Tretas bien hechas. (Rosalie, Libre. Tarde Nublada)

Con el irritante encuentro con Katherine y Dmitry, donde las cosas se habían tornado difíciles y algo complicadas. Conforme transcurrían los minutos y con la repentina llegada de Rosalie exigiendo una explicación a mi cambio de dieta. Con las atenciones que le bridaba a ella provocando los celos y furia de Katherine. Tras todo eso ahora caminaba con paz y tranquilidad por la calles de Roma, ya muy distante del lugar de los hechos.
Las calles comenzaban a llenarse del bullicio de las personas y sus vidas ordinarias, tan monótonas y aburridas. El cielo seguía lleno de nubes, escondiendo al astro rey, ahora podíamos caminar con todo el gusto del mundo si correr riesgos de sospechas sobre nuestra naturaleza y que ponían en riesgo nuestras vidas. Mantenía fuertemente el brazo de Rosalie aprisionado por entre el mío, no se iría fácilmente. No tenía escapatoria, ahora estaba ahí y ahí mismo se quedaría, en mí compañía.
El silencio reinaba entre nosotros dos, sentía el enojo y frustración que ella emanaba de su perfecto ser. Tenerle sin explicaciones le irritaba por completo, aunque no era debido hacerle ninguna explicación, tenía que dárselas, ganármela era mi objetivo principal. Aunque tuviera que seducirla, ella terminaría haciendo lo que mi voluntad dictara al pie de la letra.- Rose, amor, ¿Aun sigues enojada?- Musite con una sonrisa en mis labios, pero con tono totalmente serio.

Estaba demasiado tranquilo el día, algo tenía que pasar. Bufé sin consideración de mi acompañante. El sol casi había caído por completo y los humanos comenzabas a ocupar su tiempo, algunos entraban en sus casa y otros salían a divertirse. Yo podría estar haciendo cosas más útiles y productivas pensé. Matt, me tenía sujeta por el brazo, Medí la distancia que había hasta un lugar seguro en donde no hubiese personas que pudieran meterse en mi camino; una pequeña corrida, doblaba en la esquina y robaba algún auto. Un plan simple. Pero... no podía escaparme, era demasiados y estaba esparcidos por todos lados, Malditos humanos...
Caminamos en silencio por las veredas de una calle antigua, las luces comenzaban a encenderse una por una, y parecía caer la noche con más rapidez. Su perfume exquisitamente fresco era imposible de eludir, por lo que furiosa como me encontraba a causa de su poca explicación aguanté la respiración. No quiero ni olerte, tonto.
El viento apenas movía mi cabello suelto, pero el miedo de que se me arruinase me persiguió por nuestro paseo, cuando de pronto su voz profunda y completamente sedosa rompió el hielo que se había formado y me hizo olvidar el temor. Lo escuché atenta y luego, dirigí mi mirada directo a sus ojos dorados... -No, estoy completamente feliz y contenta de verte- Mentía descarada, con sarcasmo. -No me llames así... seguro TU Kathie se enojará- Sonreí igual que él.

Sonreí de lado y alce una ceja al escuchar el tono con el que me hablaba, total sarcasmo destilado desde el fondo y claro que seguía molesta, pero eso duraría muy poco.- Rose, linda, eso es una total mentira. Ella no es mi novia y mucho menos mi dueña. Si se enoja ni modo, ella decido que fueran así las cosas.- Dije riendo y con cierto toque de amargura ya que la cruel realidad me golpeaba de lleno.
Sentía tensa a Rosalie, tal vez pretendía escapar, si era así sus intentos serían completamente innecesarios e inútiles, le podía alcanzar con facilidad.
Ahora debía ganármela de nuevo, esta falta de desconfianza no me ara de gran ayuda. Me quede en silencio un rato más sopesando las ideas que me ofrecía la baraja que tenía a mano. ¿Por dónde ganarme la confianza? Recordé momentos, todos los que viví en el momento en que me envolví con tal vampira y sus alrededores, su familia sus amigos... ¡¡¡Bingo!!! Rápidamente di con el clavo que sería de gran ayuda en la situación- ¿Cómo es que esta la encantadora Renesmee?- Pregunte con toque de preocupación y curiosidad.

Ese hermoso vampiro me estaba subestimando. No podía negarlo, me impactaba con gran furor, pero sabía perfectamente que le pasaban cosas aún con Owen. Era inutil que pelee, me serené y dejé que fluya la conversación con gracia. -No me niegues que no te importa, por favor.-lo miré con mis profundos y hermosos ojos dorados directo a sus pupilas del mismo color, fijó y con delicia transaparente. -...Por favor si?- Le sonreí con entusiasmo; su distracción me sirvió para soltar mi brazo de la prisión que significaba el suyo, ya que, utilizaba demasiada fuerza para mi gusto. Mis pasos seguían el compás de una canción que sonaba en mi mente, ignorando al chico que me subestimaba sin siquiera considerar la idea de una explicación acorde a mi persona... Oh dios.... que suplicio. -Nessie?- Mi pequeña, su cara vino a mi mente como una estrella fugaz, así de rápido y así de hermosa -Ella sigue como siempre, hermosa, rebelde... -Suspiré, y acomodé mi cabello con delicadeza sobre mis hombros, mi perfume francés me abrazo y no pude más que mostrar el placer... -No me distraigas cariño... sé puntual qué sucede? qué sucedió? qué pretendes? Por qué la dieta?... y lo más importante...-ME paré en seco con la vista baja -Qué te sucede con Katherine?

La vampira era hermosa e inteligentes, difícil de subestimar y de contrariar, no era como Katherine la pintaba dentro de su imaginación. Absurda y superficial, todo lo contrario. Eso me causaba un regocijo y un reto al mismo tiempo, ahora yo debía de ser más audaz, astuto, que ella.
Nos miramos una fracción de segundo, donde sus ojos se volvían suplicantes a la verdad, a la pura y superflua verdad que colmaba mi ser de delitos cometidos y por cometer. Deje que su encanto me dejara plasmado, envolviéndome en una capa extraña que me atraía hacia ella cada segundo. Entrecerré los ojos, frunciendo un poco el ceño y me pase una mano por el cabello despeinado. ¿Quería la verdad? Pero no podía decírsela toda, podía hacer pesquisas de mis planes y no quería que así fuera. Tarde unos segundo en contestar, dejando que mi mente trazara un plan, la treta en la que debíamos caer ambos... O todos. Desvié la mirada, viendo el vacío, nada solo tenía la vista perdida por encima de su cabeza dorada.
Exigía saber de mis asuntos personales con Katherine, nada más. Dejando en segundo plano mi pregunta y su respuesta sobre Renesmee, algo totalmente fútil de mi parte. Volví mis hermosos y perfectos ojos dorados para tratar de encontrarme con los suyos, pero estos miraban al suelo. Rehuía mi mirada.-Tienes razón debo decirte la verdad Rosalie, es por eso que estamos aquí.- Musite con seriedad y calma. Tome una gran bocanada de aire, inhalando su perfume caro proveniente de alguna perfumería de París.- Pretendo cambiar, ser alguien de bien. Es por eso que cambie de dieta, y soy un vampiro viejo por tanto puedo controlarlo, no es la primera vez que me veo con un par de ojos dorados, ya en otra época los poseía.- Tome otro tiempo para contestar lo más fatigante del asunto. Katherine.- Katherine... Si me importa, es una mujer excepcional, cierto, pero tiene sus pros y sus contras. No me sucede nada con ella. Katherine es una mujer difícil y desconfiada. Tiene una armadura forjada en hierro solido impenetrable, incluso para mí. Ahora parece que está enamorada de ese vampiro llamado Dmitry....-Fruncí el ceño y cerré los ojos. El dolor se hacía presente, me comía vivo. La cruel realidad no era más que esa, el estúpido vampiro tenía su corazón, salió victorioso y triunfante, gozando de su felicidad. Mientras yo podía vivir infeliz dentro de mi suplicio.- Quisiera poder olvidarla, no sabes cuánto lo deseo. No quisiera saber de ella, pero es omnipresente, dondequiera que voy esta ahí.- Musite mientras volvía a abrir los ojos, ahora podía sentir el dolor reflejados en ellos, tan palpable e insolente.

No podía mirarlo a los ojos, simplemente baje mi vista y lo escuché con detenimiento palabra por palabra, cada tono que usaba cada simple cambio en su voz me alertaba. -Comprendo...y hasta lo considero una buena idea- le dije sonriendo, pero sus explicaciones no cesaron y continúo. Parte por parte, creo que hasta podía sentir lo que sentía él. Pero un pequeño detalle llamó mi atención al momento que concluyó. Dejé que esa brisa se posase en nosotros mientras que un silencio perezoso se interponía en nuestro camino. No había algo más horrible que eso, por lo que sin vacilar proseguí. -Se siente extraño escuchar explicaciones, no lo crees?- si, sonaba algo fuera de lugar, como si no hubiese prestado ni una mínima pizca de atención, pero la verdad era que estaba comenzando a darle su anestesia -La primer parte es una buena elección supongo, es tuya...la respeto- le sonreí sin vergüenza y luego mi vista se dirigió al frente mientras las palabras seguían saliendo de mi boca.-Pero, me dijiste que no sentías nada por Owen y luego que no la podías olvidar... no comprendo sinceramente esa parte. Te estás contradiciendo cariño.- No pude evitar reirme. Él especulaba con mi paciencia... Suspiré con fuerza, cerré mis ojos por un micro segundo y clasifiqué uno por uno todos los aromas que sentía a una velocidad increíble. Agua, tierra, perfumes, el cemento de edificios, y el dulce olor de los humanos que lo opacaba todo.A decir verdad, no eran muy delicioso, pero era una forma de relajarse para poder pensar con claridad. Me paré en seco frente a él mi mano subió hasta su mejilla con una delicadeza impecable, tierna. Seguí con la vista la linea de su trayectoria y al verlo lo sentí perfecto. Él era perfecto... -No me conoces... pero, hay algo que sumamente valoro y es el amor que siente una persona por otra. Si de verdad amas a Owen como delatan tus palabras, no juegues conmigo... porque, podrías salir lastimado cariño. Además ¿por qué negárselo a ella?Suena cruel...- ¿Qué me pasó por la cabeza para decirle eso a ese vampiro extravagantemente hermoso?...Simple, no existía en el mundo entero belleza que supere a la mía por lo tanto ni siquiera él era digno de mí. o si?

Katherine, Katherine, Katherine ¿Acaso no existía otro tema que no fuere ese? El dolor me embriagaba, dejando huellas por donde pasase y fugándose hasta el centro de mi ser. Mi corazón muerto e impenetrable aun sentía los atisbos y punzadas de dolor que significaba hablar de ella.
Ahora todo lo veía desde otra perspectiva... estaba en una total musaraña, donde todo me confundía del todo, completamente todo. Mis explicaciones me hacían ver el mundo real, en el que estaba viviendo cada insignificante segundo de una inmortalidad y eternidad. Quisiera ser un maldito humano. Esos seres afortunados podían acabar con su insulsa y patética vida en un instante, si yo fuera humano ya me hubiera muerto y con tanta felicidad de no seguir esta vida tan crucial.
Me quede pasmado en el mismo lugar, en los pies me habían salido raíces. Estaba totalmente ensimismado con ese hilo de pensamientos tan extraños y nunca antes vistos dentro de mi cabeza. Salí de si cuando escuche la voz de Rosalie, apoyando todo cuanto pudiera. Sonreí con amabilidad y le alcance a pasos deliberadamente lentos y llenos de pereza, metí las manos a las bolsas de mi pantalón y mire al suelo. -Tienes razón, dije que no me interesaba, eso ocurrió en el pasado. Ahora es diferentes, me lastima, no sabes cuánto. Y ella ya tiene a su estúpido vampiro de cabellos rubios y musculatura increíble. Ella es de Dmitry.- Musite frunciendo el ceño y fulminando al suelo. Odiaba a ese vampiro, si estuviera muerto yo viviría un regocijo inimaginable.
La delicada y nívea mano de Rosalie se posó en mi mejilla pálida. Alce la vista para encontrarme con sus ojos dorados y llenos de ternura, transmitiéndomela a mí. Sonreí un poco más y pose mis manos sobre sus mejillas pálidas y perfectas. Sin pensarlo siquiera acerque mi rostro al suyo. Mis labios rozaron breves instantes los suyos, mantenía los ojos cerrados.- Sabes que jamás haría eso. Katherine dejo pasar su oportunidad.-Musite en un susurro apenas audible para luego besar sus labios finos y perfectos.

Su piel sedosa y tersa bajo mi contacto se sentía tibia y magnifica. Parecia tener enfrente al más delicado bebe que jamas haya visto. Yo lo observa mientras su mirada se perdía en algún punto de las piedras bajo nuestros pies y sus palabras escapan de su boca con ¿dolor?. estaba a punto de caer, lo único que deseaba era abrazarlo para que se sintiera mejor, aliviarlo. Pero, algo me frenaba: Owen, era un suplicio. Sobre gustos no hay nada escrito...pensé, no estaba mal Dmitry, pero lo sentía algo trastornado, o esa era la impresión que me habia dado cuando lo conocí. Aun, mucho más sombrío que Jazzper. Pero una sonrisa lo transformó cuando realmente sintíó mi contacto inosente. y desvió mis pensamiento...-Así esta mejor- le dije susurrando mientras agradecía su súbita sonrisa.
Luego, la lejanía se acortó y sus grandes manos tomaron mi rostro con determinación y a la vez con cuidado. Sus labios frescos rozaron los míos y no intente nada en contra de la correspondencia, lo besé yo también con suavidad. Pero se alejó de mi para susurrarme. ¿Yo... era una oportunidad más? Entonc.... Pero sus labios callaron las palabras de mi mente con la misma facilidad que calló las que saldrían por mi boca. Rodeé su nuca con mis brazos y no me negué. Ya lo había olvidado todo...

Mi inocente beso no fue mal correspondido, claro ¿cómo negárseme? Duremos así durante quien sabe cuánto tiempo. Sus tiernos y finos labios que se tornaban cálidos sabían como a la dulce miel. Me aleje de ella con un gran esfuerzo, inhalando el aire que se concentraba a nuestro rededor, su aroma envuelto con el mío hacían un perfume sensacional agradable. Sin igual. Abrí mis ojos y le dedique una sonrisa torcida. El ambiente se había tornado diferente, ahora era menos pesado, fluía de una manera pasiva y relajada, incluso con calma.
Ahora un borbotón de sentimientos me hacía presa de la confusión, una confusión extraña. Aun así podía sentir un alivio calmar el gran dolor que me causaban los agravios de Katherine. Bueno ahora que se aguante, escogió a ese vampiro que parece un trastornado mental, pensé para mí. Era cierto, lo parecía por completo, era un pobre diablo que no valía mi tiempo ni mis pensamientos.-Quisiera que tú me ayudaras a aliviar ese dolor que me provoca la vampira.- Musite en el mismo susurro que el de anterioridad.

No, no, no...! Protesté en mi interior cuando se alejó de mi, a pesar de haberlo echo subitamente lento y sin pesares. Ese vampiro hacía que pierda la razón. Bajé la vista para poder concentrarme, respiré con pereza, lentamente. Sus manos fuertes aún se encontraban mis hombros y sentía el calor vivo de su fuerza vampírica. Sin duda, eramos perfectos. Bufé al comprobar la lejanía inútil en ese momento, pero parecía meditar o relajarse por lo que no acoté ninguna queja. Los segundos pasaban, la noche caía más y más con delicadeza y un silencio nocturno comenzaba a embriagarnos cuando de pronto, su voz lo rompió de un golpe, sin vacilar.
Me perdí en sus ojos, mientras hablaba claramente...-En realidad no soy muy buena consolando a las personas cariño. Nunca pude.- Sonreí con desagrado ante la "torpeza"... Pero, sin previó aviso me acerqué nuevamente hacia él. Y, con una leve inclinación rocé mis labios con los suyos. Fresco, eso sentía al besar su boca. Ese vampiro era menta pura... y me hacía perder la cordura. Mis manos subieron hacia su cuello, entrelazándose, acariciándolo...Eres mío, solo mío... Inhalé con fuerza al saborear su boca, y me alejé de golpe del aletargado ensueño -¿Responde a tu pregunta cariño?- susurré a su oído con voz sedosa, completamente irresistible, como lo era yo.

Sentí la llaga abrirse paso con deliberada lentitud, los momentos de silencio eran abrumadores y me hacían perder la poca cordura que me quedaba. Si decía que no a mi súbita proposición acabaría hecho añicos, todos mis sentimientos se destruirían y derrumbarían como una ciudad después de un sismo estremecedor, el daño, quizás, seria irreparable, no planeaba dejarme derrotar tan fácilmente, seguiría mi camino ya predestinado.
El tiempo se estaba volviendo perezoso y Rosalie podía quedarse pensativa por la eternidad. Suspire, embriagándome una vez más con su aroma agradable y dulzón, ese que hacía que mi alocada cabeza diera vueltas desenfrenadas. En un momento, en el cual yo me encontraba totalmente perdido, en el cual ya debía abandonar mis ilusas esperanzas ella reacción, tan veloz, con una sagacidad increíble sus labios volvieron a rozar los míos. Mi sonrisa se hizo más ancha y mis manos correspondieron a sus cintura fina y perfecta, tal y como lo era ella.- Eso creo.- Musite con dulzura mientras volvía a posar mis labios sobre los de ella.