi gran amiga Nessie? Sentía como se desgarraba mi cuerpo, como se destrozaba, pero...eso me gustaba, me calmaba.
Estaba decidido a morir aquella noche. A dejar todos esos recuerdos atrás. Sabrina, Katherine, Matt, Franco, Anya, Rosalie, Alice, Isabella, toda esa gente que había conocido en este lugar. Y todo lo que dejaba en Rusia. Todo desapareció.
Gracias.- Fue lo ultimo que pensé hasta que vino a mi esa oscuro vació que todo lo consumía.

Aunque la furia me consumia no pude evitar que una lagrima se me escapara cuando salté hacia adelante y quedé frente a él. En su sonrisa habia plasmada una sonrisa sincera y un rostro terso que solo expresaba satisfacción. Lo tomé fuertemente por sus mejilas, que ahoran parecia separarse de un cuerpo que se desplomaba a mis pies.
-Lo siento...- lo que decia era sincero, en verdad odiaba que las cosas allan terminado de esa manera. Cuando lo conoci, con esos ojos acaramelados y esa actitud protectora no podia dejar de pensar en lo maravilloso que podria ser, pero el dolor que me habia causado luego transformar esa primer admiracióna odio por mis principios... Lloré por dentro todo lo que por fuera no me lo permitia el enojo, y al instante que la sangre se volvió más espesa y su cuerpo cayó al suelo acerqué su rostro al mio y besé sus labios frios que ahora estaban completamente manchados de la sangre del niño inocente.
Una niña despidiéndose de alguien que no solo no veria más, si no que deberia incinerar junto al otro cadaver como si fuera algo normal. Lo odiaba pero sabia lo que debia hacer. Saboree la sangre en mis labios y solo me dejé caer al suelo, manchando cada parte de mi cuerpo con el liquido rojo que se desparramaba en la vereda, juntando fuerzas para continuar con lo que vendria ahora.