Ruptura de soberbia o de la raza (tarde soleada. Leo Lutz, libre)

Cisne negro, una inmensa isla en medio del Atlántico donde la mano del hombre no parecía tener fuerza, ya que la selva crecia impetuosa bajo los mantos del cielo azul y los animales eran más habitantes que cualquier humano que residiera allí. Había llegado al lugar para pasear un poco, ya que antes de irme a vivir a La Push, ese territorio era uno de mis favoritos para pasear y descansar, ya que en la zona no se registraba apariciones de vampiros o hechos similares. Bajé de la lancha que me acercó al cálido olor a tierra y tomé un pequeño camino de piedras y ramas hasta la cabaña en la que ya me habia registrado, abriendo la puerta con la felicidad plasmada en cada una de mis células, el sonido a soledad y belleza, unos días de descanso antes de meterme de lleno en todos los temas que tenían que ver con la manada, los vampiros y las muertes. Dejé el bolso cerca de la puerta y salí de nuevo camino al océano, al agua cristalina que rodeaba el lugar y lo aislaba de todos los males, de toda cosa negativa que arruinara el aura del lugar. Respiré hondo toda aquella humedad, aquel calor proporcionado por el sol inmenso, aquella vegetación de la selva… todo era un perfecto equilibrio de armonía y naturaleza. Me senté en la fina arena amarilla a observar sin interrumpir con pensamientos o palabras aquel paisaje.
¿Tan loca y perseguida estaba? ¿Podia aquel aroma que la brisa primaveral me había traido ser cierta? El tan temido hedor para mí se extendía por entre los árboles con firmeza e incluso parecían llegar hasta mi apropósito. ¿Me estaba buscando o era simple curiosidad que el aroma de un depredador estuviera en esa isla sin antecedentes de esa raza? Me paré y tensé los músculos, mientras la furia contenida se exparcia en mi cuerpo, peor mi mente controladora y lógica aun me controlaba, retrasando la transformación y solo esperando a que la criatura aparezca.

Llegue a parar a una bella isla cuyo nombre desconocia en absoluto pero sin duda era hermosa, encontre a lo lejos a dos personas, a un tipo que era como mayor de 60años y a una joven de unos 20 oh 25, lo mas seguro esque fuera su amante , al parecer los dos se ncontraban perdidos con un yate costoso y destruido y ambos con telefono celular en mano querian pedir ayuda.
Fui hasta ellos, y les ayude a acabar mas rapido su desesperacion en un abrir y cerrar de ojos, una buena comida por hoy ya habia terminado.

Despues de desechar los cadaveres lejos, me propuse a caminar un rato hasta que pude percibir un olor, parecido al del tipo que andaba con la chica Nessie. Me lo tome con calma y fui hasta aquel lugar, hasta encontrarme con una bonita chica en posicion de ataque. Le sonrei.
-Uhhh soy inocente..- dije sonriendo poniendo mis manos hacia arriba

Mi cuerpo estaba congelado, bajo el sol maravilloso y pacífico, pero fue inevitable que cada una de mis células se paralizaran. No por miedo, no por cómo no saber como actuar, solo por el hecho de que allí, enfrente mio halla un vampiro carnívoro, en el lugar menos pensado, esa idea era completamente absurda. Era un joven de cabello negro y ojos rojos brillantes, que llevaba una sonrisa divertida en su rostro por la broma que me hacia. Desprendía olor a sangre, fresca y joven. Abrí mi boca para demostrarle que su presencia no me atemorizaba, pero mi mente recalculó todo en un instante.
Él no tiene idea…
Relajé mi postura y al contrario, giré el rostro curiosa y mis ojos fueron inocentes, como mi voz.
-Disculpa… escuché ruidos y crei que era uno de los tipos que llevaba horas siguiéndome…- no sabe lo que soy, aunque sienta mi aroma si nunca conoció un lobo no será capaz de llegar a la conclusión, y eso me dará tiempo… ¿Por qué matarlo sin razón, enfrentarme a él, si ni siquiera sé que hace aquí? Tal vez.. tal vez la conversación con Nessie y Jacob me halal dejado algo y pueda intentar retrasar mis instintos asesinos para comprobar que no todos están perdidos. Odiaba, pero en verdad odiaba lo que estaba haciendo. Me costaba más que evitar al transformación, pero por una vez cambiaria el destino de mi rutina, no bajaría la guardia, solo usaría una táctica sencilla para ver que aprendía con aquello. Pero no podía evitar al repulsión que sentía hacia la criatura que parecía alardear que acababa de matar a un humano, por lo que miré hacia el agua y solté por lo bajo una disculpa- No quise ocasionarte lios, al fin de cuentas debes ser un turista que ha venido aquí a relajarse, como yo..
Volví mis ojos hacia él e hice un esfuerzo sobre humano para sonreirle y seguir con el juego de una insulsa e inocente humana.

- No volveras ah molestarte por aquellas personas...- le dije tratando de no hecharme a reir en ves de eso solo le sonrei al parecer la chica no sabia que yo tenia mas informacion de la que ella creia.
Ya que actuaba de una forma taaan inocente habia dos posibilidades: oh asi era oh era un engaño.
Cualquiera que fuera la opcion correcta, debia enterarme del porque.

- No me ocasionas ningun lio, al contrario un gusto en conocerte... mi nombre es Leonardo Lutz.- le dije ofreciendole mi mano en tono agradable, siempre aunque se tratara de una victima bueno casi la mayoria de las veces, al principio me comportaba con una buena actitud.

-Jajaa claro un turista que nisiquiera sabe el lugar donde se encuentra...- le dije amablemente, manteniedo la sonrisa en mi rostro.

Parecia completamente divertido, sonriendo con cada vistazo qu eme hechaba y palabra que pronunciaba, seguramente con doble sentido. La lucha en mi interior para no acabar con él inmediatamente continuaba, peor explotó cuando extendió su mano ahcia mi a pesar de la distancia que nos separaba y se presentó de forma amable.
El panico me invadió, pro primera vez en mucho tiempo una situación me petrificaba de esa manera. Di un paso hacia atras instintivamente y pude ver que aunque continuaba mi juego del turista, la reaccion le sorprendió y se visualizó en sus ojos.
-Disculpa, estoy enferma y es demasiado contagioso...-estúpida, que mentira menos creible... ¿Por qué justo hoy no funcionan mis neuronas? Tragué saliva y lo miré algo nerviosa, pero al menso eso podia justificar mi temperatura desmesurada. El vampiro continuaba alli, desconociendo mi naturaleza, y yo, desconociendo mi propio plan. ¿Por qué hacia aquello? En sus ojos tenia la muestra de la muerte fresca, ¿por qué no acababa con él? ¿Intentaba convencerme a mi misma que existian tipos buenos aunque maten personas?
Mis manos volaron a mi cabeza por la jaqueca que mi indecicion ante ese vampiro me estaba ocacionando, y quedé en silencio mientras él esperaba aun mi presnetación.
-En verdad lo siento, no suelo actuar asi, mi nombre es Sabrina Licardi...- mientras decidiera que hacer mantendria la farsa y veria por uan vez como salia romper los esquemas.

Se nego rotundamente a estrechar mi mano argumentando que estaba enferma. Eso era algo bastante estupido ni ella se creia una sola de sus palabras. Se notaba bastante precavida, bastante alterada, bastaen confundida. Me hubiera gustado saber en ese momento que ocurria.

Arquee una ceja ante su explicacion sin mucho sentido. Era algo preocupante a pesar de los minutos en lo que la acababa de conocer.

-Aunque no me quieras saludar dandome pretextos esta bien no importa, pero haber se puede saber de que estas enferma?..- le dije sonriendole.

-Oh mejor te dejo pensarlo a ver que se te ocurre..?..- dije con una risita viendola con picardia.
-Jaja Sabrina no te asustes, no te hare daño...- le dije con amabilidad en ese momento mi intencion no era matarla, sabia que no era humana pero ya habia atacado lo suficiente por este dia como para ponerme ah pelear con alguien que para mi criterio se notaba agradable. Me quede serio en ese momento.

-Ah que le temes en realidad?.- le dije con seriedad pero manteniendo mi tono amable.

Aunque tenia la mirada enfocada en la arena a msi pies pude ver cuando él, aun con su mirada clavada en mi, demostraba con sus gestos faciales que no creía mi explicación. Abrí la boca para argumentar que no tenía porque desconfiar de mi, pero su voz resonó entre risas y de forma continua, evitando que yo pudiera siquiera pensar como retrucar sus preguntas. Luego algo llamó mi atención y olvidando mi dolor de cabeza levanté mis ojos esmeraldas hacia él y dejé caer mis manos a ambos lados de mi cuerpo.
¿A qué le temía? ¿Si le temía a él? No definitivamente mis tartamudeos y explicaciones estúpidas para mantenerlo alejado de mi no eran precisamente por miedo si no porque quería demostrarme a mi misma que podía ser coherente y no solo instinto como Jacob había asumido. ¿Creía que no podía controlar mis instintos? Clavé mi mirada en sus ojos rojos brillantes, inyectados en sangre fresca y joven, que también se olia en su piel, en su esencia.
-No te temo-dije secamente, riéndome- solo que desconfío de tus intenciones…- miré hacia atrás, al ancho océano azul que se extendía como una masa fuerte y misteriosa, y volví hacia el vampiro, caminando con paso seguro pero sin apresurar, acortando las distancias y así sintiendo ese aroma tan desagradable de naturaleza muerta y fría, con sangre, con odio, con desprecio…- Asi que dime, realmente ¿Qué haces en está isla?

-Es bueno desconfiar, al fin de cuentas te soy un perfecto extraño y tu a mi tambien...- dije aprobando su comentario.

Me quede mudo ciertos instantes observando aquel hermoso lugar que desconocia un poco pero a la vez me resultaba taan... familiar, quiza habia estado aqui antes en mi otra vida oh que se yo, ya ah medida de que recorriera el ugar tal vez lo sabria.

-Realmente no te tengo una respuesta, tal vez el destino me guio ah conocerte tal vez no lo se..- le dije sonriendo insinuadramente.

Pareció cambiar de actitud por un momento, pasando a ser un simpático muchacho que ya no buscaba sobrarme o enfrentar cada una de mis palabras. Me acerqué a él incluso con su olor desagradable quemando mis fosas nasales, pero él solo miró el océano como yo lo habai hecho antes, tal vez buscando respuestas.
Pasé el peso de un pie al otro mientras miraba con extremo odio su rostro pálido y perfecto, con la perfección estampada de una obra de arte...
¡No! -me detuve- ¿En qué estas pensando?
Pero en ese momento que negaba como una niña chiquita ese pensamientos, y mi pelo volaba por el aire bajo el tenue sol, su comentario me atrapó y aquella sonrisa se clavó en mis pupilas.
No le creas... solo quiere beber tu sangre. Es una trampa...
Que extremista que era, o queria saltar a destrozarlo parte por parte; o me perdia en cada gesto de su belleza sobrehumana.
-El destino no existe.... los caminos se cruzan porque está escrito, por un proposito definido -pensé en mis dientes de loba mordiendo su cuello y no pude evitar sonreirme, per estaba demasiado cerca de él y el aroma a sangre invadió mi mente con asco.-Entonces... Leo, ¿piensas quedarte un tiempo en esta isla?
Lo dije esquivando su cercania, mis pensamientos, su aroma, mis prejuicios...